A horas de que Pedro Sánchez, el presidente de gobierno de España, dé a conocer su decisión sobre si seguir o no liderando el Ejecutivo, la incertidumbre y el desconcierto se mantienen casi igual que el día en que anunció su período de reflexión de cinco días, que culmina este lunes.
Por un lado, el opositor Partido Popular (PP) no cree que Sánchez dimita, señaló El País, pero ya comienzan a configurarse en caso de que ocurra. Aquello quedó patente en el anuncio de este domingo de su líder, Alberto Núñez Feijóo, de que se postulará como aspirante a La Moncloa, pese a que meses atrás no lograra los votos necesarios para ser investido, siendo la primera mayoría en el Congreso.
En tanto, en la calle Ferraz, sede madrileña del oficialista Partido Socialista Obrero Español (PSOE), miles se reunieron durante el sábado para mostrar su apoyo al jefe de gobierno e intentar que no dé un paso al costado.
Fue el día miércoles cuando, en una inédita acción, el secretario general del PSOE escribió y firmó a título personal -detalle no menor, señala la prensa local- una “carta a la ciudadanía” en la que explicaba que analizaría su continuidad al mando de España luego de “ataques sin precedentes” contra su familia. El sorpresivo anuncio se dio luego de que Manos Limpias, una organización ultraderechista con historial de denuncias falsas contra líderes políticos principalmente de izquierda, lograra que un juez abriera diligencias contra la esposa del socialista, Begoña Gómez.
Pero no es la primera vez que se fragua una campaña para hacer caer al líder socialista. Una década atrás, y a solo semanas de que Sánchez fuera ungido como secretario general de la tienda roja, se empezó a desarrollar una operación para desprestigiarlo. Corría el año 2014, y, al igual que ahora, incluía a Begoña Gómez, o más bien a su padre. Nuevamente, siendo específicos, al hermano de su padre. Pese a que nunca se probó nada, la acusación sigue siendo utilizada por políticos para atacar al líder socialista.
¿Sigue o se va?
La pregunta sobre la continuidad de Sánchez en La Moncloa parece una a la que nadie se atreve a responder de forma clara en España. “Pedro Sánchez ha colocado la vida política española en una situación inédita”, esgrimió en su editorial el diario El País, recordando que “cualquiera que sea la decisión del presidente del Gobierno sobre su continuidad, España necesita estabilidad”.
En el PP dudan que dimita, y en caso de que lo haga, ven inevitable una convocatoria a elecciones generales. En el PSOE, donde más caló hondo lo súbito de la decisión de Sánchez -que no consultó a nadie, salvo a su familia-, sus dirigentes insisten en que nadie dentro del partido se quiere poner en un escenario en el que su secretario general y máxima figura durante prácticamente una década, deje el poder. Pero no hay ninguna certeza de aquello, señaló el citado periódico.
Así, este sábado cerca de 12.500 partidarios, según cifras de la Delegación del Gobierno, se congregaron en Ferraz para mostrar su apoyo a Sánchez, y lo hicieron apelando a su historia, a la Guerra Civil y a la lucha contra ETA.
Lágrimas, canciones con significado especial (incluido Pedro, de Raffaella Carrà, revitalizada por el meme de Pedro, Pedro, Pedro, Pe) y discursos de militantes históricos fueron parte de las actividades que intentaban sacar a Sánchez de su período de reflexión.
“Tienes que pensar en la gente que murió en las cunetas, en las tapias de los cementerios, en los que sufrieron el exilio, la represión, la prisión. En esos viejos socialistas que iban a votar vestidos con sus mejores galas porque sabían que en el voto les iba la vida y la democracia. En los socialistas que teníamos que mirar debajo de los coches y mirábamos atrás a nuestros familiares porque no sabíamos si los íbamos a volver a ver. Piensa en todos esos socialistas, piensa en este país, en la democracia, en todo lo que nos queda por hacer. Pedro, vas a seguir, y vamos a seguir todos contigo”, dijo Eneko Andueza, socialista vasco que hace años transita con escolta al sufrir atentados terroristas. Fue, quizá, uno de los más directos con el político de 52 años.
Aunque la mayoría de los ojos estaban puestos en María Jesús Montero, número dos del PSOE y vicepresidenta primera. La heredera natural, en caso de una dimisión. Y si bien fue la primera en salir a hablar, también dejó en claro que no busca aquello. Además de apelar a la propia Begoña Gómez, respondió a la misma pregunta que se hizo Sánchez sobre si vale la pena seguir en política cuando afecta al núcleo familiar.
“Merece la pena seguir avanzando para que haya más y mejores empleos, seguir subiendo las pensiones, avanzar por la igualdad de las mujeres, aumentar el gasto en becas, defender la cultura frente a la censura, luchar por el derecho a la vivienda, dejar un mundo mejor combatiendo el cambio climático, defender la memoria, trabajar por la paz en Gaza. Para eso te necesitamos, al presidente más valiente, y al Pedro más humano. Sí, merece la pena que ganen los buenos. Firmado, los progresistas de este país”, señaló Montero.
El domingo, en tanto, se repitió una jornada de apoyos dirigidos hacia Sánchez. Se estima que unas 5.000 personas partieron desde Atocha rumbo al Congreso de los Diputados bajo la consigna “por amor a la democracia”. También hubo consignas “contra la manipulación mediática de la derecha y la ultraderecha”.
