Los inviernos rusos ya no son lo que eran, al menos en Moscú. La capital rusa vive el mes de diciembre más caluroso de la historia. Y no solo es que las temperaturas no bajen de cero, sino que no hay ni rastro del tradicional manto de nieve que cubre habitualmente sus calles y parques en esta época del año. "Este año es realmente único por sus anormales condiciones climatológicas. Muchas plantas hasta se han equivocado de estación", comentó a EFE Antón Dubiniuk, encargado del Jardín Botánico adscrito a la Universidad Estatal de Moscú.
Los termómetros marcan estos días entre 6 y 7 grados por encima de la norma, lo que tiene a los expertos confundidos, a los moscovitas nerviosos y a los niños inquietos ante la posibilidad de unas vacaciones sin trineo. Ningún día de este mes ha marcado temperaturas negativas y es muy probable que 2019 sea declarado el año más cálido en 140 años de observaciones meteorológicas (1879).
La especialista del Centro de Meteorología de Rusia Marina Makarova comentó a EFE que en los últimos 10 años los inviernos han sido más cálidos y menos nevosos de lo habitual, pero el de 2019 se lleva el récord.
Si en un diciembre cálido -1960 y 2008- hubo 10 días de nieve, en este mes ha habido solo cinco días (16 milímetros frente a los 56 de media mensual). El problema no solo es la falta de nieve, sino que la poca que ha habido se derrite apenas cae por las altas temperaturas.
En vez de una blanca navidad con cielos despejados, en Moscú los cielos están encapotados desde hace varias semanas. En vez de nieve hay lluvia, como si estuviéramos en abril. En vez de gorros, bufanda y botas, muchos moscovitas van con la cabeza el descubierto y zapatillas de deporte.
Las flores brotan
Los osos de los zoológicos son incapaces de hibernar. Las pistas de hielo se derriten. Las "gorki", las montañas de nieve en los parques desde las que se deslizan los niños en sus trineos, están cubiertas de hierba. Hasta las flores han comenzado a brotar.
Y en España, el invierno será "más cálido de lo normal" y seco cuanto más al sur. Un fenómeno similar ocurre en Francia, especialmente en París, donde la nieve de otros años escasea.