
¡Extra Omnes! El Vaticano se alista para un cónclave inédito
Será el más numeroso de la historia, con 133 cardenales presentes y el más diverso: al interior de la Capilla Sixtina estarán representados 71 países. Por primera vez, el peso de Europa bajó del 40% y entre Asia, Africa y América Latina representan casi el 50% de los cardenales que elegirán al próximo Papa.

“¡Extra Omnes!” (fuera todos). Con ese llamado, pronunciado esta vez por el cardenal Pietro Parolin, en su calidad de cardenal más anciano de la orden de los obispos -una de la tres órdenes cardenalicias- partirá el próximo cónclave, cuyo inicio sería entre el 5 y el 8 de mayo. El decano del colegio de cardenales, tradicionalmente a cargo de dirigir las votaciones, no podrá hacerlo ni estar presente porque quien ocupa ese puesto, el italiano Giovanni Battista Re tiene más de 80 años, igual que el vicedecano, el argentino Leonardo Sandri. Sí estará en el interior de la Capilla Sixtina el cardenal camarlengo, el irlandés Kevin Farrel, responsable de administrar el Vaticano durante el actual periodo de sede vacante.
Tras el cierre de las puertas, los 135 cardenales menores de 80 años deberán cumplir con la misión consagrada en la constitución vaticana Universi Dominici Gregis: elegir a un nuevo Papa. El primer día, como es tradicional, se llevará a cabo solo una votación, cuyas papeletas, de no ser exitosa, serán quemadas en una de las dos estufas instaladas al interior de la capilla, mientras la otra se usará para emitir el humo negro que revela que aún no ha sido elegido un nuevo Papa. El uso de dos estufas se decidió en el cónclave pasado, tras la confusión sobre el color de la fumata. En los días siguientes, las votaciones serán cuatro, dos en la mañana y dos en la tarde.

Durante el tiempo que demore el proceso de elección, los cardenales deberán mantenerse absolutamente aislados del exterior. Las monjas y los empleados que se encargan de atenderlos en la Casa San Marta, donde residen durante esos días, serán los únicos que tendrán contacto con los purpurados. Por ello, antes del inicio del cónclave se les tomará juramento para mantener absoluto secreto sobre lo que sucede durante esos días. Un secreto que si bien rige más allá del proceso de elección, no ha impedido conocer detalles de las últimas elecciones, como la del propio Jorge Mario Bergoglio, que superó los 77 votos necesarios en esa ocasión en la quinta votación, al llegar a 85.
En esa oportunidad, además, como recuerda Gerard O’Connell en The Election of Pope Francis, se supo también que a medida que la candidatura del arzobispo de Buenos Aires se consolidaba comenzó a circular la versión de que tenía un solo pulmón, para debilitar así su opción. “Supe por varias fuentes que esa historia fue difundida durante el almuerzo (del segundo día) por partidarios de otro candidato”, escribió. El cardenal hondureño Óscar Rodríguez Maradiaga recordó en su libro Todos los hombres de Francisco que le preguntó directamente a Bergoglio y “él me dijo que aparte de una ciática y una pequeña intervención en su pulmón izquierdo, no tenía problemas de salud”.

Episodios como ese podrían repetirse en el cónclave que se inicia, según varios analistas, producto de las divisiones que atraviesan el colegio cardenalicio entre los sectores conservadores y los más progresistas e incluso entre los cardenales curiales. Tensiones que se hicieron evidentes durante el pontificado de Francisco. El Papa argentino fue acusado de hereje por un grupo de teólogos y religiosos luego de la aparición de su exhortación apostólica Amoris Laetitia, que permitió la comunión a divorciados vueltos a casar. La decisión de permitir la bendición a parejas homosexuales también remeció el tablero e incluso los episcopados africanos se negaron a aplicar esa norma en el continente.
El ex director del Osservatore Romano, el italiano Gian María Vian, es uno de los que apuestan a un conclave complejo. Será, dijo en una entrevista al diario argentino La Nación, un encuentro “polarizado”, resultado de un papado, el de Francisco, que según él “no hizo nada para apaciguar la Iglesia Católica”. “Hoy”, sostiene, “la Iglesia está más dividida y más polarizada que cuando fue elegido Bergoglio en 2013”. Por eso, prevé que no será un cónclave corto. “Los cardenales no se conocen entre ellos, tendrán que hablar y conocerse”, dijo en otra entrevista al medio español El Confidencial, donde apostó además porque el nuevo Papa será europeo.

