El contraste de la despedida de Mijail Gorbachov entre Occidente y su patria, en Rusia, fue claro. Mientras el Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, apareció rápidamente a ofrecer sus condolencias y asegurar que fue “un hombre de una visión notable”, su contraparte rusa, encarnada en Vladimir Putin, se demoró más de 15 horas en publicar la declaración donde expresaba sus condolencias.
En el documento, Putin aseguró que el líder soviético fallecido a los 91 años había tenido un “gran impacto en el curso de la historia mundial”, ya que “comprendió profundamente que las reformas eran necesarias” en el contexto de la Unión Soviética de los años 80, quienes sufrían graves problemas políticos, sociales y económicos. Para cuando Gorbachov estaba en el poder, el actual mandatario aún era parte del servicio de seguridad del KGB.
Pese a su reconocimiento, en el pasado Putin calificó el derrumbe de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) como “la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX”, lo que, sumado a críticas tanto de políticos como de civiles al interior del país, muestra la ambivalencia de la figura de Gorbachov en la Rusia actual.
Dudas sobre un funeral de Estado
Defendido por algunos, pero también atacado por otros, los siguientes días serán claves en la manera en la que Gorbachov será conmemorado dentro de Rusia. Sin embargo, los antecedentes hacen que no sea clara la respuesta.
Fue el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, quien instaló la duda al ser consultado por periodistas sobre la realización de un funeral de Estado en honor al político, al que se atribuye el fin de la Guerra Fría, comúnmente asociado a su salida de la presidencia de la URSS el 25 de diciembre de 1991. “Todavía no hemos tomado ninguna decisión. El día ha comenzado y hace falta tener un poco de paciencia”, dijo Peskov durante la mañana del miércoles.
En una acción ilustrativa de la diferencia entre los antiguos líderes soviéticos, la hija de Gorbachov y el portavoz de la Fundación Gorbachov, Pavel Palazchenko, anunciaron que el funeral se realizará el 3 de septiembre en el famoso Salón de las Columnas, dentro de la Casa de los Sindicatos de Moscú, informaron agencias rusas. Mismo lugar donde el cuerpo de Joseph Stalin fue exhibido tras su muerte en 1953.
La agencia de noticiar RIA afirmó, citando a Palazchenko, que la ceremonia sería organizada por el servicio de protocolo de la administración de Putin, agregando que “no hay información sobre si esto se considera un funeral de Estado o no”.
Sin embargo, Gorbachov no será enterrado en la necrópolis ubicada a un lado del Kremlin, junto a los máximos exponentes de la Unión Soviética en la Plaza Roja, incluido Lenin. El cuerpo del que fuera el último líder de la Unión Soviética será ubicado en el cementerio Novodevichy de Moscú, dijo la agencia de noticias TASS, mismo lugar en el que se encuentra su fallecida esposa, Raisa Gorbachov.
Una figura gris
Su lugar en la historia como ganador del Premio Nobel de la Paz en 1990 tras ayudar al fin de la Guerra Fría, el papel que cumplió en la caída del Muro de Berlín en 1989, el derrumbe definitivo del antiguo Bloque del Este con la pérdida del control de Moscú sobre Checoslovaquia, Rumania, Bulgaria y la implementación de las famosas reformas que liberalizaron económica y políticamente a Rusia, son algunas de las obras que le recriminan.
Peskov también dejó claro ese espacio gris que ocupa Gorbachov en la política rusa actual al afirmar que este último “quería creer sinceramente que la Guerra Fría terminaría y que daría paso a un período de romance eterno entre una nueva Unión Soviética y Occidente”, catalogándolo como idealista.
“Este romanticismo resultó ser erróneo. No hubo ningún período romántico, no se materializó una luna de miel de 100 años, y se demostró la naturaleza sanguinaria de nuestros adversarios. Es bueno que nos hayamos dado cuenta a tiempo y lo hayamos comprendido”, agregó el portavoz de Putin, según Reuters.
