Fundado en 1964, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) se ha mantenido activo durante 58 años, incidiendo en la vida diaria y la política nacional colombiana. Pero eso podría cambiar a partir de este lunes, día en el que se iniciaron nuevamente las negociaciones para un potencial desarme.
Bajo la lógica de la “paz total”, una de las promesas insignes del actual Presidente Gustavo Petro, la discusión sobre el futuro del grupo guerrillero se trasladó a Caracas, Venezuela, donde se llevarán a cabo diálogos para asentar las bases de un posible acuerdo.
Actores y perspectiva
Suspendido desde 2019 por el entonces presidente Iván Duque, este nuevo proceso es la reanudación de lo firmado entre el ELN y la administración del exmandatario Juan Manuel Santos, y si bien se definió que los trabajos empezarán apenas se encuentren los representantes de cada bando, se deberán discutir elementos que aún no se definen, donde se incluye la eventual participación de Chile, España y Venezuela como países garantes del proceso. Hasta ahora, Cuba y Noruega son las dos naciones ya oficializadas como voces neutrales que validan los trabajos entre la guerrilla y el Estado de Colombia.
El propio Presidente Petro anunció a dos miembros del equipo negociador. Otty Patiño es uno de ellos, quien, según el diario El Tiempo, se perfila potencialmente como el jefe del equipo negociador del Estado colombiano. Patiño, uno de los fundadores del desmovilizado Movimiento 19 de Abril, más conocido como M-19, es uno de los más cercanos colaboradores de Petro, siendo ambos exmiembros del grupo insurgente. Politólogo de formación, Otty Patiño también integró la Asamblea Nacional Constituyente de 1991 y según el medio colombiano es, en concordancia con su pasado político, “un convencido de las salidas negociadas al conflicto armado”.
El segundo miembro de la mesa negociadora colombiana será José Félix Lafaurie, presidente de la Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegán. Otrora férreo opositor del actual mandatario, aceptó la invitación de Petro a formar parte del equipo catalogando la convocatoria como “generosa”.
Lafaurie, empresario de corte conservador, dijo ser un representante de “amplios sectores de la sociedad”, y no solo del Centro Democrático, partido en el que militan tanto el expresidente Iván Duque como la esposa de Lafaurie, la senadora María Fernanda Cabal.
Su rol como dirigente gremial del rubro de la ganadería será clave para la discusión sobre las tierras, uno de los puntos más importantes para lograr cualquier tipo de acuerdo. Según El Tiempo, prueba de ellos sería el acuerdo entre el gobierno y Fedegán para la compra de tres millones de hectáreas.
El mismo medio detalló que los senadores Iván Cepeda y María José Pizarro, ambos miembros de la coalición oficialista Pacto Histórico, también serían parte de la mesa de trabajo. Cepeda habría sido uno de los responsables del acercamiento al rubro ganadero, a pesar de la distancia ideológica entre ambos grupos.
María José Pizarro, por su parte, es hija de Carlos Pizarro, comandante desmovilizado del M-19 que fue asesinado en 1990. La iniciativa de la paz total, dijo cuando la ONU y la OEA respaldaron la medida insigne de Petro, “implica abandonar la visión guerrerista para adoptar un enfoque de seguridad humana”.
Dos miembros más compondrían la mesa: Jesús Alberto Castilla, exsenador ligado a la dirigencia campesina del norte de Santander, y Horacio Guerrero, antropólogo que trabajó durante más de dos décadas con comunidades abocadas a la defensa de derechos humanos, cerrarían la lista de miembros que representarán a Colombia como Estado.
Un dato no menor es la ausencia -hasta ahora- de militares dentro del grupo, lo que marca un quiebre frente a versiones anteriores de intentos por dialogar con el Ejército de Liberación Nacional.
En la vereda opuesta, “Pablo Beltrán” y “Aureliano Carbonell” se sentarían frente a los delegados del Estado de Colombia. “Beltrán” es el número dos dentro del ELN, mientras que “Carbonell” forma parte de la dirección nacional del grupo guerrillero, detalló El Tiempo. A la vez, ambos cuentan con experiencia en las negociaciones, considerando que participaron de la mesa levantada durante la administración de Santos desarrollada en Quito, y que duró desde febrero de 2017 hasta agosto de 2018.
