El gobierno del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ya comenzó a planear las deportaciones masivas de migrantes ilegales y que ha prometido ejecutar desde los primeros días de su mandato que se inicia el próximo 20 de enero.
La afirmación la realiza Tom Homan, quien será el encargado de la política migratoria del republicano y a quien llama su “zar de la frontera”.
“No vamos a esperar hasta enero, ya empezamos a planear”, indicó aseguró Homan, quien trabajó por décadas en el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) y ha sido elegido por el futuro gobernante estadounidense para cumplir su promesa de deportar a los más de 11 millones de extranjeros indocumentados que viven en el país, según un reporte de EFE.
Los comentarios de Homan se dieron durante un encuentro con el gobernador de Texas, el republicano y aliado cercano de Trump, Greg Abbott, en una base de la Guardia Nacional en la ciudad fronteriza de Eagle Pass.
Las instalaciones forman parte de la llamada Operación Lone Star, iniciativa creada por Abbott para militarizar la frontera sur y bloquear la entrada de migrantes por la frontera con México.
Homan elogió las medidas de Texas, que incluyen el despliegue de tropas a puntos fronterizos y la instalación de kilómetros de alambrado para dificultar el paso de migrantes y solicitantes de asilo.
Texas es “un modelo que podemos replicar en todo el país”, añadió Homan, quien prometió “terminar el trabajo que Abbott comenzó”.
Organizaciones en defensa de los derechos humanos y activistas en Estados Unidos han rechazado rotundamente los planes de las deportaciones masivas de Trump, apuntando que tendrían repercusiones humanitarias al igual que impactarían negativamente la economía del país.
Una acción de esta magnitud podría provocar una caída del PIB anual de entre 4,2% y 6,8%, lo que equivale a pérdidas de entre 1,1 y 1,7 billones de dólares anuales, según informe de la organización American Immigration Coalition.