La Guardia Nacional reconoció el lunes que estuvo involucrada en un incidente ocurrido la víspera en el sur de México en el que murió un migrante y otros cuatro resultaron heridos después de que los agentes abrieran fuego contra la camioneta en la que eran transportados un grupo de 14 migrantes, la mayoría cubanos, cuando ésta evadió un control e intentó embestirles.
El suceso tuvo lugar la madrugada del domingo en Pijijiapán, Chiapas, unos 40 kilómetros al norte de donde descansaba ese día la caravana de unos pocos miles de migrantes que partieron el 23 de octubre de Tapachula, casi en la frontera con Chiapas, hacia el norte con la intención de llegar a Ciudad de México y que lograr regularizar su situación.
La fiscalía del estado, en un comunicado divulgado el domingo por la noche, había informado de la apertura de una investigación por el “homicidio calificado” de un hombre cubano con lesiones de arma de fuego que fue localizado en la parte trasera de una camioneta tipo pick-up.
Según indicó la Guardia Nacional el lunes, tres vehículos evadieron un puesto de seguridad en la zona y los agentes salieron en su busca. En un camino de terracería, la Guardia se encontró de frente con una de las camiones que no atendió el alto e “intentó embestir a los elementos”. Ellos, al ver “en riesgo inminente su integridad, accionaron sus armas para detener el vehículo”, que se paró a 50 metros de ellos.
Aunque los pasajeros intentaron escapar, todos fueron detenidos. El conductor fue puesto a disposición de la fiscalía, agrega el comunicado de la Guardia. Los 4 heridos fueron trasladados a un hospital y los otros 9 migrantes fueron “rescatados” en coordinación con el Instituto Nacional de Migración.
La fiscalía indicó que en la camioneta, además del cadáver, había un arma larga y un cargador. La Guardia Nacional no hizo mención alguna a ese detalle ni mencionó haber visto a nadie armado en la pick-up. Solo agregó que su personal, armamento y equipo estaban a disposición de la fiscalía para la investigación.
Una autoridad federal que pidió el anonimato por no estar autorizada a dar declaraciones indicó que los supervivientes estaban el lunes bajo custodia de la fiscalía al ser presuntas víctimas de un delito y que no formaban parte de la caravana.
Agregó que de los 14 integrantes del grupo 11 eran de nacionalidad cubana (entre ellos el fallecido y las personas heridas) y entre ellos había una menor nacida en Brasil. Las otras tres personas migrantes eran de Ghana, dos mujeres que viajaban con un niño.
Aunque todo apunta a que el grupo se movía al margen de la caravana, un grupo de cubanos que habló con Associated Press indicó que, no obstante, estaban intentando checar si faltaba alguno de los 50 que aproximadamente tenían contabilizados y se movían con ellos.
La caravana, de unas 4.000 personas, está conformada mayoritariamente por centroamericanos.
El Colectivo de Monitoreo de Derechos Humanos en el Sureste Mexicano, que integra a diversas ONG, pidió el lunes en un comunicado el esclarecimiento de los hechos, protección para los supervivientes “y que cese la represión para personas con necesidad de protección internacional”.
A juicio de estos colectivos, la estrategia de contención puesta en marcha por México y que ha conllevado el despliegue de decenas de miles de militares en la ruta migratoria está forzando a los migrantes a escoger rutas que los ponen en mayor riesgo y usar más a los traficantes, aunque esta opción es siempre mucho más cara.
El contingente avanzó el lunes unos 20 kilómetros desde la cabecera municipal de Mapastepec y se preparan a pernoctar en una comunidad del municipio de Pijijiapan, unos 130 kilómetros al norte de Tapachula.
Elementos de la Guardia Nacional custodiaban un hospital de esta localidad donde, al menos, está uno de los heridos. También se vio a dos agentes de la fiscalía federal que dijeron estar investigando el incidente.
El Instituto Nacional de Migración en un movimiento inusual desde el inicio del gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha ofrecido visas humanitarias a mujeres embarazadas y menores (hay en torno a un millar), respetando la unidad familiar, pero los migrantes desconfían. No quieren aceptar por miedo a ser engañados y devueltos a Tapachula y mantienen su camino hacia el norte aunque de forma muy lenta.