El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, advirtió este viernes a los migrantes haitianos que no lograrán llegar a Estados Unidos, mientras que su homólogo mexicano lamentó que muchos hayan sido engañados para emprender la larga travesía con falsas esperanzas.
El máximo responsable de la diplomacia estadounidense visitó México para presentar un nuevo plan de seguridad conjunto y estrechar lazos con un aliado en el que el gobierno del presidente Joe Biden confía cada vez más para que actúe como amortiguador y contenga el flujo de migrantes que se dirigen a Estados Unidos.
“El viaje es profundamente peligroso y no tendrá éxito”, dijo Blinken en una conferencia de prensa en la capital de México cuando se le preguntó sobre cómo su país estaba garantizando un trato humano a los migrantes.
Blinken dijo que funcionarios estadounidenses y mexicanos están en “estrecho contacto” por el aumento de migrantes haitianos que pasan por México, muchos de los cuales han viajado desde Sudamérica, donde se habían establecido inicialmente. En las últimas semanas, un campamento fronterizo en Del Río, Texas, llegó a tener 14.000 migrantes, la mayoría procedentes de Haití.
Desde entonces, Estados Unidos ha expulsado a varios miles de personas a Haití y ha permitido a otros continuar con trámites migratorios en su territorio, mientras que México también ha iniciado recientemente vuelos para enviar a personas de vuelta a Haití.
Los grupos de defensa de los derechos de los migrantes han denunciado las deportaciones a Haití, que lucha contra la violencia, la pobreza y la agitación política.
“La deportación a Haití no fue el enfoque correcto, no fue humano”, dijo este viernes el máximo funcionario de las Naciones Unidas para los refugiados, Filippo Grandi, añadiendo que Estados Unidos y México habían deportado a veces a personas “sin el debido proceso”.
Hablando junto a Blinken, el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, dijo que muchos migrantes haitianos que caminaron desde Sudamérica hasta la frontera habían sido engañados pensando que podían obtener fácilmente la residencia legal en Estados Unidos.
A los miles de personas que se encuentran ahora en el limbo en México, dijo que el país podría acogerlos y ofrecerles asilo.
“Si llegan 15.000 personas de Haití, quieren trabajar, quieren estar aquí, no es un problema para México”, dijo Ebrard, añadiendo, sin embargo, que encontrar oportunidades de trabajo “tampoco es fácil”.
La agencia de asilo de México se ha visto presionada por el creciente número de solicitudes de haitianos, muchos de los cuales no tienen posibilidades de obtener el estatus de refugiados porque abandonaron Haití por razones económicas.
México distribuyó visas en 2019 para dejar que un flujo de centroamericanos trabajara y viajara libremente, pero dejó de hacerlo después de que el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenazara con aranceles comerciales si México no frenaba el flujo de personas que llegaban a la frontera.
Ebrard dijo que él y Blinken no hablaron de “permanecer en México”, una de las políticas migratorias de línea dura de Trump fuertemente criticada por defensores del asilo y a la que Biden está intentando poner fin.
La política obliga a los solicitantes de asilo que cruzan en la frontera entre Estados Unidos y México a esperar en la nación azteca los trámites de sus solicitudes.