Pese a que quiere celebrar sus 60 años respetando las reglas sanitarias, el expresidente estadounidense Barack Obama es blanco de críticas de los republicanos en momentos en los que el país padece un aumento de casos de la variante Delta del coronavirus.
La fiesta de cumpleaños de Obama, nacido el 4 de agosto, se realizará en fin de semana en la exclusiva isla de Martha’s Vineyard y respeta las normas de los Centros para la Prevención y el Control de Enfermedades (CDC), la principal agencia de salud pública de Estados Unidos, según fuentes anónimas citadas por la prensa.
Los invitados deberán estar vacunados y contar con tests negativos, según las fuentes. El evento será al aire libre y en varios lugares habrá un “coordinador covid” cuya función exacta no ha sido precisada.
Además, Martha’s Vineyard, en el estado de Massachusetts, presentó este lunes, según datos de los CDC, solo un nivel moderado de transmisión del virus, lo cual no desencadena la activación de las nuevas recomendaciones sanitarias, entre ellas el uso de mascarilla en interiores incluso para personas vacunadas.
El congresista republicano Jim Jordan ironizó en Twitter que “si fuera la fiesta de cumpleaños del presidente Trump” denunciarían un “peligroso evento superpropagador” del virus y concluirían que los organizadores de esa reunión “matan personas”.
“¿Hay una excepción para las fiestas a las que asisten celebridades liberales adineradas?”, preguntó la líder del Partido Republicano, Ronna McDaniel.
“¿Los demócratas exigirán que (Obama) pida a sus invitados usar mascarilla?”, se preguntó Lance Gooden, otro legislador republicano.
La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, se refirió el lunes a la fiesta. “El expresidente apoya la vacunación y ciertamente respeta los consejos de los expertos en salud pública y los aplica”, dijo Psaki sobre las precauciones tomadas.
No está previsto que asista el presidente Joe Biden.
Durante el mandato del republicano Donald Trump se realizaron eventos con público sin mascarilla en la Casa Blanca o actos de campaña electoral, cuando la epidemia era más severa e incluso no había siquiera comenzado la vacunación.
Se cree que una ceremonia en honor a la jueza Amy Coney, nominada por Trump a la Suprema Corte, fue un foco de contagio para una docena de personas, incluyendo al propio presidente.