Durante 47 años solo se le había conocido como el “Hombre de Pinnacle”. Su cadáver congelado fue encontrado por dos excursionistas dentro de una cueva debajo del Pinnacle, un mirador panorámico junto al sendero de los Apalaches en el municipio de Albany, en el este de Pennsylvania, a unos 120 km al noroeste de Filadelfia, el 16 de enero de 1977.
El descubrimiento se produjo durante uno de los meses más fríos de la historia de Pennsylvania, con una temperatura máxima media de tan solo ocho grados y una temperatura mínima de cuatro grados bajo cero, según las autoridades. La cantidad total de nieve durante ese invierno alcanzó los 124 cm.
Las autoridades realizaron una autopsia, tomaron las huellas dactilares de la víctima y determinaron que se trataba de un hombre de entre 25 y 35 años, con ojos azules y pelo largo, rizado y rojizo, que medía entre 1,77 y 1,80 m, y pesaba 70 kg.
La cadena Telemundo47 detalla que, en el momento de su muerte, tenía barba abundante y una cicatriz en forma de “T” en el lado izquierdo de la barbilla. Vestía una chaqueta de gamuza marrón oscuro talla 38 con borlas en las mangas y el torso, vaqueros azules Wrangler descoloridos, un cinturón de cuero marrón, un suéter de cuello alto de punto marrón, una camiseta interior y pantalones largos de invierno, dos pares de calcetines, botas de montaña de cuero marrón hasta los tobillos, guantes de cuero y lentes de sol.
También llevaba un anillo de oro blanco de 14 quilates con una piedra azul incrustada y en sus bolsillos tenía una peineta, un bolígrafo, un lápiz, fósforos y 1 dólar con 78 centavos.
La autopsia se realizó una el 17 de enero de 1977 en el Hospital de Reading. No había señales de que se tratase de un crimen y las autoridades determinaron que se trataba de un suicidio por sobredosis de drogas: fenobarbital y pentobarbital. Cuando nadie se presentó a reclamarlo, el “Hombre de Pinnacle” fue enterrado en un campo de alfareros, en el condado de Berks, recuerda The New York Times.
Según el periódico, en algún momento, las huellas dactilares originales tomadas durante la autopsia desaparecieron y las copias de esas huellas eran de muy mala calidad para ser utilizadas para la identificación, dijeron las autoridades.
Más de cuatro décadas después, el hombre ahora tiene un nombre: Nicholas Paul Grubb, un residente de Fort Washington, Pennsylvania, quien al momento de su muerte tenía 27 años, informó la Oficina Forense del Condado de Berks.
“Durante 47 años, este hombre no había sido identificado. Una figura sin nombre en un caso olvidado hace mucho tiempo”, dijo el forense del condado de Berks, John Fielding III, durante una conferencia de prensa el 27 de agosto. “Pero hoy tengo el honor de anunciar que, a través de la determinación inquebrantable de las agencias federales, estatales y locales, la Oficina del Forense de Berks County ha confirmado la identidad de este individuo. Su nombre es Nicolas Paul Grubb, un hombre de 27 años de Fort Washington, Pennsylvania”.
Cómo lo identificaron
El camino para identificar los restos de Grubb comenzó en 2009, cuando la Oficina Forense del Condado de Berks se enteró por primera vez del “Hombre de Pinnacle”, dijo George Holmes, jefe adjunto de la oficina forense.
El forense John Fielding III explicó que, a pesar de los avances en la ciencia, durante todos estos años no pudieron encontrar la identidad de Grubb.
Durante la autopsia realizada hace décadas, el hombre no pudo ser identificado por su aspecto, ropa o pertenencias. Las autoridades dijeron que durante años nadie pudo reconocer a Grubb con el retrato dibujado que se difundió tras hallar su cuerpo.
Los investigadores recurrieron entonces a tecnologías como el análisis de ADN (su cuerpo fue exhumado en 2019 para sacar muestras) y la genealogía genética para tratar de completar la historia de un joven que murió solo en una cueva durante un brutal invierno en Pennsylvania, sin obtener resultados durante casi medio siglo.
En los años siguientes al descubrimiento, las autoridades intentaron en vano encontrar una coincidencia para las huellas dentales y las huellas dactilares obtenidas del cuerpo. Incluso compararon los restos con cerca de 10 personas desaparecidas en los últimos 15 años, sin éxito.
Luego, los investigadores intentaron realizar una aproximación facial que falló debido a que los huesos faciales se rompieron o faltaron durante el proceso de exhumación. La Oficina del Forense consideró entonces la posibilidad de volver a enterrar los restos.
Fue en agosto de este año cuando un detective de la policía de Pennsylvania, Ian Keck, logró finalmente localizar las huellas dactilares de Grubb. Estas fueron enviadas a NamUs, una base de datos nacional de personas desaparecidas, y en solo 53 minutos, el FBI pudo identificar el cuerpo congelado como el de Nicholas Paul Grubb. En 1975, tuvo un altercado que hizo que la policía le tomara sus huellas digitales, las cuales se encontraban en el sistema.
“Un agradecimiento especial a la Policía Estatal de Pennsylvania, Tropa L y la Oficina Federal de Investigación”, dijo la oficina del forense del condado de Berks en redes sociales.
Grubb, conocido como “Nicky” en su familia, había servido en la Guardia Nacional de Pennsylvania, y recibió una baja honorable en 1971.
Es una situación “agridulce”, dijo el policía estatal de Pennsylvania Ian Keck en una conferencia de prensa. “La familia lleva más de 40 años buscando a su ser querido sin saber qué ha sido de él”, comentó. Tras haber estado enterrado en una fosa común, ahora sus restos serán trasladados a una parcela familiar.
Según Univisión, la investigación continuará abierta hasta que se sepan más detalles de la muerte de Grubb.
Al respecto, Holmes dijo que aún quedan muchas cosas por aclarar sobre la muerte de Grubb, incluido el motivo por el que se encontraba en la cueva. Dijo que Grubb vestía ropa ligera y que había señales de que había intentado hacer fuego. Aunque había nieve en el suelo, no había señales de que estuviera preparado para esas condiciones. No se encontró comida ni equipo de acampada en ese momento, detalló.
“El resto sigue siendo un interrogante para nosotros”, reconoció Holmes.