"No hay ninguna disculpa o justificación para el odio, el uso de la violencia, las consignas nazis, la hostilidad contra personas de aspecto diferente". Con esta declaración ante el Parlamento alemán, la canciller Angela Merkel condenó el miércoles los brotes xenófobos registrados las últimas tres semanas en el Este del país, a raíz de la muerte de dos alemanes en Chemnitz y Köthen presuntamente a manos de inmigrantes que solicitaban asilo en Alemania.
El partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), tercera fuerza en el Bundestag, ha tratado de capitalizar este malestar, sobre todo con la vista puesta en las elecciones de Baviera del 14 de octubre. Franco Delle Donne, consultor en comunicación en el Parlamento de Berlín, conoce bien de esta colectividad: es coautor del libro Factor AfD: el retorno de la ultraderecha a Alemania. En esta entrevista con La Tercera, analiza el fenómeno representado por este partido y los brotes xenófobos que han sacudido al Este de Alemania.
El ministro de RR.EE., Heiko Maas, fue uno de los primeros en desafiar a la ultraderecha tras los incidentes en Chemnitz, al llamar a los alemanes a "levantarse del sofá y abrir la boca". ¿Cree que lo sucedido en Sajonia tomó por sorpresa al país?
El desplazamiento del discurso político hacia la derecha en muchos sectores de la sociedad alemana no es nuevo. A fines de 2014 surgió el movimiento (antiislámico) Pegida y esto tiene bastante que ver. Lo que pasa es que ahora se manifestó de manera mucho más clara la relación con grupos de extrema derecha. En realidad, no debería sorprender a nadie. Un 20% está viendo en estas manifestaciones no un problema de extremismo de derecha, sino más bien una expresión genuina de gente muy indignada con la clase política y la situación actual de Alemania, según su visión.
¿Ese 20% corresponde a la fracción de alemanes que apoya a AfD?
Este partido tiene entre 14% y 16% de apoyo, aunque algunas encuestas le dan 17%. En el Este de Alemania, en la vieja RDA, la AfD está arriba del 20% en todas las regiones. Entonces si se hace un promedio, tiene sentido. Hay estudios sociológicos que han llegado a la conclusión de que aproximadamente el 15% a 20% de la población de Alemania tiene tendencias a acercarse a posiciones que se pueden considerar racistas o xenófobas.
¿Por qué el discurso de la AfD encaja mejor en la Alemania del Este?
Tiene que ver con las desigualdades y eso no significa necesariamente que el Este sea pobre en el sentido que definimos pobreza en América Latina. Es una pobreza relativa.
¿Y tiene que ver también con la falta de respuesta de los partidos tradicionales a las demandas de la población en esa parte del país ?
Generalmente en el Este de Alemania ha habido una participación electoral inferior a la del Oeste del país y esto tiene que ver con el rechazo generalizado a los partidos políticos tradicionales. Si se comparan elecciones regionales, en el Este hay 10 puntos porcentuales menos de participación respecto al Oeste. En ese grupo que no va a votar hay mucha gente decepcionada con la política en general. Y ese grupo es al cual la AfD ha sabido movilizar muy bien, porque en su discurso político han mostrado o se han definido como el partido nuevo que está en contra de la vieja política. Y la vieja política son todos. ¿Y quiénes son todos? El partido de Merkel, los socialdemócratas, y todo el resto de los partidos, que de alguna forma son cómplices.
¿Bajo esa lógica la AfD tiene opción de seguir creciendo?
Eso es una discusión. Pareciera que este partido está llegando a los límites, que estamos frente al escenario más fragmentado que podemos ver. Pero un 20% no es algo para desdeñar. Si tienen para crecer, eso dependerá mucho de lo que pase con la gente que se decepciona con el Partido Socialdemócrata (SPD), con Die Linke, que es de izquierda. Y en la lucha de sucesión en la CDU, cuando Merkel se retire, van a quedar algunos dañados en su partido y me da la impresión que puede haber algunos, los sectores más conservadores, que también pueden ir a parar a la AfD. Pero así como puede reforzarse, este partido es muy inestable. Está conformado por gente que en algunos temas piensa bastante diferente. En algún momentos esas contradicciones van a aflorar, sobre todo cuando haya instancias de poder en juego.
¿Qué opina del movimiento Aufstehen, impulsado por Sahra Wagenknecht, líder de Die Linke, para combatir a la extrema derecha?
Se trata de un intento por competir con AfD por el electorado descontento o desencantado. Intentan presentarse como una fuerza que intenta salir del eje izquierda-derecha pero termina cayendo en él en partes de su discurso, lo cual podría jugarle en contra. Por otro lado, es muy complicado ofrecer una opción "nueva" cuando las caras visibles (Sahra Wagenknecht y Oskar Lafontaine) son actores con una imagen muy asociada al sistema de partidos políticos tradicionales (Die Linke y el SPD). Intentan emular a Podemos (España) o En Marche (Francia), pero carecen de la potencia comunicacional de ambos. Todavía es demasiado temprano para evaluar su alcance, sin embargo, me cuesta creer que puedan afectar a AfD.