"No puedo aceptar que gran parte del patrimonio cultural de múltiples países africanos esté en Francia". La primera vez que Emmanuel Macron planteó este tema fue en noviembre de 2017, cuando dio un discurso ante cientos de estudiantes en una universidad en Uagadugú, la capital de Burkina Faso. Entonces hizo una osada promesa que provocó que todos aplaudieran y vitorearan.
"El patrimonio de África debe exhibirse en París, pero también en Dakar, en Lagos, en Cotonú. Esta será una de mis prioridades. A partir de hoy, y durante los siguientes cinco años, quiero ver que las condiciones sean idóneas para permitir la restitución temporal o definitiva del patrimonio cultural africano a África", aseguró el líder francés.
Y en noviembre pasado Macron comenzó a cumplir su promesa. Luego de encargar un informe oficial que defiende una restitución generalizada de las obras robadas y expoliadas, el mandatario decidió restituir "sin demora" 26 obras reclamadas por las autoridades de Benín, botín de guerra del Ejército francés en 1892. Y no solo eso. También propuso "reunir en París en el primer trimestre de 2019 al conjunto de los socios africanos y europeos" para definir el marco de una "política de intercambios" de obras de arte.
Los autores del informe encargado por Macron, la historiadora francesa Bénédicte Savoy, miembro del Collège de France, y el economista senegalés Felwine Sarr, autor del influyente ensayo Afrotopia, proponen un calendario para la entrega de las obras africanas. En 2019, Francia tendría que restituir una primera lista de 24 obras a Malí, Benín, Nigeria, Senegal, Etiopía y Camerún, fruto de expolios durante las guerras coloniales de finales del siglo XIX o bien en las misiones etnográficas de la primera mitad del XX. Tras esa reparación simbólica, señala el diario español El País, Francia debería entregar, en los próximos cinco años un inventario de obras de origen africano a cada Estado del continente. Después, el informe propone la creación de comisiones bilaterales donde los países africanos reclamarían las obras que deseen recuperar.
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Una de las puertas del reino Dahomey.[/caption]
Benín, que contribuyó a impulsar el dossier al reclamar la restitución de las estatuas reales de Abomey, actualmente propiedad del Museo del Quai Branly en París, celebró que Francia "haya llegado hasta el final del proceso". En 2016, cuando Benín solicitó oficialmente que 5.000 piezas robadas por colonizadores franceses fueran devueltas, el Ministerio de RR. EE. de Francia alegó que tales piezas formaban parte del patrimonio nacional. El gobierno se basaba en el edicto de Moulins, de 1566, que establecía que toda la propiedad del Estado era inalienable.
Desde otras partes de Europa, destaca The New York Times, los museos han estado atentos a las acciones tomadas por Francia, las cuales podrían aumentar la presión para que ellos restituyan objetos de sus propias colecciones. En Londres, hubo un reciente acuerdo entre el gobierno británico, algunos museos y Nigeria, que negociaban desde hace 11 años la devolución de los "Bronces de Benín", una colección de 700 piezas en el British Museum que llegaron a Inglaterra hace más de 100 años.
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El trono del rey de Dahomey, del siglo XIX.[/caption]
Sin embargo, diplomáticos, historiadores y negociadores consultados por el diario O Estado de Sao Paulo sostienen que el gesto no tiene sólo un valor histórico. La meta es reconstruir la relación entre Europa y el continente africano y frenar la ola de contratos que sus excolonias pasaron a firmar con China, Rusia e India.
Este año será el décimo consecutivo en que China será el mayor socio comercial de África. Entre 2000 y 2015, el comercio entre Beijing y el continente se multiplicó por siete. Una presencia que se materializó en la construcción de puertos, carreteras e incluso estadios de fútbol. Hasta mediados de 2018, China había exportado US$ 99.000 millones al continente y dominaba el 19% del mercado. En cambio, la participación de los europeos era de sólo el 9%.
Aunque la población africana cuestiona, según O Estado de Sao Paulo, la presencia de los chinos, ellos son mejor vistos que los europeos, marcados por el colonialismo de siglos. Una reciente encuesta del Pew Research Center indicó que más del 70% de los encuestados en Kenia, Nigeria, Senegal o Tanzania tenían una imagen positiva de China. En el caso de los europeos, esta tasa era inferior al 50%.
En una muestra de la nueva relación que Europa busca con África, en septiembre la Comisión Europea anunció una "nueva alianza" con el continente negro, con una serie de proyecto que promete crear 10 millones de empleos.