El excomandante sandinista, Hugo Torres, lo recuerda bien: fue el único guerrillero nicaragüense que en los años 70 participó en dos hitos clave en la lucha contra la dictadura de Anastasio Somoza, la toma de la casa de Chema Castillo y la del Palacio Nacional. Tras el triunfo de la Revolución Sandinista en 1979, Torres escaló hasta lo más alto de la nomenclatura de Nicaragua, pero en 1990, cuando perdieron el poder, decidió romper con Daniel Ortega. Lo mismo hicieron en su momento otros altos dirigentes sandinistas, como el escritor Sergio Ramírez y la excomandante Dora María Téllez.
Desde entonces estos antiguos dirigentes sandinistas han denunciado una serie de abusos de poder cometidos por Ortega, especialmente tras su segunda reelección en 2016, que le permitirá gobernar hasta 2022, año en que completaría 26 años no consecutivos como Presidente, casi el doble que los de Somoza (1967-1972 y 1974-1979). A juicio de Hugo Torres, exgeneral de Ejército, lo que hace dos meses comenzó como una protesta por un cambio en el seguro social, ahora se ha transformado en un masivo movimiento que exige la salida de Ortega, a quien acusan de una represión que ha provocado al menos 200 muertos, decenas de desaparecidos y más de 1.500 heridos.
"Ortega es más que un émulo de Somoza. Ortega es una dictadura somocista corregida y aumentada. En algunos aspectos Ortega es peor que Somoza porque la concentración de poder que logró Ortega en estos años nunca la tuvo el somocismo", plantea Torres en una entrevista telefónica con La Tercera desde Managua. "Se debe poner fin a la represión de las protestas", señala el ex comandante sandinista, a propósito del complejo diálogo entre el orteguismo y la oposición, con la Iglesia Católica como mediadora. "Estamos librando una batalla", agrega.
¿Cuál es la situación en Nicaragua tras dos meses de protestas contra el gobierno de Daniel Ortega?
Hay más de 200 muertos, decenas de torturados y desaparecidos, bastante destrucción y autoincendios provocados por las fuerzas de Ortega.
Lo que comenzó como una protesta contra el aumento de las pensiones pronto derivó en una explosión social contra Ortega y su esposa, la Vicepresidenta Rosario Murillo. ¿Qué ocurrió?
Desde que Ortega asumió el poder en 2007 comenzó a implementar su plan de desmantelamiento del régimen democrático. Copó todas las instituciones del Estado, vale decir, desde la Corte Suprema hasta el último juez, el Consejo Supremo Electoral, la Asamblea Nacional, la Contraloría, la Procuraduría, la Fiscalía, etc. También corrompió a la policía, que es la misma que encabeza ahora la represión más brutal que hemos conocido desde la dictadura de Somoza. Amparado en todo eso, aparte de la corrupción, Ortega fue acumulando agravios en todos los sectores del país. Lo que estamos viviendo hoy es el desarrollo de una insurrección cívica y pacífica no conocida en los anales de Centroamérica. Pero han habido asesinatos a sangre fría y las protestas han sido reprimidas.
¿El diálogo entre las partes puede resolver la crisis?
Nosotros estamos apostando al diálogo para no irnos a una guerra civil.
¿La oposición solicita el adelanto de las elecciones para marzo de 2019?
No. Lo que exigimos es la salida del poder de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Ya no tienen espacio para estar en esa posición por la represión brutal. Hay hasta hornos de cremación y se teme una cacería aún mayor. Queremos justicia y democratización.
Usted fue protagonista de la Revolución Sandinista ¿El autoritarismo de Ortega es comparable al de la era de Somoza?
Ortega es peor que Somoza en algunos aspectos. En la época de los Somoza la mayoría de los sindicatos eran independientes, pero ahora no. Ortega compró a los sindicatos y por eso llevábamos 11 años sin protestas. Los Somoza jamás acumularon tanto poder económico como Ortega. Daniel Ortega tuvo la suerte de establecer un convenio de petróleo con Hugo Chávez. Pero el dinero proveniente de esa venta barata de petróleo se lo apoderó Ortega. Se embolsó más de cuatro mil millones de dólares. Es un crimen enorme.
¿Ortega traicionó entonces los valores y sueños del sandinismo?
Totalmente, absolutamente. Por eso ya no hablamos de sandinismo, sino de orteguismo.