El exprimer ministro laborista Tony Blair afirmó este miércoles que no debe celebrarse un nuevo referéndum de independencia en Escocia, a menos que se perciba "una gran oleada de opinión al respecto", lo que dijo que no está ocurriendo ahora mismo.

En una entrevista con el periódico escocés The Herald, el antiguo dirigente socialdemócrata expresó su temor a que una nueva votación sobre el encaje constitucional de la región británica pueda dañar "de manera fundamental" al Reino Unido.

"No creo que debamos tener uno (referéndum) a menos que realmente haya una gran oleada de opinión y eso no lo veo. Para ser brutalmente franco al respecto, lo último que necesitamos en este momento es otra gran dosis de incertidumbre constitucional, realmente nos dañaríamos de forma fundamental como país", declaró.

Blair, que nació en Edimburgo y bajo cuyo gobierno se creó el Parlamento escocés en 1999, indicó que así como es "absurdo" que el Reino Unido abandone la Unión Europea (UE), por "razones geopolíticas", también es "poco sensato" que Escocia se separe del resto del país.

"Eso no quiere decir que las personas que quieren irse del Reino Unido, especialmente los nacionalistas escoceses, lo estén haciendo por razones absurdas, no lo digo en absoluto", indicó y preciso que considera que el brexit puede hacer que el sentimiento independentista aumente.

Sus declaraciones se producen a raíz del anuncio que la ministra principal escocesa, la nacionalista Nicola Sturgeon, hizo el pasado 24 de abril, en que se comprometió a impulsar una segunda consulta sobre la independencia antes de que termine la legislatura en 2021.

La razón que Sturgeon argumentó es que el 62 % de escoceses votó en contra de la salida de Reino Unido de la Unión Europea, que previsiblemente se producirá el próximo 31 de octubre, lo que modifica las circunstancias bajo las que se celebró el plebiscito independentista de 2014, en que el 55 % rechazó la separación.

El Parlamento escocés, conocido como Holyrood, se creó tras un referéndum celebrado en 1997, en que los escoceses apoyaron la creación de una cámara regional que asumiera parte de las competencias estatales.

Eso sucedió tan solo cuatro meses después de que Blair fuera elegido primer ministro (1997), después de lo que fue una victoria electoral aplastante.