Pese a las denuncias de la oposición y a los cuestionamientos de la OEA, el Presidente boliviano, Evo Morales, se dio este jueves por ganador de las elecciones del domingo. Horas después, con el 99,9% escrutado, el Tribunal Electoral, proclamó el triunfo del mandatario, quien obtenía un 47.07%, mientras que su rival, Carlos Mesa, lograba un 36,52%. Según la ley electoral de Bolivia, si un candidato consigue un 40% pero una diferencia de más de 10 puntos con el segundo, gana en primera vuelta.

En días previos, Evo había denuncia un "golpe de Estado" en su contra, orquestado por una oposición que, según él, se niega a reconocer su derrota. Ante la estrecha definición, la oposición se unió para exigir una segunda vuelta.

"Ganamos en primera vuelta", dijo el Presidente, que asumió el mando de Bolivia en 2006 y que, a la luz de los resultados, permanecería en el Palacio Quemado hasta 2025.

Ante las movilizaciones y huelgas a nivel nacional, Morales apuntó contra su rival en las urnas y la Organización de los Estados Americanos (OEA), a la que emplazó a realizar una auditoría en el proceso electoral si tienen dudas de las elecciones del domingo.

"Carlos Mesa no solo ha sido un cobarde, sino que es un delincuente" por convocar paro cívico, manifestó el mandatario en la Casa Grande del Pueblo, para luego trasladarse a Cochabamba.

La oposición boliviana se agrupó en la Coordinadora de la Defensa de la Democracia, integrada por CC, el expresidente Jorge "Tuto" Quiroga, la alianza Bolivia Dice No, Unidad Nacional (UN), organizaciones cívicas y Comité Nacional de Defensa de la Democracia (Conade), que exigen un balotaje ante las dudas que envuelven al proceso liderado por el Tribunal Supremo Electoral (TSE).

Así, la organización convocó a "la ciudadanía, organizaciones sociales, instituciones y personalidades a sumarse" y a "mantenerse movilizada pacíficamente, hasta lograr el respeto de la voluntad popular".

La escalada de tensión provocó incendios en varias sedes electorales en el país.