El objetivo era ambicioso: probar, por primera vez, una cápsula o nave para llevar pasajeros al espacio en un futuro cercano. Aunque la Dragon fue testada en tierra en varias ocasiones, esta sería su primera vez en órbita.
Los ojos del mundo estaban puestos en el Centro Espacial John F. Kennedy, en Cabo Cañaveral (Florida, Estados Unidos). A las 4.49 del sábado, tal como estaba estipulado, la rampa 39-A (la misma desde donde despegaron las misiones Apollo) hizo historia otra vez.
"¡Despega! El siguiente gran salto en un nuevo capítulo de los sistemas de vuelos espaciales humanos de los Estados Unidos ha dejado la plataforma", celebró la Nasa en un su cuenta de Twitter. Elon Musk, fundador de la empresa SpaceX, orgulloso y siempre activo en Twitter, hacía lo propio en su cuenta.
Esta asociación público-privada, que combina la innovación de las empresas comerciales que quieren llevar pasajeros al espacio y la experiencia de décadas de la Nasa, puso otra vez a Estados Unidos en la carrera espacial.
A 11 minutos del despegue del cohete Falcon 9, sobre el que viajaba la nave Dragon -que en esta prueba no llevó tripulantes-, esta se desplegó y se puso en órbita, camino a la Estación Espacial Internacional, donde debía acoplarse esta madrugada.
"Me gustaría expresar un gran aprecio por la Nasa", dijo Musk, luego del despegue. "SpaceX no estaría aquí sin la Nasa, sin el increíble trabajo que se realizó antes de que SpaceX comenzara y sin el soporte después de que SpaceX haya comenzado".
Desde el fin de la era de los transbordadores (en julio de 2011, el aterrizaje del Atlantis bajó la cortina a tres décadas de ese programa espacial de la Nasa), Estados Unidos debió recurrir a Rusia y sus naves Soyuz para transportar astronautas a la Estación Espacial, un viaje por el que paga 80 millones de dólares por cada asiento.
"Esta prueba de vuelo informará el diseño del sistema, las operaciones y conducirá cualquier cambio que deba realizarse antes de los vuelos de la tripulación. Estamos listos para aprender volando", comentó Steve Stich, subdirector del Programa de Tripulación Comercial de la Nasa.
Un hito
Pero lo ocurrido la madrugada de ayer no solo es un paso importante para la carrera espacial norteamericana. El ingeniero aeroespacial Klaus von Storch destaca el valor que le agrega la entrada de empresas privadas al desarrollo aeroespacial. "Este hito se relaciona solo con la Nasa, pero está especialmente enfocado en desarrollar otros proyectos que se están visualizando para el futuro", dice.
Según Von Storch, los planes de SpaceX están enfocados en desarrollar tecnología para enviar una nave tripulada a la Luna y luego a Marte, durante la próxima década. Además SpaceX, junto a la empresa Boeing, están desarrollando cohetes para poner en órbita a la primera estación espacial privada, de la compañía Bigelow Aerospace.
El investigador del Centro de Astrofísica de la U. de Chile, experto en naves espaciales, César Fuentes, agrega otro hito para la innovación aeroespacial: "Los cohetes Falcon que desarrolló SpaceX están diseñados para ser reutilizados. Eso no había ocurrido antes". Es más, SpaceX probará la capacidad de los sistemas autónomos de la nave espacial para maniobrar y atracar con la Estación Espacial Internacional.