Desde hace 37 años que el venezolano Ramón Agüero (51) trabaja como enfermero en el Hospital General de Lídice Dr. Jesús Yerena y en el Hospital General Dr. José Ignacio Baldó, ambos ubicados en Caracas. Sin embargo, durante los últimos 22 días su labor y la de muchos otros colegas se ha visto interrumpida producto de la profunda crisis que aqueja al sector de la salud en Venezuela y la huelga iniciada por el gremio de las enfermeras, que decidió salir a las calles para exigir al gobierno de Nicolás Maduro que responda a sus demandas.
"Hace poco llegó un paciente con una crisis de asma en muy malas condiciones y tuve la necesidad de practicarle un examen de laboratorio. Pero después de tomar la muestra, desde el laboratorio me dijeron que no tenían los químicos para procesarla. Apenas pude colocarle oxígeno, porque el medicamento que necesitaba tampoco lo teníamos", cuenta Agüero a La Tercera. Pocos minutos después, agrega, "el paciente cayó en un paro cardiorrespiratorio y falleció". "Nosotros estamos preparados para enfrentar a la muerte, pero cuando ocurre en situaciones como esta solo se siente frustración", se lamenta.
La semana pasada, ante la indiferencia del Ejecutivo chavista, la presidenta del Colegio de Enfermeras de Caracas, Ana Rosario Contreras, exigió el cumplimiento de una serie de condiciones para cesar el conflicto que a estas alturas, según medios locales, se extiende a 19 de los 24 estados de Venezuela y al que además se han unido doctores, tecnólogos médicos, nutricionistas, farmacéuticos, fisioterapeutas y empleados administrativos, entre otros. "Si no nos responden y no se mejora el salario ni las condiciones laborales, nos veremos en la necesidad de renunciar", expresa Contreras a La Tercera.
Según la dirigenta, el 60% del gremio de enfermería estaría dispuesto a dejar sus puestos de trabajo de manera permanente, es decir, cerca de 40.000 profesionales. Del total de 110.000 enfermeras, un gran porcentaje ya ha dejado el país debido a la crisis.
"Es vergonzoso"
A juicio de los funcionarios, la situación actual en los hospitales es "deplorable", tanto así que son incontables los casos en los que no tienen capacidad de atender o ayudar a los pacientes.
"Es vergonzoso lo que está ocurriendo, porque la salud es un derecho constitucional", dice Agüero. Y es que, como si fuera poco, han tenido que prestar servicios a enfermos en sillas o incluso en el suelo. "No hay camillas disponibles, los establecimientos están deteriorados. Sin medicamentos ni insumos es imposible. Incluso en ocasiones tampoco hay electricidad ni agua", agrega.
La crisis de la salud se suma a los profundos problemas económicos que vive Venezuela a raíz de una descontrolada hiperinflación. Según cifras del FMI, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) llegará al 14.000% este año, lo que sumado a la escasez generalizada de productos no augura nada bueno.
Las mismas enfermeras que hoy protestan también demandan un aumento en los salarios, pese a algunos cambios impuestos recientemente desde el Ejecutivo. En la actualidad deberían recibir en promedio un sueldo cercano a 20 millones de bolívares mensuales, es decir, poco más de US$ 5. Como referencia, la canasta básica que ronda los 300 millones de bolívares.
"Hemos venido luchando desde el año 2014, pero la situación ha llegado a niveles inaceptables", reclama Contreras, quien aclara: "Esto no es un movimiento político ni partidista. No nos vamos a detener hasta que el gobierno garantice el derecho a la vida y a la salud".
Sin embargo, hasta ahora no ha habido ninguna reunión formal entre el Palacio de Miraflores y los gremios. Razón por la cual la huelga continúa.
A la espera de una solución, funcionarios como Ramón Agüero seguirán viviendo las consecuencias de un país al que considera "en estado de guerra", y esperando que algún día su familia se vuelva reunir. Ello, porque mientras su hija mayor de 29 años, también licenciada en enfermería, debió partir a Perú para ayudarlos, la menor de 19 está pensando en seguirle los pasos tras terminar su carrera de ingeniería.