Tras dos jornadas de masivas protestas que invadieron la capital de Georgia en los últimos días, el partido gobernante del país, Sueño Georgiano, retiró de forma incondicional la llamada “Ley de Agentes Extranjeros”, proyecto que fue altamente criticado por la oposición y países como Estados Unidos, debido a que estaba inspirada en la legislación rusa y supuestamente tenía un fin represivo.
“Como partido de gobierno responsable con cada miembro de la sociedad, hemos decidido retirar incondicionalmente esta ley que respaldábamos”, explicó Sueño Georgiano a través de un comunicado. “Ante todo debemos cuidar la paz, la tranquilidad y el desarrollo económico de Georgia, el avance de Georgia en la senda de la integración europea”, agregó.
Una de las principales voces críticas con la propuesta de ley del Ejecutivo fue la propia Presidenta georgiana, Salome Zourabichvili, quien en primer lugar felicitó al conjunto de la sociedad por, con su protesta pacífica, haber logrado que el gobierno diera marcha atrás a la medida.
“Acojo con beneplácito la decisión correcta tomada por el gobierno (...). Es una decisión para tener en cuenta el poder real del pueblo, lo que se ha visto en las calles de Tiflis. Si somos un país democrático (...) es imposible que el gobierno y el Parlamento no tengan en cuenta la voz del pueblo”, dijo Zourabichvili, según recoge el diario Resonance Daily.
El retiro de la ley supone un gran paso para Georgia y su adhesión a la Unión Europea, algo que llevan buscando desde el inicio de la guerra de Ucrania en 2022. En paralelo, Rusia mostró su preocupación por la política de Tiflis, debido a que rechazan categóricamente la unión de la exrepública soviética al bloque occidental.
Agentes extranjeros
El proyecto, respaldado inicialmente por el Parlamento de Georgia, proponía que las organizaciones que recibieran al menos un 20% de su financiamiento desde fuera del país, serían catalogadas como “agentes extranjeros” y se incluirían en una lista dentro del Ministerio del Interior. Al tener esta etiqueta, se les impondría a las organizaciones varias restricciones que, de no cumplirlas, se verían expuestas a multas e incluso penas de hasta cinco años de prisión.
La medida generó gran descontento por parte de la población de Georgia, quienes veían en la ley un saboteo del proceso de adhesión a la UE, sumado la intención del gobierno de acercarse a Rusia. Debido a esto, el martes y miércoles, miles de manifestantes se congregaron frente al Parlamento en la capital, Tiflis, para protestar contra la medida, jornadas que terminaron con enfrentamientos con la policía y al menos 133 detenidos.
A pesar de que el Ejecutivo dio marcha atrás a su proyecto, los partidos de oposición convocaron este jueves nuevas manifestaciones frente a la sede del Parlamento. Ante este escenario, las autoridades de Rusia recomendaron a sus ciudadanos abstenerse de viajar a Georgia.
La ley, además genero grandes críticas por parte de la oposición y naciones de Occidente, como Estados Unidos y la UE, apuntando a que el proyecto se inspiraba en una ley rusa aprobada en 2021, la cual se usaba para silenciar y perseguir a organizaciones disidentes, o que, a juicio del Kremlin, estuvieran bajo “influencia extranjera”.
A esto, además, se añade las acusaciones por parte de la oposición hacia el partido gobernante, Sueño Georgiano, de tener extrema cercanía con el Kremlin, vinculado además con la relación estrecha entre Moscú y el exprimer ministro Bidzina Ivanishvili, fundador de la colectividad oficialista, quien, aun estando retirado, según los analistas, opera políticamente desde las sombras.
Adhesión y rechazo
Georgia busca ser parte de la UE desde el comienzo de la guerra de Ucrania en 2022, ocasión en la que se rechazó al país como “candidato”, a diferencia de otros países como Moldavia. Esto se debió al estancamiento de las reformas dentro del país, lo cual formaba parte de las exigencias de Bruselas para la adhesión del país al bloque europeo.
El sentimiento pro-occidental abunda en Georgia, con un 85% de la población a favor de adherirse a la UE, según encuestas del International Republican Institute (IRI).
El retiro de la ley supone para el país un gran paso dentro de su proceso de integración al bloque occidental. Sin embargo, tanto la oposición como la UE exigieron que se abandone la propuesta de forma concreta, frente a la desconfianza que surge del partido gobernante.
“No le creemos a Sueño Georgiano. Que explique cómo retira jurídicamente el proyecto. Por ahora el procedimiento es muy ambiguo”, aseguró Tsotné Koberidze, opositor y dirigente del partido de Guircham. “Continuaremos las protestas hasta que Georgia adopte un rumbo prooccidental garantizado”, remarcó.
Por su parte, Rusia se desligó de la tramitación de la ley de agentes extranjeros de Georgia, apuntando a que no tenía relación con la legislación rusa: “Nada ha sido inspirado por el Kremlin, el Kremlin no tiene absolutamente nada que ver”, declaró el portavoz del Presidente ruso Vladimir Putin, Dmitri Peskov, en un comunicado.
Sin embargo, existe preocupación dentro de Moscú por la influencia occidental en Georgia, país que perdió un 20% de su territorio en la llamada “guerra de los cinco días” librada por separatistas apoyados por Rusia en 2008.
“Sigue siendo un Estado vecino nuestro y, a pesar de que no tenemos relaciones con Georgia como tal, su situación solo puede provocarnos preocupación. Es importante para nosotros que haya tranquilidad a lo largo de nuestras fronteras, y allí la situación deja mucho que desear”, comentó Peskov.