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Giovanni Maria Vian: “El Papa Francisco dejó una Iglesia más polarizada”

Para el exdirector de L’Osservatore Romano, Jorge Mario Bergoglio exacerbó el absolutismo del papado y gobernó al margen de la Curia. Sobre el cónclave, dice: “Creo que los cardenales irán por un europeo”.

Giovanni Maria Vian, exdirector de L’Osservatore Romano.

Giovanni Maria Vian parte su último libro con el recuerdo de la respuesta de Benedicto XVI a la pregunta hecha en 2016 -tres años después de su renuncia- sobre la profecía de Malaquías, por su biógrafo Peter Seewald. Era él, efectivamente, inquirió el periodista alemán, “¿el último en representar la figura del Papa tal y como la hemos conocido hasta ahora?”. Ante lo que el Papa emérito, sin cierta ironía, respondió que la profecía respondía a su tiempo. “En aquella época”, dijo, “los protestantes afirmaban que el papado estaba acabado y él sólo quería demostrar con una larguísima lista de papas que no era así”. Por eso, agregó Benedicto XVI, “no hay que deducir con ello que acabará realmente el papado”, sino que “¡la lista no era aún lo suficientemente larga!”.

La obra, titulada precisamente El último Papa, es un análisis sobre los retos presentes y futuros de la Iglesia Católica, como dice el subtítulo. Una reflexión hecha antes de la muerte del Papa Francisco, pero que adquiere especial relevancia a días de que los cardenales se reúnan en la Capilla Sixtina para elegir al sucesor de Jorge Mario Bergoglio y que recuerda precisamente la profecía de Malaquías. Director de L’Osservatore Romano durante más de 10 años -entre 2007 y 2018-, Vian es un profundo conocedor de la política vaticana y tuvo una experiencia de primera mano sobre el papado de Francisco. Fue precisamente Bergoglio quien le pidió la renuncia. Una decisión que hoy ve como una suerte, porque el Papa nombró luego un director editorial encima del diario, con lo que le quitó autonomía al periódico.

Usted es historiador y periodista, desde una perspectiva histórica, ¿cómo ve el papado de Francisco? ¿Es un Papa realmente reformador o fueron más bien cambios en el discurso?

Creo que el Papa tenía buenas intenciones, pero sus logros han sido incompletos y contradictorios. Su ejercicio del poder papal ha sido tal que es necesaria y urgente una reforma del papado, algo que ya auspiciaba Juan Pablo II con la encíclica Ut unum Sint. El fruto más reciente de esa forma de ejercer el papado es el caso del cardenal Angelo Becciu (el prelado al que el Papa destituyó en 2020 en forma sorpresiva, N.d.R.), que ahora ha explotado por su pedido de participar en el cónclave.

¿Cree que Becciu tiene opciones de participar en el cónclave?

Él tiene todos los derechos. Está claro que tiene derecho a entrar, porque el Papa está muerto y no puede pretender influir desde la tumba. En mi último libro muestro toda la evolución del papado hacia este absolutismo que ha exacerbado el Papa Francisco.

Pero cuando fue elegido en 2013, el pedido de los cardenales era precisamente lo contrario, un llamado a una mayor colegialidad, a una Iglesia más horizontal.

Claro, pero él ha sido todo menos que colegial. Él hablaba de la sinodalidad, que es excelente, pero de la colegialidad, nada, se olvidó de eso, porque era muy autoritario. Él mismo lo reconoció varias veces. En Chile lo saben perfectamente, por lo que pasó. Para mí, el punto de inflexión de su pontificado fue el viaje a Chile y la cuestión chilena. Cuando dijo eso de los “zurdos”, “qué quieren esos zurdos”, le sale todo el conservadurismo. En Italia ha salido un libro muy interesante que se llama Bergoglio, una biografía política, que aborda eso. Está escrito por un historiador italiano, Loris Zanatta, que es crítico, pero es un historiador honrado y el libro es excelente. Zanatta ha estudiado mucho la historia argentina y los rasgos peronistas del Papa. El pontificado de Francisco, como todos los pontificados, tiene luces y sombras, pero no cumplió sus promesas y deja a una Iglesia más dividida.

¿Cree que la división es mayor hoy en la Iglesia de lo que había cuando el Papa Francisco llegó, en 2013?

El Papa siempre decía: “Yo hago sólo lo que me pidieron los cardenales”. Puede ser, pero ahora él ha dejado una Iglesia Católica más polarizada. No ha hecho lo más mínimo para recomponer la Iglesia. Él decía que era muy devoto de Pablo VI, pero el método de Pablo VI era todo lo contrario. Manejó el Concilio de manera tal y llegó a una mayoría abrumadora para casi todos los documentos, casi por unanimidad. Es verdad que esto también se lo han reprochado, que dijeron que había traicionado el concilio, pero bueno, logró avanzar. Cuando Bergoglio decía “me critican los gringos, a mucha honra”, uno se pregunta cómo puede decir esto si es el Papa. Que lo diga en privado. Hace un tiempo me preguntaron cuáles eran los peores enemigos de Bergoglio y yo dije su carácter y los forofos de él, los fanáticos desenfrenados que seguían al Papa.

