Cuando la sala llena de políticos cercanos al Presidente turco Recep Tayyip Erdogan, miembros de su partido y la prensa internacional vieron cómo una pantalla mostraba el paso desde el 50% de los votos hacia el 49,8%, el recinto se llenó de ruidos y la música se cortó. Y luego, suspiros. Así relató The New York Times el ambiente en el comando del actual mandatario de Turquía, quien se enfrenta a, probablemente, el desafío electoral más importante de su carrera luego de ver cómo se le escapaba de entre las manos una victoria en primera vuelta en las elecciones presidenciales de este domingo, al no lograr el 50% más uno de los votos necesarios para ello.

El candidato opositor, Kemal Kilicdaroglu, forzó en las últimas horas de la jornada un balotaje, posponiendo por dos semanas el resultado final de la elección presidencial de Turquía al obtener el 44,9% de los votos, mientras que el actual mandatario se quedó con el 49,4% de las preferencias. La que ha sido calificada como la elección presidencial más importante del año para el mundo entero por diversos analistas, será finalmente resuelta el domingo 28 de mayo.

Kemal Kilicdaroglu, candidato presidencial de la principal alianza de oposición de Turquía. Foto: REUTERS.

Los votos fueron disputados uno a uno, con ambos candidatos llamando a sus electores a que no se fueran de los locales de votación. “No bloqueen la voluntad de esta nación. Hago un llamado a nuestros trabajadores de la democracia sobre el terreno. No abandonen nunca las urnas y las mesas electorales. Estamos aquí hasta que se cuenten todos y cada uno de los votos”, dijo Kilicdaroglu durante la noche, luego de que asegurara que se han pedido objeciones en 300 urnas de Ankara y 783 de Estambul, detalló The Guardian.

También fue momento de renovación parlamentaria, espacio en el que la alianza oficialista se alzó con la victoria, al obtener -con el 80,36% de los votos contados- el 50,66% de los sufragios, que se traducen en potenciales 273 legisladores.

Las implicancias de la votación

A 100 años del establecimiento de Turquía como una república laica y un Estado moderno, emergiendo de las cenizas del antiguo Imperio Otomano, los electores se enfrentaron a una campaña centrada principalmente en cuestiones internas, como la economía -con una devaluada moneda y una elevada inflación-, los derechos civiles y el terremoto de febrero de este año, que tuvo como saldo la muerte de alrededor de 50.000 personas. Pero existía en el ambiente una sensación de que esta votación era especial.

“Es importante para Turquía. Es importante para el pueblo”, dijo a The Associated Press Necati Aktuna, un votante de la capital, Ankara. “Llevo 60 años votando. No he visto unas elecciones más importantes que éstas”, relató.

Para muchos, la elección se presentaba como un punto de quiebre: continuar con el actual mandatario Recep Tayyip Erdoğan a la cabeza, luego de 20 años en el poder -nueve de ellos como Presidente desde 2014 y los previos como primer ministro desde 2003- en los cuales incluso cambió el modelo parlamentario por uno ultrapresidencialista, o elegir el camino de Kemal Kilicdaroglu, presidente del Partido Republicano del Pueblo (CHP) que se unió con otros seis partidos en la Alianza Nacional, y que representa una mirada diametralmente distinta tanto en la política interior como la exterior.

Dos fuerzas eran las que corrían con ventaja según las encuestas previas. Por un lado estaba la Alianza del Pueblo, que incluye al Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) de Erdogan, cuya raíz es islamita, junto al Partido del Movimiento Nacionalista (MHP), entre otros. En la otra vereda se encuentra la Alianza Nacional de Kilicdaroglu, en la que confluyen seis partidos de oposición, incluido el CHP que el propio candidato opositor preside, y que fue instituido por el fundador de Turquía, Mustafa Kemal Atatürk.

De este modo, Kemal Kilicdaroglu llegaba a la primera vuelta con la promesa de reactivar la democracia, volver a políticas económicas ortodoxas y de devolver a Turquía un “sistema parlamentario fuerte”.

La política económica de Erdogan, calificada por Reuters como “errática”, desencadenó una crisis en el costo de la vida de los turcos y puso a muchos votantes que antes le daban su apoyo irrestricto en su contra, afirmó la propia agencia de noticias. A esto se sumó una lenta respuesta en el desastre natural en que murieron más de 50.000 compatriotas en febrero, poniendo a Erdoğan en un dilema electoral al que no se había enfrentado previamente en sus dos décadas en el poder.

Una mujer sentada sobre los escombros mientras los equipos de rescate de emergencia buscan personas bajo los restos de los edificios destruidos, tras el terremoto de febrero de 2023. Foto: AP.

