El vendaval Trump en sus primeras tres semanas en la Casa Blanca
![U.S. President Donald Trump departs for Palm Beach, Florida from the South Lawn of the White House in Washington](https://www.latercera.com/resizer/v2/C5ANNESE2MCOR4K5XO7M3QW6CM.jpg?quality=80&smart=true&auth=62078900d9cb4cc212e8c52af7ebc50706e4f25dab37c719a590d8ef74e8cdf1&width=690&height=502)
Con más de 50 órdenes ejecutivas despachadas desde su asunción, el presidente norteamericano se encumbra como una de las administraciones que más instrumentos de este tipo han firmado en el inicio de su gestión. La polémica propuesta de Donald Trump de que EE.UU. tome control de la Franja de Gaza “al término de los combates”, desplazando a los más de dos millones de palestinos que viven en el enclave, no ha hecho más que confirmar el inicio recargado de su segundo gobierno.
En la política estadounidense, especialmente en la de las últimas décadas, la figura de la orden ejecutiva (OE) se ha convertido en una herramienta comúnmente utilizada por los mandatarios entrantes para plantar una bandera diciendo: este será mi sello, y estos son los ejes que cambiaré nada más llegar a la Casa Blanca. Por eso no es extraño ver una serie de decretos y cambios importantes en los primeros días de una nueva administración. Pero Donald Trump, electo por segunda vez para dirigir a Estados Unidos, llevó el concepto a un nuevo nivel.
Fue el 20 de enero pasado cuando asumió la presidencia del país norteamericano, cambio de mando marcado por su retorno tras cuatro años de gobierno demócrata de Joe Biden, y el magnate republicano no dejó espacio a las dudas: sacudiría el escenario político inmediatamente. ¿Cómo? Mediante las órdenes ejecutivas. Es por eso que en su primer día batió por un amplio margen el récord previo de firmas en las primeras 24 horas en la Oficina Oval, y despachó 26 de ellas.
Nadie podría acusarlo de hacer algo fuera de lo prometido en campaña y ante el propio Congreso. El 8 de enero, días antes de asumir, reveló a los republicanos del Senado que tenía un plan para firmar cerca de 100 órdenes. Hasta ayer llevaba 54 en total, y en sus redes sociales ya anunció que la próxima semana añadirá una nueva contra las bombillas de papel -”DE VUELTA AL PLÁSTICO”, escribió en redes sociales-.
En entrevista con La Tercera, Randall Calvert, profesor emérito de Ciencias Políticas de la Washington University en St. Louis (WUSTL), planteó que “Trump ha producido muchas más órdenes ejecutivas en sus primeros días que cualquier otro presidente anterior, y muchas más que al principio de su primer mandato. En el primero Trump pasó por varias rachas de alta producción de OE, más a medida que pasaba el tiempo, y terminó produciendo más que la mayoría de los presidentes en un solo mandato”. En concreto ya ha firmado más OE que cualquier otro mandatario en sus primeros 100 días desde que el presidente Harry Truman selló 57 en ese período.
Las temáticas abarcadas en las medidas ya ejecutadas son amplias. Ha declarado una emergencia nacional para reforzar la frontera, asegurando que “la soberanía de Estados Unidos está bajo ataque”; ordenó la limitación del derecho de nacionalidad por nacimiento si la madre está “ilegalmente en Estados Unidos y el padre no es ciudadano estadounidense o residente permanente legal en el momento del nacimiento de dicha persona”, o si su permanencia es “legal, pero temporal”, lo que fue bloqueado temporalmente por la justicia por ir contra la 14° enmienda de la Constitución, y destinó cupos de secretarios que cumplen funciones del gabinete y de directores de agencias a lugartenientes de confianza del mandatario, como se ve en la creación del Departamento de Eficiencia del Gobierno (DOGE), cuyo objetivo será reducir los gastos del gobierno bajo el liderazgo de su aliado Elon Musk.
![¿Qué significa el triunfo demoledor de Trump para Elon Musk?](https://www.latercera.com/resizer/v2/ASSZW6QWUZBSDHA3BWZPNLFVZA.jpg?quality=80&smart=true&auth=aaebf54749306fd18da9dbbca946611fb6b466cc8837e77175db9d0f940d935f&width=790&height=390)
La mención al magnate dueño de Tesla y X no es azarosa. El politólogo William B. Allen, profesor emérito de la Michigan State University, planteó que “el uso de la orden ejecutiva refleja sin duda el estilo de gestión de Musk. Sobre todo cuando se trata de una fuerza de trabajo hostil o indispuesta a cooperar con la dirección ejecutiva en funciones”.