Una cita inédita
Pero más allá de las divisiones sobre la línea que debe seguir la Iglesia Católica, que en menor o mayor medida han atravesado las últimas citas en la Capilla Sixtina, el cónclave que se inicia sí tendrá otras características inéditas. Será el más numeroso de la historia con 135 cardenales con derecho a voto, de los cuales participarían 133 luego que dos anunciaran que se ausentarán por problemas de salud. Ello eleva el número de votos que requiere un cardenal para convertirse en Papa. Para ser elegido se necesita el voto favorable de dos tercios de los presentes. En los últimos dos cónclaves, donde hubo 115 cardenales, ese número era 77, hoy, sube a 89 sufragios.
Lo anterior podría extender la duración del cónclave. Los últimos dos, en 2005 y 2013, no duraron más de dos días. Joseph Ratzinger fue elegido en la cuarta votación y Jorge Mario Bergoglio en la quinta (se realizan cuatro votaciones al día). Ninguno de los cónclaves de los últimos 100 años se extendió más allá de cuatro días. El segundo cónclave de 1978, el más sorpresivo de los últimos 50 años al elegir el primer Papa no italiano en más de 400 años -Karol Wojtyla-, tomó tres jornadas y ocho votaciones. Antes que ese, el más extenso y más dividido fue el de 1922. Se necesitaron 14 votaciones para que conservadores y progresistas se pusieran de acuerdo y eligieran a Pío XI.
Al número de cardenales se suma la diversidad geográfica del actual colegio cardenalicio y por consiguiente del cónclave. Actualmente, en el colegio están representados más de 90 países y entre los menores de 80 años, el número baja, pero igual es el mayor de la historia, con 71 países representados, incluso algunos, como Suecia, que nunca antes habían tenido un cardenal. Anders Arborelius, arzobispo de Estocolmo, aparece además en varias listas de papables. Europa, en todo caso, bajó su representatividad al 39% y tendrá 51 cardenales presentes en la Capilla Sixtina, seguida por Asia y Latinoamérica con 23, África con 18, Norteamérica con 14 y Oceanía con 4.

La diversidad y el perfil del nuevo colegio cardenalicio fue un trabajo hecho a conciencia por el Papa Francisco. En sus 12 años de pontificado realizó 10 consistorios, uno más que Juan Pablo II, que estuvo 26 años como Papa. Y en el proceso de nombramiento cambió mucha de las prácticas tradicionales. Por eso, por primera vez en un cónclave estará el obispo de la relativamente pequeña ciudad italiana de Como, el cardenal Oscar Cantoni, pero no el arzobispo de Milán -tradicionalmente favorito en los cónclaves anteriores -, ni el patriarca de Venecia -cargo que ocupó Juan Pablo I antes de ser elegido- ni tampoco el arzobispo de Los Angeles.
Durante la presentación de la nueva constitución vaticana aprobada por el Papa Francisco en agosto de 2022, fue la primera vez que muchos de los miembros de este renovado colegio cardenalicio se encontraron por primera vez en Roma. Por eso, muchos en esa ocasión vieron el encuentro como un momento clave en el futuro proceso de elección de un nuevo Papa. A ello se sumó a fines de 2023 la creación de un sitio web collegeofcardinalreport por parte del vaticanista del National Catholic Register, Edward Pentin, que recoge la ficha de todos los cardenales, precisando su posición ante distintos temas. Datos reunidos, según él, para apoyar la labor de los purpurados.
Momentos clave
Pese a lo anterior, el momento clave es el que se está desarrollando ahora en Roma. La primera etapa son las Congregaciones generales, donde todos los cardenales que lo deseen -sin importar si son mayores o menores de 80 años- pueden exponer su visión sobre la Iglesia, delineando el perfil del nuevo Papa. Para Bergoglio, su exposición en las congregaciones generales de 2013 fue clave para su futura elección y el texto de ese mensaje circuló ampliamente entre los cardenales. Estas, que se extienden durante los días previos al cónclave permitirán a los cardenales a conocerse entre ellos. Luego, al iniciarse el proceso de elección, todo se trasladará a la Casa Santa Marta.
En la residencia donde vivió Francisco durante sus 12 años de pontificado, inaugurada por Juan Pablo II en 1996 precisamente para recibir a los cardenales durante el periodo del cónclave, es donde se llevan a cabo las conversaciones clave para la elección. Como escribe Gerard O’Connell en The Election of Pope Francis, los espacios del almuerzo y cena son decisivos para ir definiendo apoyos. “Mientras comen un menú frugal -generalmente spaghetti, sopa, albóndigas o vegetales cocidos- los cardenales intercambian reflexiones”, escribe O’Connell. Los prelados sólo tienen contacto entre ellos, inhibidores de señal de celulares les impiden comunicarse con el exterior.
Ya no rigen en los cónclaves el derecho a veto de los tres principales jefes de los Estados católicos, Francia, España y Austria, que existió hasta la elección de Pío X en 1903, cuando el secretario de Estado de León XIII, Mariano Rampolla, fue bloqueada por el emperador Francisco José I de Austria -una potestad eliminada por el propio Pío X. Hoy la elección recae plenamente en los cardenales. Sin embargo, el peso de algunos países o regiones puede ser decisivo. Estados Unidos, por ejemplo, cuenta con 10 cardenales con derecho a voto e Italia con 17, los dos países más numerosos en número. Un peso que puede ser clave al momento de mover las preferencias.

