Además de investigadora senior para Asia Oriental en la Freedom House, una organización independiente con sede en Washington dedicada a la promoción de la democracia, la libertad política y los derechos humanos, Sarah Cook dirige el China Media Bulletin, un resumen mensual en inglés y chino que proporciona noticias y análisis sobre la evolución de la libertad de los medios relacionados con China. También es autora de varios informes de países asiáticos para las publicaciones anuales de Freedom House, así como tres reportes especiales sobre China: The Battle for China's Spirit (2017), The Politburo's Predicament (2015), and The Long Shadow of Chinese Censorship (2013).

En esta entrevista con La Tercera, Cook -quien ha comparecido ante la Comisión Ejecutiva del Congreso de Estados Unidos sobre China y cuyos análisis suelen ser publicados por CNN, The Wall Street Journal y Foreign Policy- sostiene "que es raro que un jefe de Estado o gobierno occidental exprese públicamente y con fuerza las preocupaciones sobre la pobre situación de los derechos humanos en China", tal como aconteció con el Presidente Sebastián Piñera durante su visita al gigante asiático, donde dijo que "cada uno tiene el sistema político que quiera darse".

¿Por qué los países occidentales evitan cuestionar a China por su situación de derechos humanos?

En realidad, creo que muchos países occidentales han hablado periódicamente sobre los problemas de derechos humanos en China: el Congreso de Estados Unidos y el Parlamento Europeo han aprobado incluso resoluciones sobre temas especialmente delicados como el Tíbet o Falun Gong, el Departamento de Estado emite un informe bastante crítico sobre derechos humanos en China cada año, y ha habido algunos casos en los últimos años de declaraciones conjuntas de gobiernos occidentales en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.

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(The Epoch Times) Sarah Cook en un panel sobre China en Washington, en marzo de 2018.[/caption]

¿Pero a nivel de jefes de Estado o gobierno es una práctica inusual?

Creo que tiene razón en que es raro que un jefe de Estado o gobierno occidental exprese públicamente y con fuerza las preocupaciones sobre la pobre situación de los derechos humanos en China. Recuerdo que Angela Merkel lo hizo en una visita bastante reciente a Beijing, pero desafortunadamente eso fue inusual. Creo que muchos líderes occidentales sienten que hay muchas áreas problemáticas sobre las que necesitan tratar para lograr la cooperación del gobierno chino -acuerdos comerciales, cambio climático, ciberseguridad, desnuclearización en Corea del Norte- y no quieren arriesgar el avance potencial en esas áreas criticando públicamente la represión política, religiosa y étnica.

¿Y cómo calificaría esta postura de los líderes occidentales?

Eso es un error. El Partido Comunista Chino es muy hábil para hacer pequeños avances o gestos simbólicos en esas áreas para que los líderes occidentales puedan justificar su silencio. Pero tal apaciguamiento demuestra debilidad y se presta para futuras manipulaciones. También socava la credibilidad de las democracias occidentales cuando critican los derechos humanos en otros países pero luego permanecen en silencio ante uno de los peores regímenes de abuso de derechos en el mundo. Y a largo plazo, el Partido Comunista tiene intereses muy diferentes a los de las potencias occidentales y China, bajo su gobierno, probablemente no sea un socio genuino. Así que los líderes occidentales están sacrificando sus principios -y el beneficio potencial para las personas inocentes que sufren la detención china- por una forma mítica de cooperación que es poco probable que se cumpla bajo el gobierno del PCCh.