Después de que la selección española anotara el gol de la victoria en la Copa Mundial Femenina, el jefe del fútbol español, Luis Rubiales, levantó el puño en el aire y se agarró la entrepierna mientras la reina Letizia de España y su hija menor de edad estaban junto a él.

Rubiales posteriormente depositó un beso no deseado en la boca de la jugadora Jenni Hermoso en el podio de trofeos. Ahora está bajo una creciente presión para que renuncie en medio de un furor que ha eclipsado la victoria de la selección española.

Para muchas mujeres españolas, el comportamiento de Rubiales les resultaba deprimentemente familiar. Lo inusual, dicen, es que ocurrió en un estadio lleno y fue retransmitido en todo el mundo. El descaro de sus acciones está obligando ahora a un análisis más amplio del sexismo en España.

“Este es un incidente importante, es un MeToo que va más allá del deporte y que pone la violencia sexual en el centro”, dijo en una entrevista Irene Montero, ministra de Igualdad de España. “Fue un beso no consentido que fue visto en vivo por millones de personas. Muchas mujeres se identificaron con ese comportamiento”.

El polémico beso de Luis Rubiales a Jenni Hermoso.

Rubiales dijo que el beso fue consensuado -Hermoso no está de acuerdo- y ha amenazado con demandar a Montero y a otros críticos por calificar su comportamiento como una forma de violencia sexual. Hasta ahora se ha negado a renunciar, diciendo que es víctima de un “falso feminismo”. Su madre fue hospitalizada después de atrincherarse en una iglesia en el sur de España e iniciar una huelga de hambre en su defensa.

La furia pública por el incidente está creciendo. Los partidarios de Hermoso se están manifestando bajo el lema “Se Acabó”, dirigido no sólo a Rubiales, sino más ampliamente al comportamiento sexista en la sociedad española. Miles de personas participaron en una protesta organizada por grupos feministas en Madrid y otras partes de España a principios de esta semana.

Las feministas esperan que la controversia cambie el rumbo en un país con una profunda tensión machista en su cultura, dando a otras mujeres el valor para hablar. Muchas mujeres comenzaron a compartir en las redes sociales sus propias historias de acoso sexual en campos que van desde el periodismo hasta el mundo académico.

Jugadoras de los equipos de fútbol femenino del América de México y del Barcelona de España sostienen una pancarta en apoyo a Jenni Hermoso antes de un partido amistoso en el estadio Azteca de Ciudad de México, el 29 de agosto de 2023. Foto: AP

“El comportamiento de Rubiales está sacado directamente del manual machista. Hay hombres con dinero y poder que creen que pueden hacer lo que quieran”, dice Vanesa Martín Gallego, trabajadora de 37 años de una organización no gubernamental que participó en la protesta de Madrid. “Lo destacable es que ahora la mayoría de la población rechaza este comportamiento. Creo que este caso es un punto de inflexión”.

En España, el machismo estuvo generalizado durante tanto tiempo que se convirtió en parte de la identidad nacional e incluso estuvo consagrado en la ley durante décadas.

Hasta 1975, cuando terminó la dictadura de Francisco Franco, las mujeres estaban sujetas a la tutela masculina y necesitaban el permiso de sus maridos o familiares varones para trabajar o viajar. A las mujeres se les prohibía ejercer profesiones como la policía o la judicatura. También se les prohibió jugar fútbol profesional hasta 1980.

“Fuimos consideradas menores durante 40 años”, dijo Rosa San Segundo, profesora de estudios feministas y de género en la Universidad Carlos III de Madrid. “Aunque hemos recorrido un largo camino, hay un comportamiento de esa época que persiste”, afirmó. “Tenemos un movimiento feminista poderoso, pero también tenemos ese legado”.

La ministra de Igualdad de España, Irene Montero, habla después de una entrevista en la sede del ministerio en Madrid, el 30 de agosto de 2023. Foto: Reuters

Rechazar la cultura machista en el deporte, donde sigue estando muy extendida, envía un poderoso mensaje a las mujeres en todos los lugares de trabajo, dijo San Segundo. El equipo de fútbol femenino “son héroes no sólo porque ganaron la Copa del Mundo, sino porque están allanando el camino para todas las mujeres hacia la igualdad”.

Un país que cambia rápidamente se ha convertido en una de las sociedades socialmente más liberales del mundo, según muestran las encuestas. Los sucesivos gobiernos han aprobado leyes para fortalecer los derechos de las mujeres, desde promover la igualdad de género en el lugar de trabajo hasta endurecer las penas por la violencia contra las mujeres.

Pero persisten poderosas contracorrientes. Una reacción antifeminista ha contribuido a impulsar el ascenso de la extrema derecha en España. Un cartel de campaña reciente de Vox, un partido entre cuyos partidarios se incluyen simpatizantes del régimen de Franco, mostraba una mano arrojando un símbolo feminista en un bote de basura, junto con símbolos de los derechos de los homosexuales y otras causas que rechaza.

Protesta contra el Presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, en Plaza Callao, Madrid, el 28 de agosto de 2023. Foto: Reuters

La dirigencia del fútbol español, dominada por hombres, al principio mostró solidaridad con Rubiales. La federación nacional de fútbol cuestionó la afirmación de Hermoso de que el beso no fue consensual y amenazó con emprender acciones legales en su contra. Altos funcionarios del fútbol nacional aplaudieron a Rubiales la semana pasada cuando pronunció un discurso negándose a renunciar.

Pero el apoyo a Rubiales se está desmoronando. El organismo rector del fútbol mundial, la FIFA, suspendió a Rubiales de todas las actividades futbolísticas durante tres meses e inició una investigación que podría conducir a su expulsión. Un fiscal español abrió una investigación sobre una posible agresión sexual por el beso en el Mundial. El lunes, funcionarios regionales de la federación española de fútbol pidieron a Rubiales que dimitiera.

“El deporte es el último bastión del patriarcado, donde todavía se rige por sus propias reglas”, dijo Mar Mas, directora de la asociación deportiva profesional femenina de España. “Pero no hay espacio para el machismo en el siglo XXI”.