Las partes beligerantes de Etiopía acordaron formalmente un cese permanente de las hostilidades, después de un conflicto de dos años cuyas víctimas podrían ser cientos de miles de personas, pero aún les aguardan retos enormes, como el de convencer a todas las partes que depongan las armas o se retiren.

El gobierno de Etiopía y las autoridades de Tigray acordaron un “desarme ordenado, sin problemas y coordinado”, afirmó el expresidente nigeriano Olusegun Obasanjo, enviado de la Unión Africana, durante la primera sesión informativa sobre las conversaciones de paz en Sudáfrica.

Otros puntos clave incluyeron la “restauración de la ley y el orden”, agregó, así como la “restauración de los servicios” y el “acceso sin obstáculos a los suministros humanitarios” en la región largamente bloqueada de Tigray.

Personas caminan hacia una zona donde se lleva a cabo una distribución de alimentos operada por la Sociedad de Socorro de Tigray, en el norte de Etiopía, el 8 de mayo de 2021. Foto: AP

La guerra en el segundo país más poblado de África, que el viernes cumpliría dos años, ha visto abusos documentados en ambas partes, con millones de personas desplazadas.

“El nivel de destrucción es inmenso”, afirmó el principal negociador del gobierno de Etiopía, Redwan Hussein. El negociador principal de Tigray, Getachew Reda, expresó un sentimiento similar y aseguró que se han hecho “concesiones dolorosas”. Los etíopes, exhaustos, los vieron estrecharse las manos.

No estaba disponible el texto completo del acuerdo, con los detalles del desarme y la reintegración de las fuerzas de Tigray. “Lo difícil va a ser aplicarlo”, recalcó el expresidente keniano Uhuru Kenyatta, mediador en las conversaciones.

Eritrea, que ha luchado junto a la vecina Etiopía, no formó parte de las conversaciones de paz. No estaba claro de momento hasta qué punto su gobierno profundamente represivo -que durante mucho tiempo ha considerado a las autoridades de Tigray como una amenaza- respetará el acuerdo. El ministro de Información de Eritrea no respondió a las preguntas.

Se ha achacado a las fuerzas eritreas algunos de los abusos más graves, como violaciones colectivas. Hay testigos que han descrito matanzas y saqueos perpetrados por las fuerzas eritreas, incluso durante las conversaciones de paz. El miércoles, una fuente humanitaria dijo que varias mujeres en la población de Edwa denunciaron violaciones por parte de soldados eritreos, y algunas fueron heridas de gravedad. La fuente, como muchas en Tigray, habló bajo la condición de anonimato por temor a las represalias.