Un enfermero alemán admitió el martes en un tribunal ser el peor asesino en serie de la posguerra de Alemania, tras haber matado a 100 pacientes con inyecciones letales para poder hacerse el héroe al intentar reanimarlos.
Cuando el juez Sebastian Buehrmann preguntó a Niels Hoegel, de 41 años, si eran válidos los cargos que pesaban en su contra, éste respondió afirmativamente y añadió: "Todo lo que he admitido es cierto".
Hoegel se cubrió la cara con una carpeta de plástico azul mientras la policía y su abogado le conducían hasta la sala del tribunal en la ciudad de Oldemburgo, en el norte del país.
Ya había sido condenado a 15 años de cárcel en 2015 tras ser declarado culpable de matar a dos pacientes con inyecciones letales. En enero, los fiscales presentaron nuevos cargos en su contra por haber matado a otras 97 personas.
La corte dijo en un comunicado que la cifra había subido a 100.
La confesión de Hoegel no pondrá fin al juicio, en el que las familias de las víctimas esperan descubrir más información sobre los crímenes.
"Queremos que reciba la sentencia que se merece", declaró Frank Brinkers, cuyo padre murió por una sobredosis presuntamente administrada por el enfermero. "Cuando finalice este juicio, queremos dejar todo esto atrás y encontrar consuelo".
Los fiscales de Oldemburgo dicen que una investigación e informes de toxicología mostraron que inyectó a 35 personas en una clínica de la ciudad y a otras 62 en otra en la cercana Delmenhorst con medicamentos que podían matarlos.