En un fuerte y claro gesto hacia el gobierno de Nicolás Maduro, Argentina confirmó hoy su retiro del Grupo de Lima -conglomerado de 14 países conformado en 2017 para buscar una salida democrática a la crisis social, política y económica del país caribeño- argumentando sus diferencias con la región respecto de la política de “aislamiento” hacia Caracas.

A través de un comunicado, Argentina indica que las acciones que ha tomado el bloque “no han conducido a nada”. “Por otro lado, la participación de un sector de la oposición venezolana como un integrante más del Grupo de Lima ha llevado a que se adoptaran posiciones que nuestro gobierno no ha podido ni puede acompañar”, agrega la declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores transandino, encabezado por Felipe Solá.

Ya en su campaña electoral, recuerda el diario Clarín, el Presidente Alberto Fernández había amenazado con retirar a Argentina del grupo, que había sido promovido por su antecesor, Mauricio Macri (2015-2019), en defensa del líder opositor Juan Guaidó, quien se autoproclamó presidente interino en 2019. Junto al Grupo de Lima, Macri lo reconoció, pero Fernández dejó de hacerlo.

A juicio del gobierno de Alberto Fernández, la mejor manera de ayudar a resolver la crisis que vive Venezuela es “facilitando que haya un diálogo inclusivo que no favorezca a ningún sector en particular”.

En ese sentido, desde la Casa Rosada señalan que, en estas conversaciones, “deben formar parte (las autoridades del gobierno de Maduro), pero del que no puede apartar a la oposición en su conjunto. Un diálogo que, sin duda, se vería enriquecido con voces provenientes de los principales actores sociales del país, como la Iglesia, el sector empresarial y las organizaciones no gubernamentales, sin exclusiones”.

Las sanciones económicas contra Venezuela también fueron rechazadas por Buenos Aires, desde donde aseguran que solo han agravado la situación de la población y, en particular, la de sus sectores más vulnerables.

Una alta fuente consultada dijo al diario Clarín que la decisión de irse estaba tomada “hace mucho tiempo”. Que sólo faltaba el momento. “El grupo está muerto”, dijeron. Las fuentes consultadas por el periódico aseguran que hasta ahora no hay planes de retirarse del llamado Grupo de Contacto Internacional sobre Venezuela, que el gobierno argentino integra desde mediados del año pasado, junto a la Unión Europea y algunos países de la región. Aunque ya han tenido discrepancias, porque Buenos Aires avaló las polémicas elecciones legislativas del chavismo de diciembre pasado y el GCI no.

Finalmente, desde el país vecino aseguran que “continuará sosteniendo su compromiso con la estabilidad en la región, y buscará encaminar soluciones pacíficas, democráticas y respetuosas de la soberanía y de los asuntos internos de cada Estado”.

Jorge Faurie, quien ejerció de canciller durante el gobierno de Macri, dijo que es un “grave error de política exterior” abandonar el Grupo de Lima. “Su objetivo fue y es ayudar a que Venezuela recupere su democracia. Argentina no puede estar del lado de la dictadura de Maduro. ¡¡Libertad y democracia para los venezolanos!!”, dijo el exfuncionario en su cuenta de Twitter.

Mientras que Elisa Trotta, representante en Argentina de Guaidó, lamentó la decisión al considerar que el Grupo de Lima “ha sido fundamental para denunciar las graves violaciones a los derechos humanos” en el país caribeño. “El único culpable de la emergencia humanitaria compleja es Maduro y sus crímenes de lesa humanidad”, afirmó.

El Grupo de Lima fue creado en 2017, en momentos en que se habían intensificado las marchas opositoras y la represión de ese año dejó al menos 127 muertos. El objetivo era seguir la crisis política de Venezuela y procurar una salida a la compleja situación interna.

El grupo está integrado por Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, Guyana y Santa Lucía. También avalan al grupo Barbados, Estados Unidos, Granada y Jamaica.

El bloque ha aplicado sanciones políticas y económicas al régimen de Maduro.