La Fiscalía brasileña le solicitó este viernes a la Justicia que abra dos nuevos juicios penales contra Michel Temer por los delitos de corrupción, lavado de dinero y malversación, uno de los cuales referente al proceso por el que el expresidente estuvo encarcelado cuatro días la semana pasada.

La petición fue realizada un día después de que un juez de Brasilia aceptara otra denuncia contra el ex jefe de Estado y decidiera enjuiciarlo por el delito de corrupción pasiva, en un proceso relacionado a un soborno de 500.000 reales (unos 128.000 dólares) recibido por un auxiliar.

Temer, que fue sucedido en la Presidencia el 1 de enero pasado por el ultraderechista Jair Bolsonaro y perdió el fuero privilegiado, enfrenta diez procesos, entre los cuales uno en que el juez ya aceptó enjuiciarlo y los dos en que la Fiscalía pidió llevarlo a juicio este viernes.

Las dos nuevas denuncias presentadas por el Ministerio Público Federal están vinculadas a la Lava Jato, como es conocida la mayor operación de combate a la corrupción en Brasil y que destapó una gigantesca red de desvíos de la petrolera estatal Petrobras.

Las denuncias, por lo mismo, fueron presentadas ante el juez séptimo federal de Río de Janeiro, Marcelo Bretas, el responsable por los casos de la Lava Jato en esa ciudad y quien dictó el jueves de la semana pasada una orden de detención que llevó a Temer a la prisión, de la que salió el lunes tras presentar un recurso ante un tribunal de segunda instancia.

En la primera denuncia, por malversación y lavado de dinero, y por la que fue ordenado su arresto la semana pasada, la Fiscalía acusa a Temer de haber favorecido a la empresa Argeplan con contratos con la estatal Eletronuclear destinados a la construcción de la tercera planta nuclear de Brasil.

Esta empresa es de propiedad del coronel retirado de la Policía Militarizada João Baptista Lima Filho, un antiguo amigo del exmandatario y su socio desde hace al menos cuarenta años en diferentes negocios, algunos de los cuales, según la Fiscalía, usados para desviar recursos públicos.

En la misma petición la Fiscalía pidió la apertura de juicio contra otros seis implicados, entre los cuales está Lima Filho y el exministro Wellington Moreira Franco, un importante colaborador de Temer y su correligionario en el partido Movimiento Democrático Brasileño (MDB), la formación liderada por el expresidente.

La investigación en este caso se basó en la denuncia hecha por el propietario de la empresa Engevix, José Antunes Sobrinho, que aceptó colaborar con la Justicia y delatar a sus cómplices en diferentes corruptelas a cambio de la reducción de sus condenas.

El empresario aseguró que obtuvo irregularmente un contrato de Eletronuclear, que inicialmente había sido concedido a la empresa de propiedad de Lima Filho, tras comprometerse a pagar sobornos a dirigentes del MDB.

La Fiscalía informó de que las pruebas que recogió en la operación de la semana pasada en la que registró la residencia de todos los acusados e interrogó a todos los implicados le permitieron completar la acusación y presentar denuncia ante el juez.

En la segunda denuncia presentada este viernes, Temer fue acusado de los delitos de corrupción y lavado de dinero por el supuesto desvío de un millón de reales (unos 259.740 dólares) en un contrato de prestación de servicios de comunicación del aeropuerto de Brasilia.

La denuncia aceptada la víspera por un juez de Brasilia es por los 500.000 reales encontrados en una maleta que portaba Rodrigo Roucha Loures, un auxiliar cercano de Temer que aceptó sobornos de los entonces dueños del grupo J&F, los hermanos Joesley y Wesley Batista, para favorecerlos en contratos con el Gobierno.

La Fiscalía asegura que los sobornos estaban dirigidos al entonces presidente y que Roucha Loures sólo era su intermediario.

Por ese asunto, la Fiscalía llegó a pedir el desafuero de Temer, a fin de que respondiera ante la Justicia, pero ello fue negado por el Congreso, con lo que proceso sólo pudo ser retomado una vez que dejó el poder.

Con su detención la semana pasada, Temer se convirtió en el segundo presidente de la historia de Brasil en pisar la prisión por un caso vinculado a la Lava Jato, que desde 2014 ha investigado y condenado a decenas de políticos y empresarios.

El otro es Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), quien cumple desde abril del año pasado una condena de 12 años y un mes por corrupción y lavado de dinero.

Temer, ahora de 78 años, fue vicepresidente durante el Gobierno de Dilma Rousseff y en esa condición la sustituyó en el poder en mayo de 2016, una vez que comenzó el proceso que acabó con la destitución de la mandataria por irregularidades fiscales.