El propio mandatario ruso criticó indirectamente a Gorbachov en el pasado por no comprometer explícitamente a Occidente a no expandirse hacia el este con la OTAN, afirmó The Associated Press. Tema que generó fricción durante años entre ambos bandos y que luego estalló con la invasión rusa a Ucrania en febrero de este año.
El jefe de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara Baja rusa, Leonid Slutsky, describió a Gorbachov como “el político más notable de su tiempo”, pero también como un personaje “contradictorio” que permitió con sus reformas hacer “el juego a los que intentaban borrar a la URSS del mapa mundial”, detalló la misma agencia de noticias.
Sergei Mironov, líder del partido Rusia Justa, dijo que “fue como un soplo de aire fresco, encarnando las esperanzas de cambios colosales”, pero manteniendo la tónica de la ambivalencia. Agregó que sus decisiones políticas llevaron a “la pérdida de un gran país”, lo que se transformó en una “tragedia para generaciones de rusos”.
Otros políticos fueron más allá con las críticas. Desde Rusia Unida, principal partido pro Kremlin, Oleg Morozov dijo que el fallecido exlíder de la Unión Soviética debió haberse “arrepentido” antes de morir de los errores que perjudicaron a Rusia. “Hay una coincidencia mística en el hecho de que Gorbachov fallezca en el momento de la operación militar especial en Ucrania”, apuntó Morozov.
La relación entre el legado del líder soviético y la actualidad militar rusa fue descrita por Clara Ferreira, columnista sobre asuntos exteriores de Bloomberg como “deshecha”. “El legado del último líder soviético, fallecido a los 91 años, quedó en gran parte deshecho por dos décadas de Vladimir Putin. Ahora, una guerra demoledora en Ucrania es su réquiem sombrío y sangriento”, escribió.
“Para los de línea dura y los vinculados a los servicios de seguridad, como lo fue y sigue siendo el Presidente Vladimir Putin, Gorbachov fue el hombre responsable de la pérdida de un imperio”, agregó. Esa visión nacionalista aún se puede observar en parte de la ciudadanía, como pudo recoger Reuters al consultar sobre el legado que dejaba atrás el político fallecido este martes.
“A fines de la década de 1980, nos pareció que era alguien que cambiaría la Unión Soviética en el buen sentido”, dijo Vladimir Kalintsov, residente de Moscú. “Al final, sin embargo, resultó ser alguien que derrumbó la Unión Soviética... y eso condujo a muchas guerras en las antiguas repúblicas soviéticas”.
Larisa Kalashnikova, también de Moscú, dijo tener “una visión negativa de él. Hizo mucho daño a nuestro país”. Por el otro lado, Oleg Tikhomirov, ciudadano de San Petersburgo, se mostró agradecido con Gorbachov. “Creo que fue el más amable y humano de todos nuestros presidentes y nos dio libertad, algo de lo que activamente no tenemos suficiente ahora”, consignó Reuters.
Una encuesta realizada por el Centro Levada en 2018 reveló que cada vez son más los ciudadanos que sienten nostalgia por la URSS. En dicha ocasión, cerca del 66% de las personas consultadas afirmó lamentarse por la disolución de la Unión Soviética, pues lo asocian a “la pérdida de prestigio internacional y cuestiones de identidad nacional”, dijo a Reuters Karina Pipiya, psicóloga del centro.
En la vereda política contraria, Alexei Navalny, opositor ruso encarcelado, celebró la figura de Gorbachov, asegurando que él liberó a los presos políticos en su época. “Estoy seguro de que su vida e historia, que fueron fundamentales para los acontecimientos de finales del siglo XX, serán evaluadas mucho más favorablemente por la posteridad que por sus contemporáneos”, dijo Navalny a través de Twitter, por medio de un mensaje publicado por sus aliados.
La muerte a los 91 años de Gorbachov, una de las figuras políticas más importantes de la Rusia contemporánea, pone en alerta a las autoridades justo en el momento en que el país lleva a cabo una invasión a gran escala. Acción política y militar que, según analistas, se contrapone precisamente al legado del antiguo líder soviético.