El adelanto de las elecciones presidenciales en Venezuela -que se realizarán el 22 de abril y no en diciembre- provocaron una ola de críticas y cuestionamientos desde distintos puntos del continente, dirigidos directamente a Nicolás Maduro.

Justamente esa fue la temática por la que se reunieron este martes los 14 países del Grupo de Lima en la capital peruana, que ya había adelantado la semana pasada que los comicios anticipados "no permitirían realizar un proceso justo, libre, transparente y democrático".

El grupo concluyó que frente al adelantamiento de los comicios en Venezuela y sin acuerdo con la oposición expresa "su más firme rechazo a dicha decisión, que imposibilita la realización de elecciones democráticas, transparentes y creíbles". Así, exhorta al gobierno de Maduro a que reconsidere la convocatoria de las presidenciales. También reconsidera la participación de Venezuela en la Cumbre de las Américas de abril en Lima.

Horas antes de la declaración conjunta, el canciller chileno Heraldo Muñoz, que participó en la fallida mesa de diálogo entre el gobierno y la oposición en Santo Domingo, marcó el tono de la cita asegurando que "las elecciones que ha llamado unilateralmente el gobierno de Maduro no cumplen con ninguna de las condiciones democráticas, libres, transparentes y con las garantías que todo el mundo conoce en una elección democrática".

Maduro se ha ganado el repudio de parte importante de la región y de organismos defensores de los DD.HH. tras la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente en agosto pasado y que terminó de concretarse con las fechas designadas por el ente electoral. Así, el Presidente venezolano vive un aislamiento que va en aumento. Distinto fue el escenario de su antecesor, el fallecido mandatario Hugo Chávez, que gobernó el país desde 1999 hasta su muerte, en 2013.

En los más de cuatro años en los que Maduro ha liderado Venezuela, los apoyos regionales y el equilibrio político ha cambiado en América Latina. Maduro vive su momento de mayor soledad. En Sudamérica, Bolivia es el único aliado incondicional que posee, situación que se podría mantener hasta el 2020, cuando el mandatario Evo Morales termine su tercer mandato. Chávez también contó con el apoyo de Morales, que asumió el poder en 2006.

Pero a diferencia de Maduro, Chávez también tuvo el apoyo de Brasil, durante los gobiernos de Lula da Silva (2003-2010) y de Dilma Rousseff (2011-2016). Con la llegada de Michel Temer, en 2016, el tablero se dio vuelta radicalmente para Maduro. Lo mismo sucedió en el caso de Argentina con el fin de la era Kirchner en 2015 y la llegada del centroderechista Mauricio Macri. Tanto Néstor como Cristina Kirchner fueron incondicionales al chavismo.

En Perú, Chávez se encontró en su momento con una áspera relación con Alan García (2006-2011), pero luego la relación con el país se suavizó completamente con el ascenso de Ollanta Humala (2011-2016). El apoyo al chavismo se terminó con el arribo de Pedro Pablo Kuczynski en 2016, férreo opositor a Maduro.

"En algún momento en Perú hubo un coqueteo con Chávez y Maduro con Ollanta Humala, pero rápidamente Humala cambió y ahora PPK es enemigo de frente. Chile coqueteó en una posición más bien ambigua hasta posicionarse en oposición y posiblemente cuando llegue Piñera será peor todavía", explicó a La Tercera el analista internacional Adolfo Salgueiro.

En mayo pasado, Maduro también perdió a otro aliado clave con la salida en Ecuador de Rafael Correa, un incondicional del chavismo que lideró el país por una década. Pero con la llegada de Lenín Moreno, su sucesor y ex delfín político (ahora enemigos), el apoyo a Venezuela no se da por sentado.

En el caso de Colombia, ni el actual Presidente venezolano ni Chávez se han llevado bien con sus pares colombianos, pero la relación entre el mandatario Juan Manuel Santos y Maduro se fue deteriorando con el paso de los meses y la agudización de la crisis, que afecta también directamente a sus fronteras. "Santos (Juan Manuel), Kuczynski y Macri son los opositores regionales más vocales. No son necesariamente los más efectivos, ya que esos son los que tienen la posibilidad de imponer sanciones económicas. Y eventualmente me imagino que Piñera podrá estar en ese grupo", dijo Salgueiro.

"Lo afecta en el sentido de que Maduro no tiene la muñeca política que podría haber tenido Chávez, el eco que pudiera tener. Con Chávez había una cierta benevolencia, por su lucha contra las oligarquías. Con Maduro es más difícil porque se le ve como un dictador, un hombre autoritario. Para muchos países, este aislamiento y esta distancia también hace difícil que muchos otros puedan decir: yo voy a defenderlo. Se ve como un gobierno que está luchando por mantenerse en el poder y que no fue capaz de reformar la economía", explicó a La Tercera el analista venezolano Ricardo Sucre.

Año electoral

A pesar de que Maduro no cuenta con las cartas a su favor en el continente, el intenso calendario electoral podría cambiar la balanza política en la región. "No digo que la balanza cambie, pero sí puede que haya más peso en la izquierda. Lo que sí habría que ver es si a cada uno de estos gobiernos que podría cambiar de signo, les interesa aliarse con un perdedor", explicó Sagueiro.

Según Sucre, incluso si los candidatos de izquierda se llegaran a imponer, como Lula en Brasil, Gustavo Petro en Colombia o Andrés Manuel López Obrador en México, estos buscarían según su perspectiva "mantener la distancia".