El primer grito de alerta lo dio la Organización Mundial de la Salud (OMS) a mediados de julio, cuando señaló que podría ser necesario cerrar por un tiempo limitado los locales de ocio nocturnos si se comprobaba que el coronavirus se estaba transmitiendo en esos espacios. Fue la responsable técnica de la célula de gestión de la pandemia en la OMS, María von Kerkhove, quien advirtió que los locales de diversión nocturna se habían convertido en “lugares propicios” para la transmisión del virus en ciertas áreas.

Y es así que desde se inició la pandemia los lugares cerrados donde la gente se reúne para beber, bailar y escuchar música se han convertido en los principales focos de propagación. Así, los karaokes japoneses, los clubes nocturnos en Zurich y los bares en la playa de Florida se encuentran en la mira de las autoridades de salud. Como ejemplo de la situación, en un artículo la agencia Bloomberg menciona lo ocurrido en Corea del Sur, donde las autoridades sanitarias rastrearon más de 100 contagios luego de que una persona infectada recorriera cinco pubs en dos días en Seúl.

El panorama ha sido similar en comunidades que parecían estar controlando con éxito la propagación del coronavirus, donde los locales nocturnos reabiertos parecen ser el foco de nuevos brotes. En este sentido, distintas universidades en Estados Unidos se encuentran aplicando duras medidas contra las fiestas, debido al aumento del número de casos entre los estudiantes. España, por otro lado, también ha impuesto restricciones en las terrazas y en Inglaterra las fiestas clandestinas y las raves se suceden tal como si fuera la década de los 80.

Estados Unidos

En el país se han identificado más de 51.000 casos de Covid-19 en institutos y universidades durante el transcurso de la pandemia, señala el diario The New York Times, incluidos miles que han surgido en los últimos días en momentos en que los alumnos regresaban a los campus para sus clases presenciales. En ese sentido, varias universidades están aplicando una política de “tolerancia cero” frente a las fiestas estudiantiles. Casas de estudio como Notre Dame y la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill, han cancelado sus clases presenciales después de que se descubrió que cientos de estudiantes tenían el virus. El periódico dice que a menudo ese tipos de reportes ocurre después de grandes fiestas.

En la misma línea, más de 40 estudiantes de la Universidad Estatal de Nueva York fueron suspendidos provisionalmente después de una reunión al aire libre. Pequeñas universidades de artes liberales, como Marist College, y universidades más grandes, como la Universidad Estatal de Ohio, han ordenado que los estudiantes salgan del campus debido a las fiestas. La imagen que un estudiante de Cornell subió a la aplicación Snapchat, en la que se mostraba una fiesta en la que ninguno de los asistentes usaba mascarilla y no existía distanciamiento social, provocó indignación. Mediante una petición online, que ya tiene más de 3.500 firmantes, se solicitó a la admisión de la casa de estudios que se revoque su matrícula.

España

La comunidad de Madrid tiene en la mira los lugares donde los brotes surgen con más frecuencia, es decir, donde se producen reuniones sociales y actos multitudinarios. Es por eso que, a partir de mañana, indicó el diario El País, comenzarán a regir nuevos protocolos que limitan el aforo en las terrazas y en los lugares de concentración pública.

Desde julio que las autoridades de salud han detectado que una parte importante de los brotes registrados en España se ha producido en locales de entretenimiento nocturno, donde es difícil evitar aglomeraciones y, además, no se usan mascarillas. Cuando llega el verano, son comunes los llamados “botellones”, las fiestas y los encuentros sociales. Por ejemplo, en Guernica (en el País Vasco), que entre junio y julio había registrado un único caso de Covid-19, ahora dieron positivo 148 personas en solo tres días (del 14 al 17 de agosto) durante la “no celebración” de las fiestas de la localidad. En una discoteca de Córdoba, donde festejaban el final de los exámenes, más de 100 personas se contagiaron de coronavirus.

Reino Unido

Las fiestas ilegales en toda la isla hacen recordar los últimos años de la década de los 80. El cierre de las discotecas ha hecho revivir ese espíritu fiestero este año, dice la revista The Economist. Esto pese a las restricciones impuestas por el coronavirus que prohíben las reuniones de más de 30 personas al aire libre. La Policía Metropolitana ha registrado más de 1.000 raves (las que definen como eventos musicales sin licencia con más de 20 personas) en Londres desde finales de junio. Ante esta situación, la policía de Inglaterra fue facultada, a fines del mes pasado, para multar a los organizadores de reuniones ilegales de más de 30 personas, como las raves, con hasta 10.000 libras (US$ 13.280).

Es en este contexto que surge la pregunta si simplemente se deberían cerrar todos los bares y discotecas hasta que exista una vacuna o una cura para el Covid-19. Un nuevo informe de la consultora de vida nocturna VibeLab señaló que una prohibición total de todas las actividades nocturnas tendría un efecto devastador para la economía, además de ser imposible de vigilar y socialmente dañino. El reporte sugiere impulsar las actividades nocturnas al aire libre.