Los gobiernos de EE.UU., México y Guatemala acordaron el viernes prohibir el paso por su territorio de caravanas migrantes debido a la pandemia, días después que una proveniente de Honduras fuera disuelta por la fuerza en territorio guatemalteco.
“A cualquier intención de formar una caravana nuestro mensaje es claro: nuestra frontera permanece cerrada para aquellos que intenten entrar de manera ilegal”, declaró el embajador de Estados Unidos en Guatemala, William Popp.
“Los migrantes que crucen la frontera de los Estados Unidos de manera irregular serán retornados de inmediato como asuntos de seguridad nacional sanitaria”, sentenció.
Popp hizo la advertencia luego de reunirse con el canciller guatemalteco, Pedro Brolo, y el embajador mexicano en Guatemala, Romeo Ruiz, para abordar el asunto.
El lunes pasado, policías y soldados guatemaltecos, reprimieron una caravana con miles de migrantes hondureños, entre ellos cientos de niños, que irrumpieron desde el viernes en la frontera sin presentar documentos ni pruebas negativas de Covid-19, exigidas por el gobierno.
Los cuerpos de seguridad actuaron bajo un decreto del presidente Alejandro Giammattei, que ordenaba frenar su avance por los riesgos de la pandemia, que ha dejado en Guatemala 153.000 contagios y 5.420 muertos.
La acción ha sido rechazada por organismos de derechos humanos.
“Hacemos un llamado a países amigos para demostrar con hechos que no se tolerarán y contrarrestarán cualquier intento de conformación de flujos masivos de personas”, añadió Pedro Brolo.
Por su lado, el embajador mexicano, Romeo Ruiz, alertó a los migrantes que la situación es “extremadamente más complicada” para movilizarse por la pandemia, que se suma a los riesgos habituales de la travesía como la delincuencia organizada y la trata de personas.
“Por favor no abandonen sus casas, no pongan en peligro sus familias, no pongan en riesgo a sus hijos”, suplicó Ruiz.
Popp agregó que sus país trabajará por “alternativas y oportunidades económicas para más prosperidad” en Centroamérica, desde donde cada año salen miles de migrantes indocumentados hacia Estados Unidos.
Desde octubre de 2018, la migración ilegal a Estados Unidos desde el norte de Centroamérica dio un giro con la salida de caravanas de miles de personas, principalmente desde el norte de Honduras.
Los miembros de esta última caravana aseguraron que huyen de la pobreza, la violencia y de la crisis dejada por el paso de dos huracanes en noviembre y que marchaban esperanzados en una flexibilización de las condiciones migratorias con la llegada de Joe Biden al poder en Estados Unidos.