Pese al crecimiento económico experimentado por África en los últimos años, hay un segmento muy sensible de su población al cual el hambre le sigue pasando la factura de manera dramática. Se trata de los niños. Según advierte un instituto de investigación panafricano con sede en Addis Abeba (Etiopía) en un reciente informe, este flagelo es culpable de casi la mitad de todas las muertes infantiles del continente.
En un llamado urgente a la acción, la investigación realizada por el African Child Policy Forum (ACPF), bajo el título "Por falta de voluntad. El hambre infantil en África", asegura que casi 60 millones de niños en África no tienen suficientes alimentos. Esto se traduce en que el 90% de los niños del continente no mantiene una dieta mínima aceptable y el 60% no come con la frecuencia mínima requerida, según los criterios establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Liberia, Congo y Chad están al final de la tabla cuando se trata de niños de seis a 23 meses que reciben alimentos suficientes y diversos con una frecuencia saludable. Les siguen Zimbabwe, Guinea-Bissau, Gambia y la República Democrática del Congo.
Bajo estas condiciones, no es extraño que el hambre contribuya a alrededor del 45% de la mortalidad infantil en África, donde una de cada tres muertes es atribuible a la deficiencia de micronutrientes en la alimentación de los niños. Unos 60 millones de niños africanos presentan desnutrición crónica, lo que se traduce en un retraso en la altura para su edad, y millones de menores presentan bajo peso para su estatura.
"Es paradójico que debamos estar hablando del hambre infantil en esta era de la narrativa del Ascenso de África y 30 años después de la adopción de la Convención sobre los Derechos del Niño. Pero aquí estamos. El hambre infantil sigue siendo un problema persistente y acuciante en África", comenta en el estudio Assefa Bequele, director ejecutivo del African Child Policy Forum.
Las palabras de Bequele tienen respaldo en las estadísticas. En Nigeria la desnutrición no ha variado, aunque el país crece un 4% de media al año. De igual forma, en República Democrática del Congo la desnutrición solo se ha reducido en un 0,5% a pesar de que el crecimiento de la renta per cápita ha sido del 2% de promedio.
El hambre afecta el crecimiento y el desarrollo cognitivo de los niños, pero también le pasa la factura al desempeño económico del continente. Se estima que el hambre infantil les cuesta a los países africanos entre 1,9% y 16,5% de su PIB, mientras que la desnutrición crónica ha reducido la renta per cápita actual del continente en un 10%. Por ejemplo, el hambre infantil le significa anualmente a Etiopía el 16,5% de su PIB, mientras que a Ruanda el 11,5%, según destaca el diario británico The Guardian.
Además, según el estudio, la falta de inversión por parte de los gobiernos para combatir la desnutrición infantil les está haciendo perder dinero, puesto que "por cada dólar gastado en la nutrición en la edad temprana de un niño, se pueden ahorrar hasta US$ 85 en Nigeria, US$ 80 en Sudán y US$ 60 en Kenia". Sin embargo, 34 países no están en camino de cumplir con el objetivo de reducir la desnutrición aguda -deficiencia de peso para la altura- a menos del 5% para 2025 y solo nueve países cumplirán con el objetivo de reducir la desnutrición crónica -retraso de la altura para la edad- en un 40% para esa fecha.
Para Bequele, "debe darse la máxima prioridad en la política pública" al tema del hambre infantil. Especialmente, si se considera que el crecimiento demográfico del continente continúa. "Se espera que la población de África alcance los 2.500 millones de personas en 2050, y su población infantil y juvenil alcanzará la marca de los 1.000 millones. Si continúan las tendencias actuales y no se toman medidas correctivas, África podría tener mil millones de niños y jóvenes desnutridos y hambrientos a mediados de siglo", advierte el director ejecutivo del African Child Policy Forum.