“¿Un hombre, un país?”, se preguntó el periodista y columnista Martín Caparrós en un artículo de opinión en El País, donde aborda el fenómeno del personalismo de Sánchez y el foco de atención que despertó en la opinión pública sobre su decisión personal, tema que, a su juicio, abre cuestionamientos sobre el funcionamiento de la democracia.
“¿No es profundamente erróneo que tantas cosas dependan, aparente o realmente, del humor de un señor? ¿No hay algo muy mal organizado en nuestro sistema político para que eso sea así? ¿No se supone que la democracia es el gobierno de las mayorías y que, para que esas mayorías de verdad gobiernen, no deberían estar subordinadas a los estados de ánimo de un cuarentón muy alto? ¿No habría que pensar maneras -sistemas- en los que lo que le pase a ese señor con su señora y sus insoportables enemigos no pueda cambiar la orientación, el rumbo político de un país?”, ensayó el escritor.
En la vereda contraria, Alberto Núñez Feijóo aprovechó para criticar a Sánchez como político, más que apuntando al caso judicial. “No sé qué va a decir mañana, pero diga lo que diga, estará marcado para siempre por la decadencia que ha traído a nuestro país”, dijo este domingo durante un acto de campaña en Lleida. ”Me corresponde, pues, asegurar el futuro de nuestro país con la ayuda de todos. Y nos corresponde asegurar un futuro ante un PSOE que ya no puede garantizarlo”, añadió, dando a entender que estaba preparado para asumir en caso de que el socialista dimita.
La otra campaña
Pedro Sánchez llevaba recién un mes y ocho días como secretario general del PSOE, cuando el número dos del Ministerio del Interior de aquellos años, Francisco Martínez, se reunió con el excomisario José Manuel Villarejo. Era 2014, durante el último gobierno del PP a cargo de Mariano Rajoy, y en esa conversación se trató lo que fue un intento por “matar políticamente a Pedro Sánchez”.
Utilizando un lente actual, es posible vincular aquel hecho y a sus participantes con la actual acusación en contra de la esposa del jefe de gobierno. Ya en la fecha, el entonces comisario de policía reconoció en una grabación que estaban “manejando a Manos Limpias”, ufanándose de que controlaba al grupo ultraderechista.
El material corresponde a una investigación conjunta entre La Vanguardia y elDiario.es en la que ambos medios evidenciaron la operación Catalunya, un “dispositivo ilegal desplegado por el gobierno de Mariano Rajoy, al menos entre los años 2012 y 2016, contra el proceso independentista” catalán, detalló el primero. Hace dos años que la Fiscalía Anticorrupción tiene en sus manos el material, pero hasta ahora, ha descartado investigar el posible caso de extorsión a un alto cargo político.
En el marco de dicho reportaje es que aparece la grabación de Martínez y Villarejo. Fue este último el que empezó a filtrar pruebas, luego de que fuera acumulando problemas judiciales. De momento, ha recibido condenas por 24 años de prisión, a la espera de más casos en los que sigue imputado. El destinatario de la conversación, admitió el número dos del gobierno, era el propio Mariano Rajoy. La Fiscalía pide 15 años de prisión para Martínez por espionaje parapolicial.
La grabación demuestra cuando Villarejo explica al político popular sobre los progresos de sus pesquisas contra la familia de Pedro Sánchez, puntualmente del padre de Begoña Gómez, la esposa del entonces secretario general socialista.
Supuestamente, el suegro de Sánchez tenía entre sus propiedades diversos saunas donde se ejercía la prostitución, lo que, en opinión de ambos, podía destruir su carrera política debido a la agenda feminista abrazada por el PSOE en esos años. Sin embargo, en la propia grabación admiten descuidadamente que, la verdad, el dueño del inmobiliario no es el padre de Gómez, sino su hermano mayor.
Esta narrativa traspasó a la política en los años venideros, y aun hoy se utiliza como arma retórica. La semana pasada, tras el anuncio de Sánchez, Ester Muñoz, una vicesecretaria del PP, señaló desde el Congreso: “Tenemos los escándalos que rodean al presidente del gobierno, ahí tenemos a su suegro que se enriquece con esos saunas, todos sabemos a qué tipo de saunas me refiero…”.
Tampoco es el primer lugar en el que ocurre una situación como la que se vive en España actualmente. Uno de los casos más bullados ocurrió en su vecino Portugal. Allí, el ex primer ministro socialista, António Costa, dimitió luego de que se iniciara una investigación por su supuesto rol en las concesiones de dos explotaciones de litio y otro proyecto de producción de hidrógeno. Apelando a “la dignidad del cargo”, señaló que la apertura de las diligencias en su contra eran “incompatibles” con su liderazgo de la nación europea.
Tras salir del poder, dos tribunales desacreditaron la acusación de la Fiscalía, mientras unas elecciones anticipadas llevaron al poder a la derecha.
No es el único. En Nueva Zelandia, la estrella del progresismo occidental, la laborista Jacinda Ardern, también renunció en enero de 2023 tras confesar que ya no le quedaban energías para luchar en política, en palabras similares a las esgrimidas por Sánchez. A diferencia de Costa, vale precisar, su dimisión ocurrió entre una severa crisis económica producto del Covid-19, y mensajes misóginos al respecto -”demuestra que eres más que una barra de labios en un cerdo”, le llegó a decir un economista-. Al igual que en Portugal, la crisis devino en un gobierno opositor, con el conservador Christopher Luxon gobernando Nueva Zelandia en la actualidad.