El exministro brasileño de Salud Luiz Henrique Mandetta afirmó que alertó “sistemáticamente” al Presidente Jair Bolsonaro sobre las “gravísimas consecuencias” de sus posturas frente a la pandemia, al declarar el martes ante la comisión que deslinda responsabilidades en la tragedia que ya dejó casi 410 mil muertos.
“Hemos recomendado expresamente a la Presidencia que revise su postura, que podía colapsar el sistema de salud”, subrayó Mandetta, destituido en abril de 2020 por defender el distanciamiento social para contener el virus.
“Lo he alertado sistemáticamente”, agregó, refiriéndose a una carta que habría entregado a Bolsonaro, quien desde el inicio minimizó la enfermedad, rechazó el uso de mascarillas, promovió aglomeraciones y preconizó el uso de medicamentos sin eficacia comprobada contra el virus del covid-19.
“Brasil hubiera podido hacer más. Podríamos haber empezado a vacunar en noviembre pasado”, dos meses antes de cuando se inició una lenta campaña de inmunización, dijo Mandetta, primer testigo convocado por la Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) instalada la semana pasada por el Senado.
Mandetta afirmó que las orientaciones de Bolsonaro “confrontaron públicamente” las de su ministerio y que eso “transmitía una información dudosa a la sociedad”.
Tres escenarios
Mandetta reveló que su ministerio elaboró “tres escenarios”, en función de las respuestas que se dieran a la pandemia, cuando esta había causado menos de mil muertes en Brasil.
“El escenario optimista daba de 30 a 40 mil muertos” antes del 31 de diciembre de 2020; el “realista sería de hasta 90 mil muertos y el más elevado era de 180 mil muertos”, detalló.
A fin de año, Brasil contabilizaba ya “más de 194 mil muertos”, recordó.
“En ese momento, el presidente [Bolsonaro] entendió que esas previsiones eran más correctas” que las de otros asesores, refirió Mandetta.
Pero sin resultados tangibles en ese y en otros temas, según el exministro.
“Siempre que le explicábamos, el presidente entendía. Decía que diéramos seguimiento [a nuestras orientaciones]. Pero dos días después, volvía a ponerse en la situación de quien no había entendido”, contó.
Primeros convocados
Los primeros convocados por la CPI fueron los cuatro ministros de Salud que se sucedieron en el cargo desde el inicio de la crisis sanitaria.
Madetta, un ortopedista y exdiputado, fue reemplazado en abril de 2020 por el oncólogo Nelson Teich, quien renunció menos de un mes después, bajo fuerte presión para ampliar el uso de la cloroquina y la hidroxicloroquina entre los pacientes internados con Covid-19.
Mandetta aseguró que nunca adoptó una decisión “que no sea científica” y que solo aceptó recetar cloroquina “como uso compasivo, cuando no queda otro recurso”, pues se trata de un medicamento que “tiene una serie de reacciones adversas” y “puede ser peligroso”.
El tercer convocado es el general Eduardo Pazuello, bajo cuya gestión, que duró hasta marzo pasado, se produjo la catástrofe de Manaos, la capital del estado de Amazonas, durante la cual decenas de personas murieron por falta de oxígeno en los hospitales.
Pazuello debía declarar el miércoles, pero el presidente de la CPI informó que podía posponerse, pues aguardaba una notificación de que el exministro entró en cuarentena tras estar en contacto con dos personas con covid.
Los últimos testimonios previstos de esta primera tanda son los del actual ministro, Marcelo Queiroga, y el presidente de la agencia reguladora sanitaria Anvisa, Antonio Barra Torres.
Entre los puntos a esclarecer figura la demora de la campaña de vacunación. Hasta ahora, el 14% de la población de este país de 212 millones de habitantes recibió la primera dosis y 6,7% la segunda, interrumpida en varios ciudades por falta del inmunizante.
Las labores de esta CPI tienen el potencial de complicar la reelección de Bolsonaro en octubre de 2022.
El relator de la Comisión, Renan Calheiros, afirmó la semana pasada que la investigación no impulsará “acciones persecutorias”, pero que se imponía castigar “inmediata y emblemáticamente” a los responsables.
Brasil vivió en marzo y abril de este año los meses más letales de la pandemia. El promedio de decesos es de 2.384 en los últimos siete días, después de haber superado los 3 mil hace algunas semanas. La ocupación de las unidades de terapia intensiva está por encima del 80% en casi todos los estados.