Tras la sorpresiva renuncia de Jacinda Ardern, primera ministra de Nueva Zelanda, anunciada el día jueves, varias figuras políticas han sospechado que los crecientes abusos y amenazas hacia la líder del Partido Laborista contribuyeron a su dimisión, todo ello acrecentado por las declaraciones de la propia Ardern luego de su anuncio, tras admitir “haber dormido bien por primera vez en mucho tiempo”.
La saliente primera ministra, quien gozaba de un alto reconocimiento y aprobación gracias a sus políticas sanitarias contra el Covid-19 y y a su liderazgo, sufrió un declive en su adhesión con el paso del tiempo y el desarrollo de la pandemia, lo cual se sumó al descontento por parte de grupos antivacunas y pro-armas, quienes comenzaron una ola de protestas y amenazas hacia la premier en 2022.
La carrera de Ardern como primera ministra, junto a su popularidad, gozó de admiración y reconocimiento mundial en sus inicios, lo cual fue desapareciendo a lo largo de tiempo. Siendo electa por primera vez en 2017, con 37 años, ella se convertía en una de las líderes del Ejecutivo más jóvenes del mundo, junto con ser la tercera mujer en la historia del país en asumir el cargo de jefa de gobierno.
Su mandato, que planteaba el concepto de ser “firme, pero amable”, se ganó el elogio internacional gracias a su postura progresista y feminista, junto con su tratamiento de la pandemia de Covid -19 en el territorio, a través de medidas estrictas que lograron las cifras más bajas de contagios y decesos a nivel mundial. Otros hechos, como sus gestos de compasión frente a los ataques en las mezquitas de Christchurch en 2019 y sus avances en la regularización del porte de armas, producto de esta tragedia, marcaron la figura de Ardern como “una líder excepcional”, lo cual ayudó en su reelección en 2020.
Sin embargo, cuando el mundo comenzó a abrirse durante la pandemia, la reputación de Ardern se vio afectada por la lenta reapertura del país, la recesión económica, y la crisis habitacional que azota a Nueva Zelanda desde hace tres décadas, fenómenos que trajeron consigo una baja en la aprobación de la gestión del Partido Laborista, liderado por Ardern, que alcanzó un 33% en 2022, según datos de 1 News-Kantar.
Junto con eso, varios grupos antivacunas y pro-armas empezaron mostrar su descontento con la gestión de la primera ministra, debido a su tratamiento en el proceso de vacunación en el territorio y la regularización del porte de armas desde los atentados en Christchurch. Esto causó una oleada de protestas a las afueras del Parlamento, las cuales escalaron en su violencia de forma progresiva, dando paso a un movimiento anti-ardernista que causó bastante ruido en 2022.
En este escenario, varios políticos de Nueva Zelanda y otras figuras públicas mostraron sus sospechas frente a la razón detrás de la decisión de Ardern de dimitir de su cargo, la cual, según ellos, se habría visto enormemente influenciada por todo el acoso y las amenazas que recibió durante su mandato, entre las que se encuentran manifestaciones violentas fuera del Parlamento, persecuciones en vehículos a la camioneta de la primera ministra, e incluso detenciones a personas por amenazas de muerte a ella y su familia.
Esto, a su vez, coincide con los reportes de la policía de Nueva Zelanda, que indicaron que las amenazas contra la primera ministra se habrían triplicado en tres años, y aunque no se sabe exactamente el motivo detrás de ellas, muchas se vinculaban al movimiento antivacuna.
Helen Clark, quien fue la primera mujer en ocupar el cargo de primera ministra en Nueva Zelanda, comentó sobre la situación que vivió Ardern: “La presión sobre los primeros ministros siempre es alta, pero en la era de las redes sociales, el ‘clickbait’ y las noticias durante 24 horas los siete días de la semana, Jacinda ha sido sometida a un nivel de odio y acoso que para mí no tiene precedentes en nuestro país”, afirmó tras el anuncio de dimisión de la premier.
Por otro lado, la dirigente del Partido Maorí, Debbie Ngarewa-Packer, se lamentó tras el anuncio: “Es un día triste para la política, donde una líder excepcional es llevada a la renuncia de su cargo a causa de la constante personalización y vilipendio”, comentó. “Su whānau (familia) ha resistido los ataques más feos en los últimos dos años, con lo que creemos que es la forma de política más degradante que jamás hemos visto”, añadió.
