El exjuez Sergio Moro defendió este miércoles su actuación al frente de la megaoperación anticorrupción Lava Jato, un día después de que la Corte Suprema de Brasil lo declarara “parcial” en la condena que dictó contra al expresidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva.

“A pesar de la decisión de la sala segunda del Supremo Tribunal Federal (STF), tengo absoluta tranquilidad sobre los aciertos de mis decisiones, todas fundamentadas, en los procesos judiciales, incluso en los que tenían como acusado al expresidente”, declaró en una nota el exjuez, que fue ministro de Justicia del Presidente Jair Bolsonaro entre 2019 y 2020.

“Todos los acusados fueron tratados con el debido respeto, con imparcialidad y sin ninguna animosidad por mi parte, como juez del caso”, agregó Moro, que dirigió la investigación Lava Jato como magistrado de primera instancia en Curitiba (sur).

La sala segunda del STF determinó el martes, por 3 votos a 2, que Moro actuó con parcialidad cuando en 2017 condenó a Lula a 9 años y medio de cárcel, como beneficiario de un tríplex en el litoral paulista a cambio de contratos otorgados a una constructora por la petrolera estatal Petrobras.

Esa condena fue elevada a 12 años y un mes de cárcel en 2018 por un tribunal de segunda instancia y reducida en 2019 a 8 años y 10 meses por una corte superior (STJ).

Lula (2003-2010), de 75 años, estuvo preso por ese caso desde abril de 2018 hasta noviembre de 2019.

El fallo del STF obliga al tribunal que trate el asunto a iniciar desde cero la instrucción, con todos los interrogatorios.

Numerosos analistas se interrogaban este miércoles sobre el impacto de la decisión del STF en otras sentencias de Lava Jato, la operación que llevó a la cárcel a decenas de empresarios de primer plano y a políticos de casi todos los partidos.

“Brasil no puede retroceder y destruir el pasado reciente de combate a la corrupción y a la impunidad, por el cual fue elogiado internacionalmente”, declaró Moro.