"Lo que me parece más evidente es que nadie se cuestiona el fracaso del modelo comunista. Tal vez como decías hace un año en Guadalajara, 'la historia no ha dicho su última palabra' -yo añadiría sobre el comunismo-. Pero lo que hoy está en peligro no es la vuelta al comunismo, cuya recuperación me parece imposible, aunque haya experiencias en frente, sino más bien los valores de la Ilustración". Eso le escribió el entonces presidente del gobierno español Felipe González (1982-1996) al líder cubano Fidel Castro en noviembre de 1990, ad portas de la caída del Muro de Berlín, en una carta que nunca le envío, pero cuyas ideas luego recogió en un borrador del 20 de julio de 1992, que ahora están disponibles en un archivo digital.
En la carta también advierte que entre las grandes amenazas se encuentran: "Los nacionalismos radicales -exclusivos y excluyentes- y los ataques por razones religiosas -fanatismos-". "A veces", añade, "se mezclan ambos fenómenos".
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Audiencia con Ricardo Lagos, en 1988.[/caption]
El ex mandatario socialista abrió ayer al público a través de internet gran parte de sus archivos personales, que incluyen casi 3.000 documentos, en su mayoría fotografías, pero también textos relevantes e inéditos como cartas o 90 cuadernos manuscritos de quien fue el tercer jefe del Ejecutivo de la España democrática post franquismo.
El archivo, considerado una decisión inédita en España, fue elaborado por la fundación que lleva su nombre. Se trata de "un paso de González que hace que la democracia en España sea hoy más patrimonio de todos los españoles", señaló el exministro socialista y vicepresidente de la Fundación Felipe González, José María Maravall, en el acto de presentación, consignado por la agencia EFE.
Si bien en otros países sí existen archivos públicos de sus exdirigentes, como en el caso de Willy Brandt en Alemania, del portugués Mário Soares o en el caso de los presidentes de EE.UU., esta es la primera vez que se hace en España, un país donde, dijo Maravall, "lo raro ha sido el recuerdo" y donde "recuperar la memoria" siempre ha sido algo "delicado".
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Junto a Clodomiro Almeida, en marzo de 1989.[/caption]
Uno de los obstáculos que encontró el archivo para la publicación de los documentos fue que a la regulación sobre protección de datos se le suma la Ley de Secretos Oficiales, que no establece plazos para la desclasificación ni de documentos reservados - que son clasificados directamente por el Consejo de Ministros y, por lo tanto, no se encuentran presentes entre los fondos del archivo- ni de documentos que puedan referirse a materias reservadas. "Tenemos acceso a informes del embajador en Madrid sobre el 23-F (el intento de golpe de 1981), pero no a informes españoles", dijo a El País el historiador José Álvarez Junco.
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Aylwin y González, en septiembre de 1989.[/caption]
En este sentido, González señala que "cuando acababan los Consejos de Ministros arrancaba las 40 o 50 hojitas que utilizaba y las metía en la trituradora de papel". "Después, por curiosidad, miraba cuántos ministros me seguían con las suyas. Yo era el único. Es algo que nadie cree, pero lo hacía porque cuando uno presta juramento dice que guardará el secreto de las deliberaciones del Consejo de Ministros. Ese secreto no tiene un límite temporal. Son secretas por ley", añadió.