Un borrador de la declaración de la cumbre de líderes de la Unión Europea, que se lleva a cabo en Bruselas, indicaba que "el número de cruces fronterizos ilegales detectados se ha reducido a los niveles anteriores a la crisis (de 2015), y que la tendencia general a la baja continúa", según informó The Washington Post. Lo anterior se confirmó el mismo día en que Frontex, la agencia de fronteras de la Unión Europea (UE), reveló que durante los primeros 11 meses de este año, el número de cruces ilegales hacia la UE cayó un 30% con respecto al mismo período de 2017, con 138.000 cruces.
A poco de que concluya diciembre, 2018 está a un paso de convertirse en el año con el menor número de cruces ilegales de la frontera europea desde 2014. Esta abrupta caída se explica principalmente porque menos personas están usando la ruta del Mediterráneo central, de Libia a Italia. Sin embargo, la situación expone otro fenómeno migratorio. Esto, porque España duplicó el número de arribos inmigrantes ilegales. Además, la mitad de los que llegan a Europa elige a ese país como destino.
El Mediterráneo occidental es la ruta migratoria más activa y representa más de la mitad de todas las detecciones mensuales de cruces fronterizos ilegales en Europa. En los 11 meses de 2018, 53.000 inmigrantes irregulares llegaron a España a través de esta ruta, más del doble que en el mismo período de 2017 (21.100).
En noviembre, este número aumentó un 29% (a 4.900) respecto al mismo mes del año pasado. Se trata principalmente de personas provenientes de Marruecos, Guinea y Mali.
"La mirada más analítica de este aumento en el Magreb, en Marruecos, y en esa ruta de cruce, es como consecuencia de un endurecimiento de las medidas en las otras dos rutas", sostiene a La Tercera Tom de Kok, coordinador de Médicos Sin Fronteras (MSF) a bordo del Aquarius, buque que transportaba a miles de migrantes por el Mediterráneo central.
Médicos Sin Fronteras y SOS Méditerranée realizaban operaciones de búsqueda y rescate del barco Aquarius en el Mediterráneo central, sin embargo, la semana pasada informaron que habían dado por terminada su operación. La razón fue el estancamiento del buque en un puerto, "sin capacidad de llevar a cabo su trabajo humanitario, a pesar de que las personas continúan huyendo por mar a lo largo de la ruta migratoria más mortal del mundo", informó MSF. "Este es el resultado de una campaña encabezada por el gobierno italiano y respaldada por otros Estados europeos, para deslegitimar, desacreditar y obstaculizar a las organizaciones que brindan asistencia a las personas en peligro", agregó MSF.
Por eso, de Kok indicó que un mayor número de personas que consideraban cruzar por el Mediterráneo central o del Este, ahora prefieren intentarlo por el Mediterráneo occidental. "Eso es consecuencia, en el caso del Aquarius, de esfuerzos importantes por hacer que las detenciones arbitrarias en Libia sean más desafiantes, por apoyar la interceptación y el regreso de individuos desde el Mediterráneo central hacia Libia, y que los mismos buques comerciales estén menos comprometidos a respetar la tradición del rescate en el mar al usar los puertos", dice de Kok. El coordinador de MSF denunció, además, que existe un "doble discurso" de parte de las naciones europeas al decir que "avalan el rescate en el mar, cuando al mismo tiempo cierran los puertos".
Con ello se refiere principalmente a Italia y Malta, que han cerrado sus puertos.
Este endurecimiento se refleja en los datos de Frontex, que muestran que el número total de migrantes detectados en la ruta hacia Italia en los primeros 11 meses de 2018 se redujo a aproximadamente a 22.800, un 80% menos que hace un año.