Un factor relevante para sus opositores eran lo que consideraban una constante represión estatal, considerando la presencia de miles de políticos y activistas en prisión durante los pasados años, detalló Reuters, incluidos personajes de alto nivel, como el líder kurdo Selahattin Demirtas y el filántropo Osman Kavala.

“Veo estas elecciones como una elección entre democracia y dictadura”, dijo a la agencia Ahmet Kalkan, de 64 años, mientras votaba en Estambul por Kilicdaroglu. “Elegí la democracia y espero que mi país elija la democracia”, agregó el jubilado.

Para otros, en cambio, Erdogan es aún símbolo de futuro. Así lo cree Mehmet Akif Kahraman, que también votó en Estambul, pero por el actual mandatario. “Si Dios quiere, Turquía será un líder mundial”, expresó a Reuters.

Los 64 millones de votantes se enfrentaron a una elección en donde no solo ellos estaban pendientes de los resultados, sino que, tal como Mehmet Akif Kahraman dijo querer, también tenía los ojos de las capitales occidentales europeas, Medio Oriente, la OTAN y Moscú encima.

Una eventual victoria de Erdogan habría sido bien recibida por el Presidente de Rusia, Vladimir Putin, quien tiene al líder turco como uno de sus más importantes aliados, pese a que inicialmente Ankara hubiera condenado la invasión a Ucrania. El rol de la nación que divide a Europa de Asia fue crucial para la reanudación del transporte de granos, prácticamente pausado por la guerra, y durante el año pasado vio como el conflicto le entregó una oportunidad única para relacionarse con las grandes potencias y sus aliados, explicó The Wall Street Jornal.

El presidente ruso, Vladímir Putin, y el presidente turco, Tayyip Erdogan, durante una reunión al margen de la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) en septiembre de 2022. Foto: Sputnik vía REUTERS.

En cambio, una victoria de Kemal Kilicdaroglu complacería a Washington y al Presidente estadounidense, Joe Biden, así como a los líderes occidentales y de Medio Oriente que tenían relaciones problemáticas con Erdogan, aseguró Reuters. De hecho, según The Wall Street Journal, Kilicdaroglu prometió acercar a Turquía a EE.UU. y mantener relaciones estables con Rusia.

“Una Turquía que se incline un poco más hacia Europa o la OTAN, incluso si no es un pivote completo, sería un gran cambio para el equilibrio de poder global, particularmente con la guerra de Rusia contra Ucrania”, dijo al mismo medio Asli Aydintasbas, un experto en política exterior de Turquía y miembro de la Brookings Institution.

Fue el actual mandatario turco el que ha obstaculizado los intentos de OTAN -de la cual Turquía es miembro- para expandirse, bloqueando la posible membresía de Finlandia y negando su respaldo a Suecia, detalló The New York Times. Pero también le permitió hacer crecer el comercio a Rusia, agregó The Wall Street Jorunal.

Parlamento y balotaje

Con miras hacia el 28 de mayo, la mirada de ambos candidatos en segunda vuelta se gira hacia Sinan Ogan, tercera mayoría con un 5,3% de los votos, cantidad que podría hacer la diferencia en el balotaje.

Ogan, representante de la Alianza ATA, procede del mundo académico y las finanzas internacionales, detalló Al Jazeera. Fue miembro del Partido del Movimiento Nacionalista, que ahora fue como aliado de Erdogan, y se ha autoproclamado como el candidato de los nacionalistas turcos. También ha sido acusado de impulsar políticas xenófobas y de extrema derecha, especialmente con los refugiados sirios, consignó el mismo medio.

A quien decida respaldar, podría ser crítico, afirmó The Associated Press. El propio excandidato jugó al misterio durante las primeras horas tras confirmarse el resultado, asegurando en sus redes sociales que iba a “analizar las elecciones” a través de una transmisión en vivo por Instagram.

Otro factor con el que tendrá que lidiar el próximo presidente será el Congreso. Independientemente de quién gane, la Alianza del Pueblo, liderada por el AKP de Erdogan, se quedará con la mayor cantidad de parlamentarios nuevos.

La alianza, formada por el AKP, el MHP, el Nuevo Partido del Bienestar (YRF) y el Partido de la Gran Unidad (BBP) obtuvo el 50,66% de los respaldos ciudadanos, lo que, según Daily Sabah, se traduce en 273 posibles legisladores.

En tanto, el conglomerado opositor, conocido como Alianza Nacional, se quedó con un 34,45% de los sufragios, o 167 posibles diputados. Por último, la Alianza del Trabajo y la Libertad logró el 9,49%.