El régimen de Damasco fue acusado de hacer uso político del tema de la ayuda humanitaria después de los dos terremotos del lunes, luego que su embajador ante la ONU dijera que su país debería ser responsable de la entrega de toda la asistencia a Siria, incluidas aquellas áreas que no están bajo el control del gobierno del Presidente Bashar al-Assad.
La disputa por el control de la ayuda, junto con el clima, las carreteras destruidas y los pasos fronterizos cerrados están obstaculizando los esfuerzos de ayuda en el norte de Siria, regiones controladas por rebeldes yihadistas o facciones pro-turcas, y una franja de tierra en manos de autoridades kurdas semiautónomas.
La Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) dijo que muchos caminos estaban bloqueados como resultado de los daños y la nieve, y agregó que antes del desastre hasta cuatro millones de personas dependían de la ayuda del otro lado de la frontera, según comentó a Reuters la portavoz de la OCHA, Madevi Sun-Suon.
“Algunos caminos están destruidos, otros son inaccesibles. Hay problemas logísticos que deben resolverse”, dijo. “Estamos explorando todas las vías para llegar a las personas necesitadas”, agregó.
Estas incluyen la entrega de ayuda desde el interior de Siria a través del territorio controlado por el gobierno, un proceso que implica cruzar las líneas del frente por las que rara vez ha pasado la ayuda durante la guerra. El régimen de Al-Assad se ha opuesto durante mucho tiempo a la operación humanitaria que ha entregado ayuda a Siria desde Turquía, diciendo que la asistencia debe entregarse a través de Damasco.
El embajador de Siria ante la ONU, Bassam Sabbagh, se reunió el lunes con el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, y dijo que pidió ayuda a la organización internacional. Pero comentó a los periodistas que cualquier asistencia debe hacerse en coordinación con el gobierno y entregarse “desde dentro de Siria”, no al otro lado de la frontera turca. “Si alguien quisiera ayudar a Siria, puede coordinarse con el gobierno”, afirmó.
Raphael Pitti, médico de la organización no gubernamental francesa Mehad, dijo que dudaba mucho que cualquier ayuda que pasara por Damasco llegara al territorio controlado por los rebeldes, “tal como ha sido el caso durante los últimos 10 años”, aseguró.
“Siria sigue siendo una zona gris desde el punto de vista legal y diplomático”, comentó Marc Schakal, a cargo de las operaciones en Siria de la organización benéfica francesa Médicos sin Fronteras (MSF), en declaraciones a France Presse.
Según el diario The Guardian, el gobierno de Damasco permite que la ayuda ingrese a la región a través de un solo paso fronterizo. Se ha resistido a abrir la ayuda a las áreas del norte, porque considera que la ayuda socava la soberanía siria y reduce sus posibilidades de recuperar el control de la zona.
“Las áreas más afectadas por el terremoto dentro de Siria parecen estar dirigidas por la oposición controlada por Turquía y no por el gobierno sirio”, dijo Mark Lowcock, exjefe de asuntos humanitarios de la ONU. “Va a requerir la aquiescencia turca para llevar ayuda a esas áreas. Es poco probable que el gobierno sirio haga mucho para ayudar”.
Ned Price, un portavoz del secretario de Estado norteamericano, descartó entregar ayuda a través del gobierno sirio y comentó que “sería irónico, si no incluso contraproducente, que nos acerquemos a un gobierno que ha brutalizado a su gente en el transcurso de hace una docena de años: gaseándolos, matándolos, siendo responsables de gran parte del sufrimiento que han soportado”.
Añadió: “El pueblo de Siria necesita acceso humanitario. Los actores de las ONG, estas organizaciones, muchas de las cuales han estado activas en partes de Siria durante el transcurso de una docena de años, necesitan tener acceso para poder ir y venir a través de la frontera para brindar asistencia humanitaria”.
La asistencia internacional llega a la región de Idlib -una de las afectadas por los terremotos junto con Alepo- a través de un único cruce fronterizo entre Turquía y Siria llamado Bab al-Hawa, operado bajo una autorización especial de la ONU que vence en julio. La ayuda de la ONU llegó previamente a través de cuatro puestos fronterizos de este tipo antes del conflicto, pero Rusia, un aliado importante del régimen de Damasco, ha logrado limitarlos a uno.
Al respecto, la ministra de Relaciones Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, reclamó este martes la apertura de los pasos fronterizos con Siria para permitir la llegada de ayuda humanitaria. “Es absolutamente imperativo que la ayuda humanitaria llegue allí donde se necesita”, subrayó. “Todos los actores internacionales, incluido Rusia, deben utilizar su influencia sobre el régimen sirio para garantizar que la ayuda humanitaria para las víctimas también pueda llegar a ellas”, agregó.