Igualmente decisivos son, como señala el vaticanista del Corriere della Sera, Gian Guido Vecchi, los cardenales más conocidos o con más experiencia, cuya influencia muchas veces puede darse antes del ingreso a la Capilla Sixtina. Es el caso, dice Vecchi del italiano y ex presidente de la conferencia episcopal de ese país Camillo Ruini o del arzobispo emérito de Viena Christopher Schonborn, muy respetados entre los cardenales. Una suerte de grandes electores, pero sin derecho a voto por tener más de 80 años. Distinto al caso, por ejemplo, del arzobispo de Nueva York, Timothy Dolan, que también será clave y operó como kingmaster en 2013, porque él sí estará en la Capilla Sixtina.
Hoy el cardenal que lidera las opciones -a la luz del favoritismo incluso en las casas de apuestas- es el secretario de Estado Pietro Parolin. Su trayectoria diplomática, el hecho de ser visto como un moderado, pero a la vez como un hombre que trabajó por años con Francisco, podría permitirle conseguir los 89 votos. A él se suma el arzobispo de Boloña, Matteo Zuppi, durante años considerado el preferido de Bergoglio y el filipino Luis Antonio Tagle, llamado “el Francisco de Asia”. El arzobispo de Kinshasa, Fridolin Ambongo también aparece en la lista de papabiles, al igual que el patriarca de Jersusalén, Pierbattista Pizzaballa y el antes citado arzobispo de Estocolmo, Anders Arborelius.
Como dice Gian María Vian, pese a los cambios en el colegio cardenalicio, prevé qué saldrá del cónclave es difícil. “El mismo Papa”, recuerda, “declaró en agosto de 2023 que no sabía lo que podía pasar tras su muerte y creo que tenía razón: no se sabe qué puede pasar”. Algo similar a lo que plantea el editorialista del Corriere della Sera, Massimo Franco, autor de L’enigma Bergoglio. “Hoy”, dice, “tenemos un colegio cardenalicio creado en su mayoría por Francisco y se tiende a decir que son todos bergoglianos y se irá hacia la elección de un Papa bergogliano, pero eso es muy simplista”. “Los cónclaves”, asegura, “tienen dinámicas internas que siempre sorprenden”.
COMENTARIOS
Para comentar este artículo debes ser suscriptor.
Lo Último
Lo más leído
2.
3.
4.
¿Vas a seguir leyendo a medias?
Todo el contenido, sin restriccionesNUEVO PLAN DIGITAL $1.990/mes SUSCRÍBETE