El agua del embalse de una represa ucraniana rota sigue siendo bombeada a la central nuclear de Zaporiyia para refrigerar los reactores y otras zonas, aunque los niveles alcanzan valores que antes se consideraban imposibles, informó este jueves el organismo de control atómico de la ONU.

La central, ocupada por Rusia desde los primeros días de su invasión el año pasado, puede recurrir a otras fuentes de agua cuando el agua del embalse deje de estar disponible.

El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) informó de que entre estas fuentes se encuentra un gran estanque de refrigeración situado sobre el embalse, con agua para varios meses.

“En estas difíciles y desafiantes circunstancias, esto está proporcionando algo más de tiempo antes de cambiar posiblemente a suministros de agua alternativos, incluyendo el gran estanque de refrigeración junto a la planta”, dijo el jefe del OIEA, Rafael Grossi, en un comunicado.

Grossi repitió advertencias anteriores de que la situación de seguridad en torno a la central de Zaporiyia “sigue siendo muy precaria y potencialmente peligrosa”.

La destrucción de la represa de la central hidroeléctrica de Kajovka, también bajo control ruso desde los primeros días de la invasión, ha inundado poblaciones aguas abajo, obligado a miles de personas a abandonar sus hogares y provocado importantes dificultades medioambientales.

Rusia y Ucrania llevan más de un año acusándose mutuamente de bombardear y poner en peligro la seguridad de la central de Zaporiyia. Cada parte ha culpado a la otra de la rotura de la represa de Kajovka.

El OIEA declaró el martes que había agua suficiente para refrigerar la central nuclear durante meses.

Grossi tiene previsto visitar la central de Zaporiyia la próxima semana, su tercera visita a las instalaciones desde la invasión rusa de febrero de 2022.