Sin una "solución inmediata" que resuelva las diferencias entre el gobierno brasileño y los donantes sobre su funcionamiento, el millonario Fondo Amazonía, creado para contener la deforestación en el "pulmón verde" del planeta, continuará suspendido, dijo el sábado el gobierno de Noruega.
Noruega y Alemania, principales donadores, detuvieron en agosto sus aportes al Fondo debido a diferencias con el gobierno de Jair Bolsonaro sobre el funcionamiento y uso de los recursos. Los gobiernos europeos han señalado, además, que Brasil no ha mostrado un firme compromiso con la defensa del medioambiente.
Tras una reunión con gobernadores de los estados brasileños que componen la región amazónica el sábado, la embajada de Noruega en Brasil dijo que "todavía no existe fundamento jurídico y técnico para realizar la contribución anual del Fondo".
El gobierno de Bolsonaro, en tanto, ha minimizado el corte de recursos al mismo tiempo que cuestionó la efectividad del Fondo, creado en 2008 para combatir la deforestación y ha presionado para que sea reformado internamente, dando mayor injerencia al gobierno federal en las decisiones.
"Brasil mostró en la última década que es posible disminuir la deforestación y crecer económicamente. Noruega quiere contribuir, pero la responsabilidad principal está en manos de Brasil", dijo el gobierno de Noruega, luego del encuentro con gobernadores, del que también participaron representantes de Reino Unido y Alemania.
Tras la suspensión preventiva, Brasil corre el riesgo de perder millonarios recursos para acciones de combate a la deforestación, en una zona que contiene las más ricas biodiversidades del mundo con una extensión cercana a los siete millones de kilómetros cuadrados y que despertó la preocupación del mundo en las últimas semanas por la propagación de incendios.
Noruega es el principal donante del fondo. Entre 2008 y 2018, aportó 1.200 millones de dólares, según datos oficiales. Los otros dos principales donantes son el gobierno de Alemania y la empresa petrolera brasileña Petrobras.
La agenda climática ha sido uno de los temas más cuestionados por organizaciones civiles y líderes internacionales al gobierno del ultraderechista Bolsonaro, acusado de no haber mostrado un compromiso con la protección del medioambiente.