La lista sigue, pasando por el retiro de EE.UU. del acuerdo climático de París; la búsqueda de la explotación petrolera; la salida de la Organización Mundial de la Salud, y la eliminación de las políticas de igualdad de género impulsadas por Joe Biden. Una de las últimas ocurrió el martes, cuando la Casa Blanca anunció que el país se retiraba del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, y que no continuaría financiando a la UNRWA, la agencia que presta servicios a los palestinos en todo Medio Oriente. Todo esto, momentos antes de reunirse con el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu.
También se insertan aquí las tarifas económicas que le han servido como moneda de cambio -o como herramienta de coerción, dependiendo del punto de vista- para negociar con otros países. Respecto a ellas, Allen recordó que durante la primera administración de Trump, este “utilizó los aranceles como herramienta de negociación, lo que fue evidente en las relaciones con China, especialmente en las comerciales agrícolas”.
En línea con su “fuerte compromiso con el comercio y la reciprocidad legal”, continuó, también cree que Trump “encuentra en los aranceles una forma eficaz de presionar por la reciprocidad entre los gobiernos”.
![U.S. President Donald Trump meets with Japan's Prime Minister Shigeru Ishiba at the White House](https://www.latercera.com/resizer/v2/QDB7Y7OL4TTPZE3LOP25ZG7RAM.jpg?quality=80&smart=true&auth=a972e6a0ded7832baf1246f3b3b29dcb808dce4f352e1aa4648be1d3c7ac823e&width=790&height=527)
Ante el variopinto abanico de tópicos, vale aclarar qué es una orden ejecutiva. Se trata de una directiva oficial del Presidente de EE.UU. que obliga a actuar al gobierno federal bajo determinados lineamientos, y si bien tiene fuerza de ley, no es una ley ni necesita aprobación del Congreso.
Las OE se aplican a las instituciones o a las agencias federales. Por ejemplo, la orden que puso en jaque la ayuda monetaria a organismos humanitarios de todo el mundo estaba dirigida al Departamento de Estado, símil de la Cancillería en Chile.
Sus limitantes, por tanto, son que no pueden utilizarse para crear nuevas leyes ni pueden transgredir a estas mismas. Tampoco pueden ser inconstitucionales, y el Congreso podría aprobar leyes que las anulen, siendo este el órgano que podría imponer trabas a su utilización.
En última instancia, señaló Randall Calvert, “una OE no puede sustituir a una ley. No es en ningún sentido un medio para que un presidente gobierne por decreto, sin necesidad de legislación del Congreso”.
Eso sí, aclara que “por lo general los tribunales y el Congreso han dejado más margen al presidente para innovar en los ámbitos en los que tiene una responsabilidad especial: las relaciones exteriores, por ejemplo”.
¿Cantidad igual profundidad?
En total, el republicano ha aprobado 54 OE en tan solo tres semanas de gobierno. Durante la campaña presidencial de 2024 ya lo había adelantado. En este segundo mandato sabía a lo que se enfrentaba de antemano, por lo que actuaría rápido. Y al comparar los inicios de sus dos administraciones, queda en evidencia que la diferencia es mayúscula.
Cuando llegó a Washington en 2017, en los primeros 21 días de gobierno se registraron 12 órdenes en comparación con las 54 actuales. Al contrastar con su predecesor -y sucesor-, Joe Biden, el demócrata aprobó nueve en su primera jornada como mandatario, mientras que 30 llevaban su nombre en las tres primeras semanas.
De todos modos, la cantidad no siempre se traduce en un efecto severo en la vida cotidiana de los estadounidenses. Otras, sí.
Randall Calvert aseguró a La Tercera que “el volumen tiene un significado limitado”. “Por un lado, es un intento de demostrar una actividad energética” durante su segundo mandato. Pero, por el otro, se puede leer como lo “serio de su intento por deshacer muchas de las acciones basadas en OE del presidente anterior”.
En esa línea, “el volumen es sin duda un indicativo del gran esfuerzo realizado antes de la toma de posesión de Trump por grupos privados que tratan de promover los objetivos expresados por el mandatario, especialmente el programa Proyecto 2025 emprendido por la Fundación Heritage. Tenían muchas de estas OE listas, al menos en forma de esbozo, antes de la toma de posesión de Trump”, explicó Calvert.
