Tal como lo expresó en julio pasado tras su consolidación en México, el Grupo de Puebla –que reúne a 32 líderes progresistas de América Latina y Europa– instó al diálogo como única manera de lograr una solución pacífica para el conflicto político, económico y social que se vive en Venezuela.
A través de una declaración pública, el foro -en el cual participa Marco Enríquez-Ominami- rechazó "cualquier intento de uso de la fuerza que socave el principio de solución pacífica de las controversias y que posibilite una intervención militar en Venezuela por parte de fuerzas extranjeras, incluida la invocación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), instrumento arcaico para intervenciones militares en países de América Latina durante la Guerra Fría".
Asimismo, agregó que "el uso de la fuerza y la militarización de las fronteras solamente agravaría el conflicto", enfatizando que ello somete al pueblo venezolano "a mayores sufrimientos, creando un clima de tensión con los países vecinos susceptible de escalar en cualquier momento".
Por último, la agrupación –que ya cuenta con la participación de siete expresidentes- reafirmó su compromiso "con la democracia, defendiendo la salida diplomática, el diálogo y la negociación como únicas vías para la solución al conflicto" y expresó su solidaridad con el país y repudió la amenaza "de una intervención militar", apoyando –con ello- la promoción del diálogo en la nación.
El documento fue firmado por los 32 miembros, entre los que destacan los candidatos presidenciales por Argentina y Uruguay Alberto Fernández y Daniel Martínez, respectivamente; Ernesto Samper, exmandatario de Colombia; José Luis Rodríguez Zapatero, exjefe de gobierno español; Rafael Correa, exjefe de Estado de Ecuador; Leonel Fernández, expresidente de República Dominicana; Fernando Lugo, exmandatario de Paraguay; y los expresidentes brasileños Lula da Silva y Dilma Rousseff.