Lo que en agosto de 2017 se estableció como una instancia multilateral para buscar una pronta salida a la crisis de Venezuela, terminó ayer su XII reunión en Santiago con nuevos llamados y exigencias a los que la administración de Nicolás Maduro, próximo a celebrar el viernes seis años en el poder, ha hecho oídos sordos.

Con la ausencia de México, que desde principios de enero marcó su distancia con el grupo, pero con Ecuador por primera vez en calidad de observador, el bloque de 14 países lanzó una serie de dardos que dejaron a muchos con gusto a poco.

Entre 17 resoluciones expuestas en su última declaración, el Grupo de Lima exhortó a la comunidad internacional, especialmente a Rusia, China, Cuba y Turquía, "a favorecer el proceso de transición en Venezuela (...), por el impacto negativo que su apoyo al régimen ilegítimo de Maduro" provoca en el continente.

"El Grupo de Lima tuvo una primera intención de buscar una salida a la crisis, pero inmediatamente después de la juramentación de Juan Guaidó devino en un grupo de apoyo a su legitimidad", dijo a La Tercera el filósofo venezolano y académico de la Universidad Simón Bolívar, Erik Del Bufalo. Además, según este investigador, el bloque regional "más allá de la retórica, y de hacer lobby, cabildeo y negociaciones, no ha presionado realmente y ha alejado cualquier posibilidad de una solución real, que es la fuerza militar o la amenaza de ella", agregó.

Fue luego del encuentro del 25 de febrero en Bogotá que el Grupo de Lima descartó la intervención militar como salida a la crisis y sacó de la mesa la que -entre el 23 de enero (día en que se autoproclamó Guaidó) y el 23 de febrero (cuando debía entrar la ayuda humanitaria a Venezuela)- era una de "las cartas" más radicales para forzar la salida de Maduro del poder.

Por estos días solo el gobierno de Donald Trump mantiene firme la opción de considerar "seriamente" el uso de la fuerza militar contra el gobierno chavista.

El canciller de Chile, Roberto Ampuero, reiteró ayer que "la política del Grupo de Lima es muy clara con respecto a que busca una solución democrática, una solución política, una solución no violenta para la tragedia por la que está atravesando el pueblo de Venezuela".

Asuntos regionales

Como receptores de un éxodo masivo de venezolanos que ante la crisis han dejado su país, los miembros del Grupo de Lima concentran gran parte de sus esfuerzos en aminorar el impacto negativo que este fenómeno migratorio puede significar para la región. Tanto así, que como parte de sus peticiones, el bloque solicitó a Naciones Unidas "tomar acciones para evitar el progresivo deterioro de la paz y seguridad".

Sobre lo anterior, el analista venezolano y presidente de la encuestadora Datanálisis, Luis Vicente León, comentó a La Tercera que "uno puede criticar acciones en particular, inacciones o posiciones, pero el Grupo de Lima al igual que cualquier otro grupo regional, que además se forma para atender este tipo de problemas, es una oportunidad de oro para buscar soluciones y poner a los actores naturales que son los vecinos en el juego". Y agregó: "Obviamente que su esplendor es volátil. Hay momentos en los que el grupo se hace vital y hay otros en que no, y puede perder protagonismo frente a la crisis venezolana (...) porque también hubo un intento de la oposición encabezada por Guaidó de tratar de buscar algún mecanismo, probablemente solicitado por Estados Unidos, de apoyo a una eventual acción más radical que el Grupo de Lima rechazó, independientemente de que ha sido contundente en la crítica a Maduro".