A pesar de estas sospechas, Ardern aclaró que, aun cuando las amenazas a ella y su familia le habían afectado, no fue esa la razón definitiva que la llevó a la renuncia de su cargo, sino que simplemente consideraba que ya había pasado su momento de gobernar: “Tuvo un impacto. Somos humanos, después de todo, pero esa no fue la base de mi decisión”, declaró durante una conferencia respecto a los abusos y amenazas que enfrentó durante su mandato.
Elección de Hipkins
Después del anuncio de Ardern sobre su dimisión, el Partido Laborista se lanzó de inmediato a la búsqueda de su sucesor. De inmediato, el viceprimer ministro de Nueva Zelanda, Grant Robertson, a pesar de ser la primera opción, decidió descartarse de la carrera por el cargo.
Finalmente, la colectividad oficialista confirmó a Chris Hipkins, de 44 años, como nuevo primer ministro del país oceánico tras la celebración de la votación formal de este domingo, tras ser el único candidato que se presentó el sábado a la contienda para sustituir a Ardern.
El actual ministro de Educación recibió el apoyo unánime de los 64 diputados de su partido y podrá jurar su cargo de forma oficial el próximo 25 de enero para suceder así a la todavía primera ministra.
“Asumo este cargo en un momento difícil para los neozelandeses”, afirmó Hipkins en una conferencia de prensa en Wellington tras la votación de su partido. “El Covid-19 y la pandemia mundial crearon una crisis sanitaria, y ahora han creado una económica, y ahí es donde se centrará mi gobierno”, agregó.
“Nos centraremos en el presente y en las cuestiones básicas que preocupan a la gente”, afirmó el nuevo líder laborista. “Sé que la gente está preocupada por pagar la factura de la compra y la hipoteca. Quiero que sepan que estamos de su lado”, señaló Hipkins en declaraciones recogidas por el diario The Guardian.
Además, Hipkins mencionó a su compañera Ardern, cuyo liderazgo definió como una “inspiración para mujeres y niñas de todo el mundo”, y condenó los ataques misóginos sufridos por la primera ministra.
“También ha sido (su mandato) un recordatorio de que nos queda mucho camino por recorrer para garantizar que las mujeres en puestos de liderazgo reciban el mismo respeto que sus homólogos masculinos”, afirmó. “La forma en que se ha tratado a Jacinda, en particular por parte de algunos segmentos de nuestra sociedad -y son una pequeña minoría-, ha sido totalmente detestable”, subrayó Hipkins.
El sucesor de Ardern es miembro del Parlamento desde 2008 y líder de la Cámara desde 2017. Desde octubre de este último año también se desempeñaba como ministro de Educación y de Servicio Público. Y en junio de 2022 asumió como ministro de Policía.
Entre julio y noviembre de 2020 también fue ministro de Salud. Asimismo, se convirtió en un nombre familiar frente a la respuesta del gobierno a la pandemia después de ser nombrado ministro para el Covid-19 en noviembre de 2020, dirigiendo las políticas que ganaron reconocimiento internacional por su alta eficacia. Se mantuvo en el cargo hasta junio de 2022.
Elecciones generales en octubre
El político laborista nombró a Carmel Sepuloni, de 46 años y la actual ministra de Desarrollo Social y Arte y Cultura, para el cargo de viceprimera ministra, convirtiéndose en la primera persona con descendencia de islas del Pacífico (Samoa y Tonga) en ocupar el puesto en Nueva Zelanda.
Hipkins tendrá menos de ocho meses en el cargo antes de participar en las elecciones generales previstas para el 14 de octubre próximo. Las encuestas de opinión han indicado que el laborismo está cinco puntos detrás del principal oponente, el conservador Partido Nacional. El sucesor de Ardern se enfrentará al líder de esta colectividad, Christopher Luxon, exdirector ejecutivo de la aerolínea nacional Air New Zealand y relativamente novato político.
A pesar de su descenso de popularidad, el Partido Laborista pierde con Ardern su mejor opción para afrontar las elecciones de octubre. De la misma forma que ha influido la política nacional e internacional con su estilo personal, la primera ministra de 42 años ha abandonado el cargo a su manera, en un posible intento para mantener viva su estrella en caso de que, tal como se pronostica, el laborismo fracase en las elecciones generales, vaticina el diario El País.