Mayotte, un archipiélago francés en el Océano Índico, el fin de semana sufrió una catástrofe de proporciones: el paso del ciclón Chido arrasó con casas y poblaciones, desconectando las islas con el resto del mundo y matando a una cantidad indeterminada de personas. La amplitud de las perdidas aún no se cuantifica, pero se teme de que se trate de cifras jamás vistas en la historia de Francia.
El ciclón pasó este sábado arrancando techos, botando postes, volando árboles y devastando barrios enteros. El ministro de Interior francés, Bruno Retailleau, se dirigió en un vuelo especial a Mamoudzou, capital del departamento de ultramar, e indicó que “serán necesarios días y días” para precisar un balance de la situación. “Por eso no hay que dar cifras”, señaló ante un equipo de militares.
El ministro en funciones aludió así a las estimaciones aportadas el domingo por el delegado del Gobierno en Mayotte, François-Xavier Bieuville, quien, en una entrevista, había advertido de que podrían haber “varios cientos de muertos”, e incluso “miles” debido a la destrucción de los grandes barrios de chozas del territorio.
En Kawéni, un distrito de Mamoudzou, todas las viviendas informales del barrio fueron destruidas, según las imágenes. “Se lo llevaron todo, lo arrasaron todo”, lamentaba a la AFP un residente de la población. En Mayotte, las “viviendas precarias” (principalmente chozas de hojalata) son hogar de al menos a un tercio de la población. Las autoridades han identificado en el archipiélago a unas 100 mil personas que viven en “viviendas inadecuadas” para albergarlas en más de 70 centros de alojamiento de emergencia.
Maxime, de 27 años, relató al diario Libération que no quedaba “nada en pie” en el pueblo de Labattoir, en el que reside desde hace 10 años. “Es horrible, esto es como un paisaje de guerra, se podría decir que una bomba atómica pasó por aquí”, manifestó, al tiempo que hizo un paralelo entre la situación de las islas y las del videojuego Resident Evil, de tintes posapocalípticos.
El ciclón tropical Chido golpeó este sábado las islas del archipiélago de Mayotte, con vientos que alcanzaron los 220 kilómetros por hora. El prefecto del departamento, François-Xavier Bieuville, indicó que su territorio está “siendo tocado por el ciclón más violento y destructor que hayamos conocido desde 1934″. Muchos de los habitantes, indicó la autoridad, lo han perdido todo. Desde París, el nuevo primer ministro François Bayrou organizó durante la noche del sábado una reunión interministerial de crisis.
Entre Madagascar y Comoras, el archipiélago de Mayotte se compone de dos islas mayores (Grande-Terre y Petit-Terre), y muchos islotes alrededor. Considerado el “departamento 101″, es el territorio más pobre en Francia, con un 77% de sus habitantes viviendo bajo el umbral de la pobreza. Como indica la BBC, “la mayoría de los 300 mil habitantes viven en cabañas con techos de lata, y decenas de miles de personas han perdido su vivienda”.
En un principio, el archipiélago fue puesto en “alerta violeta”, lo que implica un “confinamiento estricto de toda la población”, según la prefectura. El descenso al nivel rojo permitió, más tarde, salir a los servicios de emergencia. En tanto, se ha prohibido el tráfico en las vías públicas de las dos islas, Grande-Terre y Petite-Terre. Según tuiteó la ministra de Transición Ecológica, Agnès Pannier-Runacher, de momento más de 15.000 hogares se encuentran sin electricidad.
En tanto, desde Interior anunciaron el envío de refuerzos para la seguridad civil, con miras a calmar el caos que reina hoy en Mayotte: “Cinco oleadas sucesivas hasta el miércoles de refuerzos para la seguridad civil”, es decir, unas “800 personas, además de material, pero también personal médico”.
Pero entre los mares aún tormentosos, el aeropuerto dañado –se cayó la torre de control– y las carreteras bloqueadas por los escombros, las operaciones de rescate y el envío de refuerzos a Mayotte se están convirtiendo en un dolor de cabeza. El suministro de agua también es un problema en esta zona, que en condiciones normales ya sufre cortes regulares.
Se establecerá un puente aéreo organizado por el Ejército desde la Isla de la Reunión, departamento francés que queda al otro lado de Madagascar, y se desplegará un hospital de campaña en Mamoudzou, la capital de la Grand-Terre.
Respecto a los muertos, las autoridades aseguran que se podría tratar de miles incluso: no hay balances definitivos, ya que la situación en el terreno impide siquiera llegar a ciertos barrios. Esta cautela se explica, en primer lugar, por razones materiales. “Todos los barrios marginales están en ruinas, lo que sugiere un número considerable de víctimas”, dijo a la Agencia France-Presse una fuente cercana a las autoridades locales. Bajo los escombros de estas frágiles casa probablemente se encuentre importante número de cadáveres, que ahora simplemente están desaparecidos, pero que podrían aumentar el número de muertos.
Será “muy difícil tener un balance final” dada la tradición musulmana, muy anclada en las zonas devastadas, según la cual se deben enterrar los muertos en menos de “24 horas”, agregó el prefecto Bieuville. Mayotte es un archipiélago densamente poblado entre Madagascar y el continente africano con más de 320.000 personas, según el gobierno francés. La mayoría son musulmanes.
Para peor, la gran parte de las rutas que conectan este archipiélago están “impracticables”, y las comunicaciones son difíciles. “Los reconocimientos toman tiempo. Descubrimos víctimas progresivamente, y el número tristemente va creciendo”, indicó por su parte este lunes Jean-Paul Bosland, el presiente de la Federación Nacional de Bomberos de Francia.
Un factor que trae más dificultades es la importancia de la inmigración ilegal en la población de Mayotte: según Le Point, se estima que hay entre 100 mil y 200 mil personas que se suman a los 320 mil habitantes oficialmente contabilizados. “Por miedo a ser controlados, no acudieron a los centros de alojamiento antes de que llegara el ciclón. Por tanto, corrieron el riesgo de ser víctimas potenciales. Al ser incierto su número, resulta aún más incierto estimar las pérdidas que sufren”, indicó el medio francés.
Respecto a si esta catástrofe está ligada o no al cambio climático, el director de investigación del CNRS en la Universidad Paris-Saclay, Davide Faranda, indicó que este tipo de eventos se intensifica en medio del calentamiento global. Esto está especialmente relacionado con “la temperatura excepcional del agua”, precisó el especialista, que cuestiona la capacidad de nuestra sociedad para adaptarse a estos fenómenos cada vez más intensos. “En cualquier caso, no podremos adaptarnos a estos fenómenos en un mundo con 3 o 4 grados de calentamiento”, advirtió.