Ucrania instó este domingo a desconfiar de las “previsiones apocalípticas”, al considerar que las posibilidades de una “solución diplomática” con Rusia son “muy superiores” a las de una “escalada” militar”, tras las advertencias estadounidenses sobre la amenaza de una invasión rusa a gran escala.

“No confíen en las previsiones apocalípticas”, señaló el ministro de Relaciones Exteriores ucraniano, Dmitro Kuleba, en su cuenta de Twitter.

“Ucrania cuenta con un ejército poderoso, un apoyo internacional sin precedentes (...) y está preparado para cualquier escenario”, afirmó. “Es el enemigo el que debe temernos”, añadió.

En esa misma dirección se expresó Mihailo Podoliak, consejero jefe de la administración ucraniana: “Las posibilidades de encontrar una solución diplomática son muy superiores a la amenaza de una nueva escalada”, declaró en comentarios escritos que fueron brindados a la AFP por el servicio de prensa de la presidencia.

Estas declaraciones tuvieron lugar poco después de que la inteligencia estadounidense indicara que Rusia ya desplegó el 70% del aparato militar necesario para una invasión a gran escala a Ucrania, que alcanzaría una capacidad suficiente, o sea, unos 150.000 efectivos, para lanzar su eventual ofensiva dentro de dos semanas.

De acuerdo a funcionarios norteamericanos que informaron a su Congreso y a sus aliados europeos, los servicios de inteligencia aún no han podido establecer si el presidente ruso, Vladimir Putin, ha tomado la decisión de pasar a la acción o no, pero maneja todas las opciones posibles, que van desde una invasión parcial del enclave separatista del Donbás hasta la invasión total.

Si Putin optara por la radical, podría rodear a la capital Kiev y derrocar al presidente Volodimir Zelenski en apenas 48 horas, según estos funcionarios.

También advirtieron que este posible conflicto tendría un elevado costo humano, con el riesgo de causar la muerte de entre 25.000 y 50.000 civiles, de 5.000 a 25.000 soldados ucranianos y entre 3.000 y 10.000 soldados rusos. También provocaría un desplazamiento de entre uno y cinco millones de refugiados, sobre todo hacia Polonia.