![FILE PHOTO: U.S. President Trump signs an executive order in the Oval Office, at the White House](https://www.latercera.com/resizer/v2/3O7KU34FJNWNU6JZUDANSEDB6M.jpg?quality=80&smart=true&auth=e4b9b728a899bd8979f9b1a5a54d66b13c722c2343713ac2e3fe0183cfe2b699&width=790&height=527)
Pero, más allá del número, también importa el impacto. Para Calvert, “el contenido de las OE es más importante, independientemente de las cifras. Y hasta cierto punto sospecho que esta producción temprana de borrar las de la pasada administración ha sido impulsada por el creciente estancamiento en el Congreso y la consiguiente tendencia de los presidentes a tratar de lograr objetivos políticos sin una nueva legislación real, utilizando únicamente la acción ejecutiva”, añadió.
Similar piensa Justin Fox, académico de Ciencias Políticas de la WUSTL, quien dijo a este periódico que “las órdenes ejecutivas pueden tener un gran impacto en el gobierno federal. Ejemplos de OE de gran impacto son la 11246 de Lyndon Johnson, relativa a la discriminación positiva en el gobierno federal, o la 12291 de Ronald Reagan, que exige que todas las normativas propuestas que puedan tener un gran impacto económico se sometan a un análisis de costos y beneficios antes de su aplicación”.
Sin embargo, continuó, “no todas las OE tienen el mismo efecto profundo, por lo que el mero recuento del número de un determinado presidente puede no ser indicativo del impacto de un determinado presidente en el funcionamiento del gobierno federal y, por ende, de las consecuencias en la población”, cerró.
William B. Allen señaló que “el uso en los primeros meses de gobierno de Biden superó todo el uso anterior de las OE, tanto para deshacer el trabajo realizado previamente por Trump como para iniciar políticas -como las protecciones a transgéneros- que no podían lograrse legislativamente. En comparación, Biden emitió un total de 162 órdenes ejecutivas durante su singular mandato, y 67 de ellas (el 41%) han sido revocadas por Donald Trump”, añadió.
El huracán Trump
El vendaval que Trump trajo consigo en sus primeras tres semanas de esta segunda administración no se limita a las órdenes ejecutivas. Prueba de ello fue el terremoto que esta semana causó su propuesta de reasentar a los palestinos de la Franja de Gaza y que esta “sería entregada a Estados Unidos por Israel al término de los combates”, como dijo el jueves.
Anna Jacobs, del think tank International Crisis Group, dijo a France 24 que las declaraciones de Trump “desestabilizarán aun más la región y alimentarán el sentimiento antiestadounidense, en particular en Arabia Saudita”. Y añadió: “Está haciendo que la normalización saudita-israelí sea más difícil, no más fácil”.
![A view shows destroyed buildings, amid a ceasefire between Israel and Hamas](https://www.latercera.com/resizer/v2/VZQTG6QVAPOZSJ5OML6GMNFFZA.jpg?quality=80&smart=true&auth=2c2c3f9d5cb17e61c968524e836f5519fbfa9fb435d6a00fb5c1f41b47fce03a&width=790&height=527)
El columnista de The Wall Street Journal Karl Rove señaló en un texto del citado periódico que la “furiosa actividad” del mandatario “ha contribuido a dar la imagen de un líder resuelto que impulsa su agenda. Esto se ha traducido en sus mejores cifras de aprobación de la gestión: el 50% de los encuestados aprobaba su actuación hasta el domingo y el 41,7% la desaprobaba, según la media de 538 encuestas recientes”.
En su primer mandato, continuó, “nunca había alcanzado esa cifra. Pero también es la aprobación inicial más baja para cualquier presidente desde que comenzaron las encuestas en la década de los años 30, excepto para el Trump de 2017″.
Aunque también hizo una advertencia: “Todo presidente tiene un mandato, por estrecho que sea su margen de victoria. Pero no todo puede hacerse mediante órdenes ejecutivas. Un futuro presidente puede deshacerlas fácilmente. Para dar permanencia a su programa, Trump debe convertirlas en ley”, escribió.
Si bien reconoce que “ha empezado con buen pie”, también pondera que el “actuar solo por orden ejecutiva” debería acabar. “Hay que empezar a trabajar duro y en serio. Los partidarios de acabar con el ‘Estado profundo’ deben demostrar ahora que pueden unir al país y gobernar”.
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