¿A qué cree usted que se debe ese fanatismo y esa atracción que generó en muchos el Papa Francisco?

Hay que reconocer que logró una comunicación eficaz, pero a la vez destruyó la comunicación vaticana, porque hubo una voz única. Cuando él quería hacer algo, una entrevista, por ejemplo, prescindía de todos y lo hacía él directamente, los dejaba a todos colgados. Fue una suerte para mí que me despidiera de L’Osservatore Romano a finales de 2018, porque no sé lo que habría hecho. Después puso a un director editorial encima del diario, lo que quiere decir que el diario dejó de tener autonomía. Creó un polo de poder independiente de la Secretaría de Estado. Todas esas son incoherencias de gobierno, pero todo esto él lo resolvía porque él hacía todo. Y lo hacía de manera muy eficaz, pero ambigua, era el típico jesuita. El mismo lo ha dicho: “Soy un poco listo y un poco ingenuo”, pero no era ingenuo, para nada.

Foto OSSERVATORE ROMANO / AFP -

¿Cómo influirá todo eso en el cónclave para elegir a su sucesor?

Tenemos que verlo, porque hoy he tenido noticias de que incluso hay cardenales creados por él, latinoamericanos que no están contentos. Él ha favorecido un proceso en contra de sí mismo. ¿Una mayor colegialidad? Nada. El balance está en rojo.

Y ¿el hecho de que haya nombrado a la mayoría de los cardenales no permite prever que su sucesor siga su misma línea?

Creo que no, porque no se sabe bien lo que piensan ni las tendencias que tienen muchos de los cardenales. Ni el mismo Papa los conoció bien, al punto que hubo un cardenal africano, el cardenal Zerbo, de Mali, que después de creado tuvo un gran problema con denuncias de irregularidades financieras. El tema después se tapó y no sé si aún es elector o no.

¿Eso hace prever un cónclave más largo que los dos últimos?

Depende mucho de las congregaciones generales si se aclara algo en estas dos semanas. Yo pienso que el cónclave va a empezar el lunes 5. Faltan 12 días. Habrá que ver si logran conocerse en ese tiempo, porque no se conocen. Como decía antes, ni el Papa mismo los conocía. El Papa mismo dijo a Vida Nueva en 2023, cuando le preguntaron qué va a pasar con el cónclave, que “bueno, con el revuelo que hay todo puede pasar”. Pero el revuelo lo hizo él. Podría ser que el cónclave sea rápido, porque la presión mediática es muy fuerte y los cardenales ya están haciendo campaña. Pero ojo, porque Thomas Reese, el sacerdote jesuita norteamericano, escribió en el National Catholic Reporter hace dos años que era mejor que el cónclave se tomara algún tiempo, dos semanas, para que se conozcan los cardenales -dos semanas, es decir un cónclave muy largo-, porque eso es mejor a elegir a alguien que no se conoce. Esto lo ha dicho Reese, que no es el cardenal Müller o el cardenal Sarah (cardenales más críticos de Francisco N.d.R.), no es ninguno de estos. Es una crítica muy fuerte.

¿Hay algún candidato que cree que tiene más opciones de ser elegido?

De momento, no. Yo te puedo decir, y también lo he escrito, que podrían elegir a alguien fuera del colegio o podrían elegir a un anciano, porque el problema de los abusos es muy grave. ¿Quién está a salvo de haber encubierto abusos? Hay un cardenal que seguramente no los ha encubierto, que es el cardenal O’Malley, el emérito de Boston, que tiene casi 81, los cumplirá el 29 de junio, por qué no elegirlo a él, está en excelente salud, habla varios idiomas. Otro que el Papa nunca quiso cardenal, el primado grecocatólico también podría ser.

¿La situación del mundo actual, tan complicada, cree que va a estar presente en la decisión de los cardenales?

Sin duda, se van a preguntar qué vamos a hacer frente al momento actual. Además de solucionar el problema Becciu, los cardenales tendrán todos los problemas de siempre.

VATICAN MEDIA / AFP HANDOUT

¿Tiene algún preferido?

Yo le tengo mucha simpatía al cardenal sueco Arborelius, es un carmelita, nació luterano, agnóstico, se convirtió de chico, es políglota, está acostumbrado a tratar la cuestión de los migrantes, es tradicionalista, pero sabe presentar los temas.

¿Cree entonces que el papado puede volver a Europa?

Creo que irán por un europeo. No sé si llegará a ser el primado de Hungría, Peter Erdo, por el hecho de ser húngaro, el tema de Orban, Rusia… eso lo puede complicar. El italiano mejor posicionado tiene 60 años, es el patriarca latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa. Que sea candidato lo demuestra el hecho de que los cardenales van diciendo que sí, que puede ser, pero tiene un carácter muy duro, entonces eso quiere decir que el nombre ya está corriendo.

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