El gobierno de Nicaragua anunció la apertura de un centro cultural en la oficinas del diario opositor La Prensa, abandonadas después de que su personal tuviese que exiliarse ante el temor a ser víctimas de la escalada represiva desatada en 2021.

Ya en agosto del año pasado, la policía registró la sede del periódico y detuvo a su responsable, Juan Lorenzo Holmann, lo que llevó al periódico a informar sólo a través de su página web. En julio de 2022, el medio anunció que su plantilla escapaba de la “persecución”.

Las oficinas que quedaron vacantes en la entrada norte de Managua amanecieron este martes ya sin el distintivo del medio y reconvertidas en el Centro Cultural y Politécnico José Coronel Urtecho, como ha anunciado la propia vicepresidenta nicaragüense, Rosario Murillo.

Para Murillo, el nuevo centro “marca los días finales del odio” y simboliza “el camino de futuro, de amor y esperanza”, según la oficialista Radio Nicaragua. Así, ha abogado por reconvertir los lugares donde supuestamente se planeaban delitos en enclaves de “espiritualidad” y “fraternidad”.

Organizaciones defensoras de la libertad de prensa como Reporteros Sin Fronteras (RSF) han denunciado en estos últimos meses la deriva autoritaria de Ortega contra los medios independientes, entre los que incluyen a La Prensa.

Tras el exilio de su personal, el responsable de RSF en América Latina, Emmanuel Colombié, denunció que “el aparato represivo desplegado por el gobierno de Ortega para reducir a los periodistas al silencio es tan terrorífico como intolerable”. “La prensa independiente de Nicaragua está en fase de agonía y las voces críticas con las autoridades desaparecen de forma inexorable”, lamentó.