El gobierno del Presidente Joe Biden considera “apropiado” que Israel continúe por ahora con sus ataques terrestres y aéreos contra Hezbolá, dijo este jueves el portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Matthew Miller, pese a que Washington reconoce el riesgo de que la operación se extienda más allá de los objetivos actuales de Tel Aviv.
Israel envió tropas al sur del Líbano el martes, tras dos semanas de intensos ataques aéreos, en un conflicto cada vez más grave que ha atraído a Irán y corre el riesgo de involucrar a Estados Unidos.
En su rueda de prensa habitual, Miller afirmó que la naturaleza de todos los conflictos es “fluida” e “impredecible” y que, por tanto, es imposible decir cuánto tiempo tardará Israel en alcanzar su objetivo declarado de limpiar la infraestructura de Hezbolá en el sur del Líbano, lo que le permitiría devolver a los israelíes desplazados de sus hogares al otro lado de la frontera por meses de lanzamiento de cohetes.
“En última instancia, queremos ver un alto el fuego y una resolución diplomática, pero creemos que es apropiado que Israel, en este momento, lleve a los terroristas ante la justicia”, dijo Miller.
Washington ha advertido repetidamente a Israel contra una escalada del conflicto, pero una propuesta de alto el fuego de tres semanas presentada por Estados Unidos y otros países la semana pasada fue rápidamente rechazada por Israel en favor de la intensificación de las operaciones.
Más de 1,2 millones de libaneses se han visto desplazados por los ataques israelíes y casi 2.000 personas han muerto desde el inicio de los ataques israelíes contra Líbano en el último año, la mayoría de ellos en las dos últimas semanas, según las autoridades libanesas.
El Ministerio de Sanidad de Gaza, controlado por Hamás, afirmó que el número de muertos en la Franja de Gaza desde el 7 de octubre asciende a 41.788 personas y que los heridos suben a 96.794 gazatíes.
EE.UU. ha expresado su preocupación por el número de víctimas civiles de ese conflicto y, en ocasiones, ha instado a Israel a contener sus fuerzas para calmar la indignación internacional.