“El enemigo no es sólo el virus. También somos nosotros nuestros propios enemigos o cómplices en el crimen”, escribió la novelista china Wang Fang el 4 de febrero desde Wuhan, la ciudad donde comenzó la pandemia de coronavirus y que, tras 11 semanas de cuarentena, finalizó oficialmente sus medidas de aislamiento el 8 de abril.

“Se dice que muchas personas recién ahora se están despertando, sorprendidas de comprender que no tiene sentido gritar eslóganes vacíos día tras día sobre lo increíble que es nuestro país, comprender la ineptitud total de aquellos funcionarios que pasan sus días en el estudio de la política y habladurías y no pueden hacer un trabajo real”, continuó la escritora de 64 años.

Estas declaraciones no sólo hicieron que el gobierno del Presidente Xi Jinping borrara algunas de sus publicaciones y cerrara su blog temporalmente, sino que además la convirtieron en blanco de críticas por parte de nacionalistas chinos, quienes la han calificado de “traidora” por insinuar que las autoridades gestionaron mal la crisis.

Muchas personas recién ahora se están despertando, sorprendidas de que no tiene sentido gritar eslóganes vacíos día tras día sobre lo increíble que es nuestro país.

Fang Fang, poeta y novelista china

La autora, conocida mundialmente como Fang Fang, nació en la ciudad china de Nanjing en 1955 y estudió en la Universidad de Wuhan, donde vive desde los dos años. En 2010, Fang ganó el premio Lu Xun, uno de los galardones literarios más importantes de China.

Aunque sabía que sus escritos molestarían al Partido Comunista de China (PCCh), la también poeta quiso documentar lo que vivía la población desde las primeras etapas de la pandemia. “Siempre me ha importado cómo los débiles sobreviven a grandes convulsiones. Las personas que quedan fuera siempre han sido mi principal preocupación”, explicó en entrevista con The New York Times.

(Foto: AP) Un hombre con mascarilla sostiene a un perro mientras pasea por una calle comercial en Beijing.

“La gente de Wuhan todavía se encuentra en un momento crítico. Han superado su terror inicial, impotencia, ansiedad y estrés, y están mucho más tranquilos y estables, pero aún necesitan ser consolados y animados”, escribió Fang el 26 de enero.

En su texto, la autora también se refiere al oftalmólogo del Hospital Central de Wuhan que advirtió sobre el brote a fines de diciembre y falleció poco más de un mes después a causa del virus. “Ayer murió Li Wenliang. Estoy angustiada (…) Esta noche, las personas en Wuhan quieren apagar sus luces en el momento en que Li Wenliang murió la noche anterior y arrojar un rayo de luz al cielo usando linternas o teléfonos celulares”, escribió Fang el 7 de febrero.

Repercusiones

Aunque su intención era mostrar cómo afectaba la epidemia a la población, muchos interpretaron sus palabras como una crítica al actuar del gobierno. “En las primeras etapas, muchas personas estaban infectadas y encontrar una cama de hospital era difícil, no podían tratarse y no tenían la oportunidad de realizar pruebas de ácido nucleico, por lo que no obtuvieron diagnóstico. Algunos de ellos murieron en el hospital, pero la mayoría murió en sus casas”, denuncia en un registro del 13 de marzo.

“Hoy será la última entrada, pero eso no significa que dejaré de escribir. Mi Weibo (una especie de Twitter chino) seguirá siendo mi plataforma y daré mis opiniones allí como antes. Tampoco dejaré de presionar por una rendición de cuentas”, escribió Fang el 24 de marzo, agregando que “como testigos de los trágicos tiempos de esta ciudad, tenemos la responsabilidad y el deber de buscar justicia para aquellos que murieron injustamente”. “Si alguien imagina que dejaré a un lado ligeramente mi pluma, eso nunca sucederá. Una palabra tras otra, las inscribiré en el pilar de la infamia de la historia”, advirtió.

Como testigos de los trágicos tiempos de esta ciudad, tenemos el deber de buscar justicia para aquellos que murieron injustamente.

Fang Fang, poeta y novelista china

El diario de Fang será publicado el 30 de junio por la editorial Harper Collins como un libro, en ediciones en inglés, alemán y francés.

Los nacionalistas chinos han atacado su decisión porque creen que la traducción del diario permitirá que los extranjeros critiquen a China por su gestión de la pandemia. Otros acusan a la autora de querer enriquecerse a costa de quienes sufrieron y murieron a causa del virus en Wuhan.

En respuesta a sus críticos, Fang aseguró que entregará todos los derechos de autor del libro a las familias de los funcionarios de salud fallecidos durante la pandemia. “¿Por qué deberíamos renunciar a publicar este libro? (...) Si la gente lee realmente mi diario, descubrirán todas las medidas eficaces que China tomó contra la epidemia”, explicó la escritora en la revista Caixin.