La alerta la dio la ONU a mediados de octubre pasado, al señalar que al menos un millón de niños corren el riesgo de perder la vida por desnutrición grave en Afganistán. Y con 14 millones de personas en todo el país que enfrentan una inseguridad alimentaria aguda, millones de otros niños sufrirán desnutrición severa para fin de año, advirtió el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Y con el invierno acercándose rápidamente, los grupos humanitarios dicen que se enfrentan a una carrera contrarreloj para ayudar a las familias que carecen de acceso a agua potable, nutrición y servicios de salud.
Según encuestas recientes realizadas por el Programa Mundial de Alimentos, la rama de asistencia alimentaria de Naciones Unidas, en el 95% de los hogares de Afganistán no consumen suficientes alimentos, y los padres tienen que comer menos y saltarse comidas para alimentar a sus hijos. “A medida que más familias luchan por poner comida en la mesa, la salud nutricional de las madres y sus hijos empeora día a día”, dijo un representante de la organización en Afganistán, en un comunicado el 5 de octubre.
Un ejemplo de esta situación es lo que ocurre en Herat, donde la organización Médicos Sin Fronteras se encuentra trabajando y ha visto un preocupante aumento de los casos de desnutrición. Así lo dio a conocer Mamman Mustapha, excoordinador del proyecto de MSF en esa provincia afgana, en una entrevista realizada por la misma organización médica y humanitaria internacional.
¿Cómo ha sido la situación sanitaria en Herat durante los últimos meses, desde que los talibanes tomaron el poder?
El sistema de salud está en riesgo de colapsar en todo el país, mientras que las necesidades son enormes, y esto también se refleja en lo que observamos en Herat. El acceso a la atención ya era un problema importante en Afganistán mucho antes de la toma de poder de los talibanes, pero hoy la situación se ha degradado aún más, pues se ha suspendido la mayor parte de la ayuda internacional, incluido el financiamiento del Banco Mundial para los programas de atención básica y esencial de la OMS, mismos que cubren la provincia de Herat.
Las instalaciones de salud en el área están cerrando o reduciendo sus actividades, proporcionando servicios mínimos con los recursos que les quedan disponibles. No sabemos qué va a pasar con estas instalaciones. Las personas están desempleadas y viven en la pobreza, no pueden pagar por una atención privada. Además, algunas de las organizaciones humanitarias que anteriormente trabajaban en la zona aún no han reanudado sus actividades por completo.
El Hospital Regional de Herat, donde MSF tiene un centro de alimentación terapéutica para pacientes hospitalizados (ITFC), perdió parte de su personal clave, como su director y parte de su personal médico de mayor jerarquía. Abandonaron el país justo antes de la caída de la ciudad a manos de los talibanes.
El resultado ha sido una falta de gobernanza en el hospital y muchos desafíos administrativos. Fuera del ITFC gestionado por MSF, los salarios no se han pagado desde hace cinco meses, no hay suficientes suministros médicos ni dinero para pagar el mantenimiento. Y mientras tanto, las salas están llenas de pacientes. En pocas palabras, las necesidades están en todas partes y el sistema está fallando.
Muchos, incluyendo Naciones Unidas, han señalado que actualmente la desnutrición es una gran crisis en el país. ¿Qué se ha visto a través del programa de nutrición de MSF?
Nuestros indicadores muestran que la desnutrición es un problema importante. Probablemente lo definiría como una crisis inminente que comenzó mucho antes de los acontecimientos recientes. Entre mayo y septiembre de 2021 observamos un aumento de casi un 40% en el número de ingresos a nuestro programa en el centro de alimentación terapéutica en comparación con el mismo período, pero en 2020. El peak de desnutrición de este año superó sus niveles habituales en términos de intensidad y duración. Esperábamos una disminución en septiembre, pero en realidad estamos viendo un aumento adicional en el número de casos.
Últimamente, la situación ha empeorado aún más. Nuestro centro de alimentación terapéutica ha estado muy ocupado, con más de 60 nuevas admisiones cada semana, y el número de pacientes hospitalizados ha duplicado nuestra capacidad máxima. Esto motivó la decisión de aumentar el número de camas disponibles. Muchas y muchos de nuestros pacientes y sus familias viajan por más de 15 kilómetros para buscar atención médica, algunos vienen de lugares tan lejanos como las provincias de Badghis, Ghor y Farah, ubicadas a más de cien kilómetros de distancia.
Probablemente hay varias razones detrás del aumento de la desnutrición en el área, probablemente indicativas de la situación más generalizada en Afganistán: la falta de instalaciones sanitarias en funcionamiento en el área, la recesión económica (con una tasa de inflación de hasta el 30% para los alimentos), la falta de liquidez, el cierre de bancos y una sequía que se espera persista a lo largo de 2021.
Los recientes ataques en Kunduz y Kandahar fueron un impactante recordatorio de que la inseguridad sigue siendo una preocupación. ¿Es una preocupación la seguridad de los equipos de MSF en la zona?
En primer lugar, nos esforzamos para que la comunidad sepa que estamos allí para brindar asistencia médica y no para tomar partido en ningún conflicto. Nuestro principal activo es nuestra imparcialidad y la calidad de los servicios que brindamos, respetando siempre la cultura local.
Dicho eso, los ataques en Kunduz y Kandahar fueron realmente impactantes. Se los adjudicó el Estado Islámico en la provincia de Khorasan (ISK), que tiene un historial de atacar a grupos, como chiitas y hazaras, grandes comunidades que viven en Herat y, en general, a civiles inofensivos en el país.
Es posible que esta amenaza se haya visto agravada por la reciente fase de inestabilidad. Hacemos nuestro mejor esfuerzo para monitorear el contexto y minimizar el riesgo de quedar atrapados en un ataque, a sabiendas de que no hay forma de eliminar por completo ese riesgo, que en realidad se aplica a cualquier persona en Afganistán, incluyendo Herat.