Otros negociadores que repetirán su participación serán “Silvana Guerrero”, “Consuelo Tapias”, “Isabel Torres”, “Óscar Serrano” y “Viviana Henao”, explicó el medio colombiano. “Antonio García”, el máximo líder de la guerrilla, no se encontrará presente al menos en la primera parte de las negociaciones.
Según Danilo Rueda, alto comisionado para la Paz, las decisiones sobre la estructuración de la mesa deberán ser tomadas de manera conjunta. Luego, vendrán las discusiones sobre cómo alcanzar el cese del fuego entre guerrilla y Estado.
Las cifras hasta el momento son categóricas. A casi seis décadas desde la fundación del ELN, la cifra de muertes asociadas a la organización ascienden a 450.000 solo entre 1985 y 2018. Se estima que cerca de 2.400 es el número de combatientes activos de los que actualmente dispone.
Por otro lado, el ministro de Defensa, Iván Velásquez, afirmó que pese a que el lunes iniciaron las negociaciones, no se han suspendido las acciones contra la guerrilla. “Se mantienen las operaciones militares, no hay ahora alguna suspensión, o actividades, estamos naturalmente en la observación de estas conversaciones, en la comunicación permanente que mantenemos con el comisionado para la paz, tomar las decisiones en su momento, con la evolución con esos diálogos”, explicó.
“Hoy es el reconocimiento en las mesas de negociaciones, entiendo que esta primera jornada o primera fase de negociaciones se debe extender por cerca de dos semanas, pero estaremos atentos en la comunicación frecuente con el alto comisionado para la paz”, consignó la revista Semana.
Negociaciones pasadas
El ELN ha marcado, junto a las extintas FARC, la historia de las guerrillas revolucionarias izquierdistas en Latinoamérica. Tras el desarme y posterior reintegración a la sociedad civil del segundo grupo durante el gobierno de Juan Manuel Santos, la gran duda era si el ELN estaría dispuesto a sentarse en la mesa con el gobierno.
Pero un ataque a un recinto policial en 2019 parecía tirar por tierra cualquier posibilidad de diálogo. Era la mañana del 17 de enero de ese año cuando, para el impacto de Colombia, un vehículo ingresó rápidamente a la Escuela General Santander, ubicada en Bogotá, donde cientos de cadetes se encontraban.
El conductor buscaba dar con el patio de armas, donde se realizaba una ceremonia de distinción a estudiantes, pero se estrelló en el sector donde se alojaban los cadetes. En su interior llevaba una carga explosiva mortal: 22 perdieron la vida y otros 70 quedaron heridos.
Dicho evento significó el fin del séptimo intento de una administración por entablar diálogos entre el Estado de Colombia y el ELN, donde el primero data de 1974, 10 años después de su fundación. Desde ahí, Alfonso López Michelsen, César Gaviria, Ernesto Samper, Andrés Pastrana, Álvaro Uribe, Juan Manuel Santos e Iván Duque, todos exmandatarios colombianos, intentaron implementar alguna clase de solución, no siempre con diálogos de por medio. Todos resultaron infructuosos.
Las razones son multidimensionales, tanto política como históricamente hablando. En algunas, el ELN no llegó a las citas pactadas. En otras, realizaron atentados que imposibilitaron cualquier tipo de diálogo, como cuando asesinaron al exministro Argelino Durán. Pero también se dieron casos inversos, como cuando el máximo líder de la guerrilla, “El Cura Pérez”, murió en medio de los diálogos con la administración de Samper.
Esta vez, una nueva posibilidad de negociaciones se presenta ante Colombia. Al menos en el papel, se da en un contexto muy distinto en cuanto al gobierno de turno, considerando que está a cargo de Gustavo Petro, el primer izquierdista y exmiembro de una guerrilla en presidir al país. Si bien las características del M-19 distan mucho del ELN o las FARC, son un antecedente que podría modificar más de 50 años de conflicto interno en Colombia.