Eusebio Hernández Greco: “El legado del Papa fue la urgencia de una Iglesia para todos”
Quien conoció a Francisco por 31 años cuenta a La Tercera cómo Jorge Mario Bergoglio lo guio en su camino por la Iglesia Católica. “Fue como un verdadero padre”, recuerda el sacerdote argentino, quien también se refiere al legado del fallecido Pontífice.
Era 1995 cuando el sacerdote argentino Eusebio Hernández Greco conoció a quien se convertiría en el Papa Francisco, gracias a monseñor Raúl Rossi, un obispo cercano a ambos que fue ordenado junto a Jorge Bergoglio en la Catedral de Buenos Aires, en 1994. Hernández, de 20 años entonces, estaba en el Seminario Metropolitano y tenía inquietudes sobre la vida monástica, así que se las comentó al obispo Rossi. “Yo no entiendo mucho de la vida monástica, pero te puedo hacer charlar con un sacerdote amigo mío que es religioso, jesuita, y él te va a poder orientar mejor”, le recomendó.
Así conoció a Jorge Mario Bergoglio, fallecido este lunes a los 88 años. Durante más de un año, Eusebio se reunió semanalmente con él para hablar de su vocación, sus dudas y su camino espiritual. Bergoglio lo acompañó en todo ese proceso hasta su ingreso al monasterio, en 1996. Luego, el contacto se redujo a algunas cartas o llamadas esporádicas, cuenta Hernández a La Tercera.
En 2009, siendo arzobispo de Buenos Aires, Bergoglio ordenó a Hernández como diácono en marzo y como sacerdote en noviembre. En agosto de 2013, lo visitó por primera vez como Papa y estuvieron más de 40 minutos a solas conversando. Desde entonces se reencontraron varias veces en Roma: la última fue en septiembre de 2023, cuando volvieron a conversar en privado durante una hora.
Hoy, el sacerdote es capellán de los migrantes venezolanos para la arquidiócesis de Buenos Aires y párroco de Nuestra Señora de Caacupé, en el barrio bonaerense de Caballito.
Parte de la prensa argentina dice que usted fue amigo íntimo y personal del Papa por más de 30 años. ¿Lo considera así?
Me considero más un hijo espiritual que un amigo, que es algo más entre iguales. Yo lo tuve siempre como un referente hacia arriba. Pero es verdad que nos conocimos hace 31 años y me acompañó muchísimo en todo lo que es mi discernimiento vocacional. Ha estado súper presente, realmente como un padre. Ocupándose de mis necesidades, de los consejos que necesitaba para ciertas etapas de mi vida en el camino espiritual. Así que siempre ha sido y sigue siendo un referente para mi sacerdocio.
¿Recuerda algún momento que evidencie su carácter?
Sí, por ejemplo cuando fui al Vaticano, él ya sabía de mi trabajo con los migrantes y me decía: “Yo, a veces, los domingos que tengo un ratito más de tiempo libre, le pido a mi secretario que entre en las redes sociales de la parroquia a ver qué estás haciendo”. Y comentaba: “Yo veo tu trabajo con los venezolanos, y yo te pido que sigas trabajando por los migrantes, para que puedan sentirse en la Argentina como en su casa. Es una gran obra la que estás haciendo”. Así que nada, pensar que el Papa entraba al Instagram de la parroquia, para ver las actividades que había, habla de una gentileza de padre que se interesaba por todos. Tenía esa capacidad increíble de tener un corazón tan grande, que te hacía pensar que en su corazón eras único, y que solamente tenía detalles contigo. Y no. Uno conoce un montón de anécdotas, de gestos concretos de padre, de no solamente asegurarte su oración y su bendición, sino también de cosas muy concretas. Y tenía una capacidad de escuchar y una memoria increíbles para no olvidarse cuando te veía del último tema que habías hablado y que a ti te preocupaba, él se acordaba perfectamente.
¿Cuál cree que fue el legado de Francisco para la Iglesia Católica?
Mira, yo creo que lo que nosotros veníamos escuchando de él como sacerdote de Buenos Aires fue lo que después escuchamos de Francisco como Papa. La necesidad e incluso la urgencia de ser una Iglesia de puertas abiertas donde no se excluya a nadie. Donde todos tengan lugar. Donde cualquier situación que la persona esté viviendo, todo podía ser abrazado por Dios y acogido en la Iglesia. Que en la Iglesia no había ningún descartable, ninguna persona que por su situación moral o desmoral podía quedarse afuera. Yo creo que eso fue el legado del Papa: esto de decir en los últimos discursos que dio, que “la Iglesia es para todos, todos, todos”. Repetir tres veces todos es como diciendo, “a ver, por favor, que les entre que la Iglesia no es un lugar solamente para los santos, sino que es un lugar donde todos estamos”.
En sus 12 años de papado, Francisco nunca viajó a Argentina, supuestamente porque temía que se utilizara su visita para fines políticos. ¿Hay algún rencor desde el sector eclesiástico por ese hecho?
No, desde la Iglesia no, al contrario. Todos, creo que todos, desde los obispos hasta nosotros, entendimos el porqué. Y las veces que he ido y que he estado a solas con él, se lo he preguntado, y nunca me dijo realmente que era por una cuestión política. Al contrario, él me decía, “mirá, yo tengo muchas ganas de volver a nuestra patria, pero tengo realidades que como Papa quiero visitar y donde nunca ha ido un Papa, y me parece que esa gente es la que tiene la prioridad hoy por hoy. Sería egoísta si yo me tomo, digamos, el tiempo para ir a la Argentina y les quito tiempo a otros lugares donde la visita de un Papa demostraría una realidad que no queremos ver, o gente que son minorías en sus países”.
¿Qué cree que le faltó hacer al Papa?
Yo creo que a todos, cuando uno se evalúa, nos falta algo. Pero yo creo que él lo dio todo. Realmente, yo estoy convencido, conociéndolo a Bergoglio, que él sabía que su fin se acercaba. Y esto heroico, de una persona de 88 años convaleciente, delicada de salud, que salga a la Plaza de San Pedro, que salga a dar la bendición, que esté presente el Domingo de Ramos, que haya ido el Jueves Santo, cuatro días antes de morir, que haya ido a una cárcel con su estado de salud, eso fue darse hasta el extremo. Creo que realmente se entregó totalmente.
¿Tiene algún candidato favorito de cara al cónclave?
No, la verdad que no los conozco mucho, conozco a algunos. Pero no tengo un candidato como para decir “me gustaría tal persona”. Así como me asombró que Bergoglio fuera anunciado y saliera al balcón como Francisco, bueno, me sorprenderé, y estaré atento como hijo de la Iglesia a escuchar el nombre del futuro Papa y a ver para dónde quiere llevar la Iglesia de Jesús.
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