La campaña electoral llega a su fin en España con los candidatos apurando su última llamada al voto ante la incertidumbre que, a dos días de las elecciones, sigue siendo muy alta y es imposible predecir si habrá una suma en la derecha o la izquierda que haga posible la formación de un nuevo Gobierno.

Tras dos semanas de actividades por toda España, grandes partidos nacionales, formaciones regionales y nacionalistas o pequeños partidos ponen final a una de las campañas más intensas y abiertas de las últimas décadas.

El presidente del Gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, y el líder del Partido Popular (PP, conservador), Pablo Casado, arrancan sus últimos mítines con un claro objetivo: acabar fuertes el domingo, como líderes incontestables de sus respectivos bloques, para buscar aliados que les lleven a la victoria.

"Si no gobernamos, no ganamos", dijo Sánchez, quien alertó del "peligro" que supone el PP de Casado, que hoy abrió la puerta a que el partido emergente Vox, de extrema derecha, forme parte de su Gobierno si llega a ser jefe del Ejecutivo.

Estas elecciones se presentan como unas de las que plantean más incógnitas, ya que por primera vez desde el retorno de la democracia en 1977 puede haber cinco partidos de entidad a nivel nacional en el Parlamento, debido a la previsible emergencia de Vox.

Además, el estatal Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) señaló hace dos semanas que un 41 % de los posibles votantes seguía indeciso y muchos de ellos tomarían una resolución en los últimos días de la campaña, lo que ha movido aún más a los partidos a multiplicar su actividad hasta el final.

Los socialistas y Unidas Podemos (izquierda) han centrado su campaña en cuestiones sociales, como empleo, pensiones, sanidad o educación, los partidos de derecha han insistido especialmente en el independentismo catalán y en rebajar los impuestos.

Las encuestas apuntan de forma unánime a que los socialistas que encabeza Sánchez quedarán en primer lugar, pero sin una mayoría de Gobierno, lo que le obligaría a negociar, en función de los resultados, con Unidas Podemos o con Ciudadanos (liberales), y muy posiblemente con la necesidad de sumar a algún partido pequeño.

La posibilidad de una mayoría de los tres partidos que cubren el arco de centroderecha a ultraderecha (Ciudadanos, PP y Vox) parece bastante difícil, según los sondeos de intención de voto.