Tras seis años de debate público, esta semana entró en vigor la nueva ley seca en Escocia transformándose en el primer país del mundo en introducir un precio mínimo al alcohol.
Según cifras más 1.200 personas mueren al año en Escocia producto de problemas de salud relacionados con el alcohol, superando en un 54% al promedio de víctimas afectadas en Inglaterra.
La nueva ley afecta los precios de la cerveza, la sidra y al vino, pero por sobre todo a la ginebra, al vodka y al whisky que se venden en supermercados y tiendas autorizadas.
De esta forma Escocia ha fijado un precio mínimo de 50 peniques por unidad de alcohol. La botella de vino tinto más barata será de casi 5 libras (6,82 dólares) y una botella de whisky tendrá un costo mínimo de 14 libras (casi 20 dólares). Según la nueva ley el precio se elevará conforme la graduación alcohólica de la bebida.
Iniciativa que busca combatir las consecuencias que tiene el alcohol en la población. Medida que defienden médicos y asociaciones, quienes la consideran como el mayor progreso en materia de salud pública desde la prohibición de fumar en lugares públicos.
Alison Douglas, directora de Alcohol Focus Scotland (AFS), la mayor organización de Escocia para la prevención del alcoholismo, explicó a EFE que está demostrada la relación entre el precio y el daño que produce el alcohol.
"A veces pensamos que el problema del alcoholismo está relacionado con bebedores dependientes y personas sin hogar, pero la realidad es que uno de cada cuatro escoceses bebe por encima de lo que recomiendan los médicos", explicó Douglas.
Medidas como estas ya se han fijado en seis países: Canadá, algunos estados de Estados Unidos, Rusia, Maldovia, Ucrania y Uzbekistán.
Pero la aprobación de esta ley no fue fácil. La medida entró en vigor después de años de demandas judiciales que la fueron retrasando. El año pasado el Tribunal Supremo apoyó la iniciativa del gobierno escocés, al desestimar el recurso presentado por la Asociación del Whisky Escocés (Scotch Whisky Association, SWA) y otros representantes de la industria.
Siete jueces de Londres declararon unánimemente que la fijación de un precio mínimo era "un medio proporcionado para alcanzar un objetivo legítimo" y no violaba las leyes europeas. Esto puso fin a una batalla legal que llegó al Tribunal Europeo de Justicia en 2015.
Pese al fracaso del recurso, un portavoz de la SWA declaró que la industria trabajó "en cooperación" con el gobierno para la aplicación de la medida. Nicola Sturgeon asegura que siempre estuvo convencida de que la medida no perjudicaría a la industria del whisky en Escocia. Los de "alta gama, que le dan renombre" -explica- no figuran entre los alcoholes más afectados por los precios mínimos.